Lima es más que enormes edificios y cielo gris. A unas horas de la capital, se pueden contemplar verdes campiñas y lagunas que reflejan picos nevados. Si estás planeando tu próximo escape para este feriado largo, te mostramos cuatro destinos a los que puedes llegar en tu propio auto.
1. San Mateo
Ubicado a 111 km al este de Lima, en la provincia de Huarochirí, San Mateo es un destino idóneo para los aventureros. En este punto empiezan rutas de trekking de gran exigencia (sobre los 4000 m.s.n.m.), por lo que se recomienda pernoctar y abastecerse con provisiones antes de salir. El pueblo tiene entre sus atractivos un mirador desde donde se aprecian increíbles nevados y, en el desvío a Río Blanco (a 20 minutos de San Mateo), son muy populares las piscigranjas y los restaurantes donde el viajero encontrará diversos platillos a base de trucha. Aquí también se emprende el recorrido hacia la laguna Rapagna (4550 m.s.n.m.).
Son seis kilómetros de marcha que se inician en la quebrada de Copa e incluyen senderos de bosque andino y vistosas montañas, como la Uña de Gato. Pero, si de elevaciones se trata, la más famosa en estos lares es Yuracochas, conocida como la “Montaña arcoíris” o el “Vinicunca limeño”. El paisaje invita a todo amante de la adrenalina a escalar las grandes paredes de piedra caliza, que logran alcanzar los 80 metros de altura. Cerca de este lugar, compite en belleza la represa de Yuracmayo, una laguna en cuyos alrededores descansan gansos andinos, vicuñas y huallatas. Perfecto para todo aquel que disfruta de la naturaleza.
¿Cómo llegar? Dirigirse por la Carretera Central hasta el distrito de Chosica. A la altura del kilómetro 36, tomar el camino de ingreso a la provincia de Huarochirí, atravesando los distritos de San Bartolomé, San Jerónimo de Surco y Matucana. Si partes en un día sin mucho tráfico, se puede llegar en tres horas.
2. San Jerónimo de Surco
A dos horas y media de Lima, en la provincia de Huarochirí, se encuentra otra de las rutas más populares de trekking. La travesía comienza en el caserío de Songos (kilómetro 63 de la Carretera Central). Pagando S/3 se puede ingresar y transitar por un sendero señalizado hacia las cataratas Pascana, Del Amor y Trenza de la Abuela, destino ideal para la práctica de rappel. Continuando la caminata, se llega a las cascadas de Songos, una peculiar caída de diez metros de altura en la que el agua discurre a través de piedras lisas que forman un tobogán natural. Deslizarse por él es una obligación.
Ya en tierra firme, amerita un paseo por la plaza de San Jerónimo de Surco y el sitio arqueológico de Huanano. Pero, si lo que quieres es conectar con la naturaleza, el bosque de Zárate te espera. Ubicado entre los distritos de San Bartolomé y Tupicocha, se halla el último paraíso verde de la provincia de Huarochirí, con montañas cubiertas de vegetación y quebradas de agua cristalina. En toda su majestuosidad, se puede contemplar un milenario refugio de especies como el cactus gigantón, quinual, espino, quishara y el chachacomo, además de animales como el gato montés, vicuñas, comadrejas, zorrillos y vizcachas.
¿Cómo llegar? Ir por la Carretera Central hasta el kilómetro 67. Allí se encuentra la entrada al pueblo. En el trayecto se pasa por el peaje de Corcona.
3. Canta
Su clima templado, campiña, ruinas arqueológicas, lagunas y nevados convierten a Canta en un destino tentador para todo aquel que busca desconectarse del bullicio de la capital. Lo mejor de todo es que se encuentra a solo 105 km al este de Lima. En el camino es posible hacer una parada en Santa Rosa de Quives y visitar la ermita de piedra donde vivió Santa Rosa de Lima y el mirador natural de Leticia, que brinda una vista panorámica del valle. Sus alrededores, además, son ideales para pasear a caballo y hacer trekking.
Una vez en Canta, el visitante puede caminar por la plaza y sus pintorescas calles, así como degustar su exquisita oferta gastronómica, que tiene a la pachamanca y la trucha frita como platos principales. Quienes buscan aventura, deben ir al pueblo vecino de Obrajillo, a tres kilómetros de distancia. Cuenta con una plaza central e iglesia, así como espacios acondicionados para acampar en la margen del río Chillón. Aquí se encuentran también los restos arqueológicos de Cantamarca, una ciudadela preincaica construida en piedra sobre la cresta escarpada de un cerro aledaño, a 3660 m.s.n.m., y la laguna Chuchún, famosa por sus aguas verde esmeralda y la vista que ofrece de las puntas nevadas de la cordillera La Viuda.
¿Cómo llegar? Se debe tomar la Panamericana Norte con dirección a la avenida Universitaria y salir por Carabayllo hacia la ruta que encamina al noreste. El recorrido toma en promedio de tres a cuatro horas.
4. Azpitia
A 91 kilómetros al sur de Lima, se halla San Vicente de Azpitia, conocido también como el “Balcón del cielo”, debido al espectacular paisaje del valle del río Mala que se observa desde su mirador. Además de su campiña donde crecen frutas como manzanas, lúcumas y pacaes, este pueblo es reconocido por su gastronomía. En los restaurantes campestres se sirven platos típicos, entre los que destacan el picante azpitiano y la sopa seca con carapulcra, así como potajes a base de camarones, cuy y pato.
Luego del almuerzo, se pueden recorrer las bodegas de pisco y vino, ubicadas en el poblado aledaño de Santa Cruz de Flores. Las actividades al aire libre incluyen la práctica de ciclismo de montaña, trekking, excursiones a caballo y paseos en cuatrimotos.
La travesía sureña no termina ahí. En el kilómetro 67 de la Panamericana Sur, pasando Chilca, se encuentran tres pozas de salinas –La Milagrosa, La Mellicera y La Encantada–, cuyas aguas tienen fama de poseer propiedades curativas. Y, para quienes disfrutan de la arqueología, a 20 kilómetros al este de Mala se pueden observar los petroglifos de Retama y Cochineros, vestigios que, de acuerdo con algunos estudios especializados, datan del año 1000 a.C. y muestran la vida del hombre de la costa en aquella época.
¿Cómo llegar? Recorrer la Panamericana Sur hasta el kilómetro 80, a la altura de la playa León Dormido. Tomar el desvío hacia el pueblo de San Antonio, el mismo que conduce hasta el distrito de Santa Cruz de Flores. Continuar el camino de trocha hasta llegar a San Vicente de Azpitia.