La experta culinaria traza una ruta gastronómica para explorar sabores sicilianos: croquetas de arroz, cannoli artesanales y recetas con berenjenas o erizos, entre callejones, claustros y trattorias discretas.

Por: María Jesús Sarca Antonio

Ani Picasso comparte sus elecciones esenciales para comer bien en Sicilia. Columnista gastronómica de esta casa editorial visitó recientemente la isla italiana, y propone cuatro paradas clave para entender —bocado a bocado— la identidad culinaria de esta región del sur.

Ballarò: el corazón del Palermo más callejero

“El mercado de Ballarò es el mercado más antiguo de Palermo. Es un mercado caótico, pero vale la pena darse una vuelta para ver sus puestos de comida callejera, conocer los productos locales y tener una inmersión en la cultura culinaria siciliana”, recomienda Ana María Picasso. En sus pasillos estrechos se mezclan aromas de embutidos, frituras, frutas frescas y especias. La escena es bulliciosa, viva, con vendedores que gritan en dialecto y turistas que se detienen a probar aceitunas o quesos. Ideal para quienes buscan probar delicias al paso mientras exploran la ciudad.

Desde los puestos callejeros del mercado más antiguo hasta dulces monásticos y trattorias familiares.

I Segreti del Chiostro

“Dentro del convento de Santa Catalina se encuentra I Segreti del Chiostro, una pastelería de dulces tradicionales sicilianos. Sirven galletas y pastelitos de nuez, almendras y pistachos”, afirma. El lugar, ubicado en el corazón del casco histórico, permite degustar estas delicias en el apacible patio del convento. Los cannoli, rellenos de ricotta combinada con chocolate, naranja, cereza o pistacho, son elaborados con recetas tradicionales y presentados de forma artesanal.

«Los cannoli son la estrella del local», valora Ani.

Arancini, los reyes del street food

“Los arancini son unas bolas de arroz empanizadas, con diferentes rellenos: ragù, funghi, mozzarella, pistachos. Vale la pena probarlas”, destaca Ana María. Estos clásicos de la comida rápida siciliana se venden en panaderías, mercados y pequeños puestos. Su crujiente exterior contrasta con un interior cremoso y sabroso, convirtiéndolos en una opción práctica y deliciosa entre recorridos turísticos.

«Los arancini son un piqueo perfecto para comer al paso», menciona Ani.

La Galleria

“Cerca a la catedral de Palermo, en un callejón encantador se encuentra la trattoria La Galleria. En esta trattoria rústica sirven, como en toda Sicilia, muchos platos de pescados y mariscos: spaghetti vongole, con bottarga, con sardinas, pulpo, etc. Por supuesto también puedes pedir la pasta alla Norma: con tomate, berenjenas y albahaca”, concluye. El local, de ambiente familiar y sin pretensiones, representa la cocina casera palermitana, con ingredientes frescos y preparaciones simples, pero memorables.

«La pasta siciliana es pura excelencia», dice Ani Picasso.

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