Los padres con hijos chicos saben que la cuarentena no son vacaciones, sino un periodo que implica una ansiedad que se incrementa cuando hay niños en casa. Mantenerlos entretenidos, preocuparnos por la salud, cumplir con el “teletrabajo” y no perder de vista la propia tranquilidad: esos son los retos de los padres frente al coronavirus, y el pediatra Roberto Somocurcio nos da sus recomendaciones.
Por Roberto Somocurcio, pediatra y autor del libro «Mamá, mándalos a volar».
En los últimos días, nuestra vida como padres ha dado un giro de 180°. Hemos pasado de la rutina diaria del trabajo y los fines de semana en casa, con agenda llena de actividades, a trabajar desde el hogar. Además, a ocuparnos de los quehaceres, continuar con la crianza de nuestros hijos y enfrentar el miedo que genera esta pandemia del coronavirus, sobretodo cuando tienes niños. ¡Y es que no son vacaciones, sino que estamos en cuarentena!
Para los que tenemos hijos, estos días en casa serán una prueba a nuestro ingenio y tolerancia, que doy por hecho serán superados con el amor como combustible. A todo ellos se suma el deber de cuidar a nuestros hijos, a nuestros otros seres queridos y a nosotros mismos, con el fin de evitar contagiarnos o contagiar a los demás.
Día a día nos bombardean de información por doquier. Las autoridades, las redes sociales y las cadenas por mensajes de texto nos atiborran de normas, conceptos y consejos. ¿Cuáles son realmente los adecuados para cuidar a nuestros hijos?
Además de las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría para mantener a nuestra familia sana (lavarnos las manos, taparnos las caras al toser o estornudar, desinfectar los peluches, y otros tips) debemos cumplir las normas que dictan nuestras autoridades. Al hacerlo, no sólo protegemos a nuestros hijos, sino que estamos enseñándoles a ser solidarios y empáticos, a tener adecuadas normas de higiene, y fomentamos el orden y la limpieza como piezas claves de su desarrollo. Pero además de eso, ¿qué actividades podemos hacer en casa?
Paciencia y creatividad
Las actividades deben planearse de acuerdo con la edad del niño. Quizás los más pequeños (menores de 2 años) sientan menos el aislamiento y disfruten de actividades simples como gatear y caminar por la casa, así como de instrumentos musicales y canciones. Los preescolares tienen más energía, pueden gastarla haciendo concursos de baile, dibujando y pintando, haciendo burbujas, guerra de almohadas, o jugando a los disfraces. Hasta colocar papeles sobre el piso, para armar un circuito de obstáculos, es divertido.
Usemos material reciclado, para que ellos además aprendan a cuidar el planeta: no saben lo divertido que puede ser armar un cohete o un túnel con tubos de rollo de papel higiénico. También pueden ayudar con las actividades de limpieza y orden de la casa, siempre teniendo en cuenta la seguridad, ante todo.
Los más grandes puede divertirse leyendo cuentos, haciendo juegos de equilibrio, de ingenio o los infaltables juegos de mesa. Pueden armar rompecabezas, o jugar al cine donde los pequeños participan recortando y pintando papel para hacer las entradas y los más grandes, ayudando a preparar el popcorn. Así todos disfrutamos de una película.
Los juegos clásicos -la charada, las adivinanzas, saltar a la liga o a la soga-, se han vuelto nuestros mejores aliados.
A muchos chicos les han dejado tareas, y otros las tienen por Internet. Sería bueno establecer un horario para mantener el equilibrio y la rutina. La televisión, las pantallas y los videojuegos, que los pediatras tanto criticamos, pueden permitirse en este contexto, tratando de medir los tiempos. Ante situaciones excepcionales, se requieren medidas excepcionales. No más de tres horas al día.
Tiempo en familia
Querido padres, como pueden leer, existen maneras divertidas de pasar el tiempo (no solo para nuestros hijos, sino también para nosotros); la diversión permitirá que el miedo se disipe y nos dará oportunidades para explicarle a nuestros hijos, en términos simples y claros, qué es el coronavirus. Esta cuarentena nos regala tiempo en familia, tan necesario a veces, y nos servirá (a todos) para aprender conductas de buena alimentación e higiene.
Veamos este momento de crisis como una oportunidad de volver a nuestro núcleo familiar, de permitir que una conversación, una comida, un juego o un momento en silencio, sirvan para conectarnos y unirnos. Una oportunidad que nos permita entender que somos un punto en el universo y que la vida es primero y todo lo demás, accesorio.