Hice match en un dating App, con un un chico que justamente se iba de viaje por un par de semanas. Durante ese tiempo hablamos por teléfono varias veces, y él estaba super pendiente, escribiéndome por WhatsApp mañana, tarde y noche.  Cuando lo conocí en persona me sentí instantáneamente atraída por él y con el pasar de los días este feeling se intensificó aún más: él me bombardeaba de amor diciéndome lo intensa que era nuestra química y yo estaba totalmente enganchada. Pero, tan solo tres semanas después de habernos visto cara a cara, y de este flirteo tan apasionado, me escribió un mensaje de texto diciendo que no estaba listo para una relación, que seguía pensando en su ex y que era mejor que dejáramos de vernos. Tengo el corazón hecho pedazos y ha sido inclusive más doloroso que el final de mis dos relaciones más  duraderas. Lo que más me ha asustado es lo rápido que me enamoré de este hombre que claramente no iba en serio conmigo  y no se si volveré a sentirme tan atraída alguien que realmente quiere estar conmigo.

Por Cecilia de Orbegoso 

Bueno, te cuento que con fines estadísticos, investigativos y, sobre todo, recreativos, les pido constantemente tanto a mis amigas como amigos que me comenten sus últimas anécdotas amorosas. Aunque ha mejorado un poco la cosa desde que podemos socializar libremente otra vez, no puedo evitar notar que la mayoría de esas historias y sus agonías tienden a presentar su punto de incepción en el campo de la tecnología: léase los dating Apps. (No lo podemos negar, hoy por hoy, queda más que claro que tanto Tinder como su familia extendida se han convertido en la panacea de la soledad)

Debo confesar que, por más que he tratado de sumergirme en las turbias aguas del flirteo virtual, nunca me terminé de enganchar y conocí a mi novio a la antigua: en la barra de un bar. Mis amigas, por el contrario, que descargan las Apps, las borran, las pausan, las cambian por otras y luego las reinstalan (como si su suerte en el dating podría regirse bajos los criterios de una especie de Fengshui digital), de lo más colaboradoras, me mantienen al tanto de todos los pormenores de este ecosistema tan cambiante.

Déjame decirte que sus historias y la tuya tienen bastante en común. Y es que este modus operandi de algunos muchachos (y seguro que muchachas también), parece haberse vuelto tendencia: un acercamiento agresivo, actos de presencia constantes y, después de atolondrar con un floro barato, una sigilosa retirada por la puerta de atrás.

Por ello, no me sorprendo cuando escucho a una de mis amigas contarme: “Todo empezó de lo más normal, con un intercambio de información básica. Sin embargo, no habíamos llegado ni al día tres y ya me estaba preguntado si creía que nuestros hijos tendrían ojos negros como los míos o celestes como los de él”. Yo, que ya conozco bien a mi manada, se que el cerebro de mi amiga se encuentra en una disyuntiva entre un lado izquierdo objetivo diciendo: sácate a este “florero” del camino y un romántico lado derecho que le susurra: Esta sería una historia digna de una película rom-com, ¿Será este el elegido?

En la era digital, las aplicaciones de citas nos ofrecen oportunidades emocionantes para conocer a personas interesantes y potencialmente encontrar el amor. Sin embargo, también nos presentan desafíos únicos, como la rapidez con la que los sentimientos pueden intensificarse y la incertidumbre que rodea a las conexiones virtuales.

Y es que no vamos a negar lo bien que se siente un flirteo intenso y rápido que nos emborracha de romance y pone a la racionalidad totalmente a un lado. Luego por supuesto, eso tan temido sucede: algo se siente raro, la comunicación se pone lenta, él se muestra más esquivo, y sin que nos demos cuenta, está completamente desaparecido. ¡Ayyyy que fea resaca!

Esto lo veía muchísimo también en los tiempos de pandemia. Pero ahí, el tramo inicial de este comportamiento de distribución anormal y para nada uniforme en el campo de las citas ya tenía asignado un nombre: Apocalypsing, y tal como lo sugiere su nombre, hace alusión a que el final está cerca y que, subconscientemente, uno buscaba a toda costa evitar pasar semejante cataclismo a solas.

No sabría decirte si los galanes de mis amigas así como el tuyo han sido fieles exponentes de este supuesto mindset coyuntural, o simplemente nos encontramos frente a un floro nuevo pregonado por la fauna de siempre. Así como no sabría decir si ellas estaban teniendo una mala suerte en el flirteo virtual, o simplemente se están dando cara a cara con la cruda e ingrata dinámica bajo la que se rigen los datings Apps. Pero lo que generalmente les digo es:

“¡Hold your horses, querida! Aún hay mucho camino por recorrer y muchas dating Apps por descargar”

Tranquila, no eres tú, somos todos! y es que he perdido la cuenta de las amigas que han llegado a la conclusión de que esta -ya no tan nueva- normalidad requiere no solo creatividad e ingenio al momento de buscar pareja, sino más bien sangre fría, ya que el proceso de «prueba y error» a veces pareciera ser tan infinito como agotador. Todas nos hemos preguntado en algún momento ¿Dónde está la delgada línea en la que el dating pasa de ser una actividad casual, divertida e incluso alegre, a un deporte de alto riesgo que nos tiene al vilo de la ansiedad

Pareciera que no hay antídoto para este virus, aún completamente vacunadas, vinimos por lana y salimos trasquiladas. Y es que la única regla que se puede seguir es que la seducción y la idealización son tan efímeras como etéreas, y por más que hayas tenido un date espectacular es inútil tratar de pronosticar si habrá un follow up.

Ni modo: ¡Es lo que hay! Habrá que aceptar que nos vamos a seguir cruzando con una fauna enorme que incluye lenguado, merluza, bagre y, por qué no, uno que otro pejesapo. Por lo que lo más inteligente que podemos hacer es pasarnos el trago amargo, volver a tirar la red, esperar a que cambie la marea y disfrutar del proceso de pesca.

Aprende de esta experiencia, sigue adelante con la cabeza en alto y recuerda que el amor verdadero llegará cuando menos lo esperes. Mientras tanto, mantén esa chispa encendida en tu relación contigo misma. Continúa explorando, creciendo y siendo la maravillosa persona que eres. Y, quién sabe, tal vez en tu próximo capítulo encuentres a alguien que esté igualmente emocionado por estar contigo como tú lo estás por estar con él.

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