Probablemente es el producto turístico más espectacular que el Perú tiene que ofrecer. Surcar la inmensidad amazónica en esta embarcación de lujo le hará sentir toda la magia de esta indómita fauna mientras disfruta de las comodidades de un hotel 5 estrellas.

Por Isabel Miró Quesada

Sentada en la cubierta de un pequeño crucero llamado El Delfín, escuché los sonidos interminables de la selva amazónica. A mi lado habían dos parejas alemanas retiradas. Viajaba sola, no había querido compartir esta experiencia. A medida que el sol se extinguía en el cielo casi y las riberas de este afluente del Amazonas peruano pasaban del verde al negro, nos invitaron a embarcarnos en una de las dos lanchas de alta velocidad con las que cuenta el crucero. Nos llevaría donde el Ucayali y el Marañón se encuentran. Ahí, en esa inmensa explanada fluvial, vimos el atardecer, mientras Adonay, nuestro guía, sacaba una guitarra y se transformaba momentáneamente en cantor criollo. David, nuestro barman, que también fungía de capitán de la lancha, ahora anclada, nos ofreció una bandeja de espumantes y vinos. El momento era dulce, animado por Pinglo y las primeras estrellas. El vino blanco hizo desaparecer a los mosquitos mientras nos adentrábamos por uno de los afluentes del río para avistar las aves nocturnas.

Hace algunos años había intentado sin suerte realizar este viaje. Los cruceros de lujo a través de la región amazónica peruana son una experiencia rara y costosa. Operar un barco con esas comodidades en un área tan remota es un desafío logístico. El Delfín Amazon Cruise está conformado por una flota de tres botes. El primero, en el que estamos nosotros, cuenta con tan solo cuatro suites. Cada una de estas tiene una enorme terraza privada, una cama de dos plazas, sala, un baño más grande que el de muchos departamentos en Europa y un potente aire acondicionado. Además, dos de las suites tienen jacuzzi. La decoración es moderna, pero auténticamente amazónica.

De hecho, la mayor parte de los adornos son hechos por las tribus, a quienes se visita durante las excursiones diarias. Osos perezosos, monos y una anaconda (si bien pequeña) son algunos de los animales que encontramos en la selva. En el río, tres tipos de delfines, incluyendo el conocido delfín rosado, que solo se encuentran en estas selvas; y manatíes de agua dulce, prehistóricas criaturas amigables que solo comen vegetales y no tienen dientes. Todos ellos buscarán jugar con uno si es que le detectan surcando los afluentes en kayak o paddle, los cuales se pueden usar sin ningún costo adicional. La barra también es generosa. Los vinos y cocteles más clásicos están incluidos dentro del tour. Pero llama la atención el nivel de la cocina. No hubiera podido anticipar que, en condiciones aparentemente tan acotadas, se puedan crear platillos dignos de cualquier restaurante de lujo de una gran ciudad peruana.

Foto: Rodrigo Rodrich // Delfin Amazon Cruises

Aproveche que es temporada baja para hacer su reserva para cuando hayan acabado las épocas de lluvia –marzo, abril-, pues suele haber lista de espera para un cupo en El Delfín I. En mi opinión el más romántico de los tres. El tercero es el más alegre y social, pues alberga a más gente. Empaque un traje de baño (¡como no bañarse en el río!) y muchos libros, pues no hay WiFi en estas zonas: está por adentrarse en uno de los pocos lugares en el mundo que aún no han sido tocados por la civilización. Y eso, hoy, es el lujo más grande de todos. 

REPORTAJE PUBLICADO ORIGINALMENTE EN COSAS LUJO 9