Aristóteles Onassis adquirió la embarcación a mediados de los años cincuenta e invirtió cuatro millones de dólares en restaurarla. Christina O, llamado así en honor a su única hija, es uno de los yates más emblemáticos del mundo.
Tras una importante renovación, el yate en el que el magnate griego y Jackie Kennedy Onassis celebraron su boda en 1968 está al alcance de cualquiera que quiera pasar un verano de lujo. La antigua fragata canadiense perteneció a la acaudalada familia de origen griego durante décadas, después de que el empresario naviero la comprara en 1954.
Pero la historia de la nave antes de convertirse en la más lujosa del mundo va más allá e incluye pasajes heróicos, como su participación en el desembarco de Normandía, conocido como el Día D. Construida en 1943 como fragata de la clase river por el prestigioso astillero canadiense Vickers, en principio se denominó Stormont. ¿Su función? Escoltar convoyes marítimos durante la Segunda Guerra Mundial. Tras el conflicto bélico, el buque fue uno de los muchos excedentes militares que se subastaron.
Glamour de antaño
En el Christina O se vivieron los romances más sonados de la edad de oro del cine. En su cubierta han tomado el sol estrellas de Hollywood como Grace Kelly, Elizabeth Taylor, Richard Burton, Marilyn Monroe, Greta Garbo y Frank Sinatra. Además de personalidades como Sir Winston Churchill, Eva Duarte de Perón y la soprano Maria Callas.
Entre los años cincuenta y setenta, los hombres más poderosos y ricos del globo disfrutaron una vida informal agasajados por el célebre armador. Se dice que rápidamente, el yate se convirtió en el hogar principal del magnate. Desde que empezó a utilizarlo, sus propiedades en tierra —entre ellas su isla privada Skorpios, sus departamentos en Mónaco y París, y su residencia en Nueva York— pasaron a un segundo plano.
Como todo amante del mar, Onassis se sentía en su ambiente natural a bordo de la embarcación. Athina Livanos, su primera esposa, llegó a decir que tal era su afecto hacia el barco que, cualquier mínimo daño que sufriera, aunque fuera una mancha en la tapicería, conllevaba al despido inmediato del responsable.
No obstante, el brillo naval se fue apagando a medida que su propietario envejeció. Tras su muerte, en 1975, su hija heredó el Christina O y poco después lo cedió al gobierno griego para que fuese usado como yate presidencial bajo el nombre de Argo. Más tarde, en 2001, J.P. Papanicolau hizo una oferta al estado, y el yate retornó a manos privadas.
El barco entró en astillero unos días después de su venta y durante quince meses fue sometido a una reforma integral. La remodelación —que incluyó la restitución del nombre que lo catapultó a la fama— dotó al yate tecnología de vanguardia, pero siempre respetando su esencia clásica.
El precio de la leyenda
Si bien no es la embarcación más grande del mar, la de Onassis continúa siendo una de las más llamativas, con sus 99 metros de eslora. Actualmente, tiene capacidad para navegar con hasta 157 pasajeros a bordo, más los 38 miembros de la tripulación.
El coloso marino divide sus interiores en diecisiete lujosas suites recién remodeladas. Cada una, además, tiene capacidad para albergar cómodamente a 34 huéspedes. Por otro lado, cuenta innumerables lujos, como enormes salones cubiertos y decorados con fotografías familiares, terrazas, jacuzzi, gimnasio, comedores, salón de belleza y spa con dos fisioterapeutas a tiempo completo, cine, una piscina que por la noche se transforma en una pista de baile, y demás espacios de entretenimiento y bienestar.
La compañía Morley Yachts es la responsable de gestionar el yate, que está anclado en Mónaco y disponible por la suma de US$ 100 mil al día durante la temporada baja. Un paquete promedio se cierra en alrededor de US$ 528 mil. ¡Ahoy!
Fotos: Morley Yachts