Estoy felizmente casada con un hombre maravilloso, todo el mundo me dice lo afortunada que soy de tener a esta persona especial en mi vida durante tanto tiempo, pero no puedo soltar mi pasado. Hace muchos años, estaba obsesionada con un hombre que fue mi primer amor y que claramente no estaba interesado en mí. Nos reconectamos hace unos años en un grupo de WhatsApp en común y es como si yo estuviera de vuelta en el punto de partida: después de todos estos años, siento lo mismo que sentía en ese entonces. A pesar de haber escrito excesivamente en el chat grupal, él no me ha respondido en más de un año. Pero no puedo dejar de pensar en él y hasta me provoca mandarle un mensaje directamente. Me siento tan culpable y mal porque esto no me llevará a ninguna parte, pero me estoy volviendo loca. ¿Tienes algún remedio? 

Por Cecilia de Orbegoso

Se dice que la gente, al comer, se acuerda de lo primero y de lo último que prueba. No sabría decir si tú tienes ese recuerdo todavía de la primera vez que probaste el dulce fruto del amor, más si me haces acordar al meme de un bebé probando por primera vez un ácido limón.

Ay, el primer amor… esa primera experiencia donde conociste a una persona que creíste ilusamente que tenía todo lo que estabas buscando. Como diría la canción: una trampa, una simple fantasía. Pero no estaría nada mal preguntarse a uno mismo: ¿qué experiencia fue realmente esa? Ese recuerdo que todavía uno tiene guardado de esa adrenalina de hace muchísimos años, la confundimos fácilmente con el primer amor. Y déjame decirte, habrán pasado probablemente 15 años, pero esta adrenalina aún nos sigue engañando. Y es que, cuando se trata del deseo, la percepción más que la realidad es, con frecuencia, lo que alimenta la llama. 

Es lo que ese hombre puede representar para ti, como tú imaginas que es, y lo que tú proyectas en torno a él, lo que hace realmente aún más difícil diferenciar entre nuestra propia creación y la realidad de quién es realmente ese galán. Por ello, creo que es super importante que te centres en hechos objetivos sobre cuál es el rol de ese sujeto en tu vida versus la historia que has creado en tu cabeza.

Rara vez el primer amor es el más grande, o el más trascendente. Por el contrario, no tenemos ni idea de quienes somos cuando somos tan jóvenes, ni mucho menos lo que buscamos en una pareja. 

Por otro lado, en la juventud, el deseo, y lujuria pueden llegar a ser abrumadores, mientras que un corazón roto puede sentirse como el fin del mundo. A ver, a cuántas adolescentes habremos escuchado decir: “nunca voy a encontrar a nadie que me quiera como él, se acabó para mi el amor, mi último barco zarpó”. Imagínate lo que le diría hoy a mi yo de hace 20 años: “Ayyy… si supieras querida…si supieras, lo bueno apenas empieza”.

Si te recomiendo que cortes de raíz para obtener claridad. Si no puedes abandonar el chat de Whatsapp en común, por lo menos siléncialo. Obviamente está de más decir, no le vayas a mandar ningún mensaje y no lo espies en redes sociales. Vas a tener que poner bastante esfuerzo de tu parte ya que sentirás que es el equivalente a hacer el detox de alguna droga. Pero, ni modo, es bien conocido que no es nada fácil poder controlar a una hormona golosa.  

Finalmente, date un tiempo y espacio para reflexionar sobre lo que realmente estás buscando cada vez que te sumerges en esta fantasía. ¿Te proporciona alivio o escape? ¿Es una sensación de emoción? ¿Romance? ¿La promesa de nuevas aventuras por delante? Porque estas son cosas que se pueden lograr de otras maneras sin abandonar una relación feliz y funcional en la que compartes una historia sólida y un futuro seguro. Y ya con una perspectiva clara de lo que es amar así, bonito y ya de una manera un poquito más real y más madura, puedes volver a ver a tu primer amor, mirarlo con gratitud y soltarlo sin miedo.

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