Conocí en mi maestría a una chica que tiene todo lo que estaba buscando físicamente y de personalidad también. Nunca he tenido tanta química con alguien como la tengo con ella. La invité a salir y hemos tenido varias citas y encuentros por los últimos tres meses, pero cuando traté de plantearle la idea de ser novios, me dijo que por ahora sería mejor no involucrarnos en nada serio y ser simplemente “amigos con derechos”. No quiero dejar de verla, pero tampoco quiero meterme en una situación donde termine sufriendo. ¿Crees que un acuerdo de “amigos con derecho” realmente puede funcionar?

Por Cecilia de Orbegoso

Las relaciones en general son complicadas y lo único que las diferencia es el nivel de intimidad, confianza y prioridad, o la falta de ellas. A lo largo de nuestra vida, nos vamos a involucrar en muchísimas de estas, ya sea con amigos, familia, colegas y, cómo no, con amantes (esta última incluye al “amigo con beneficios” o “f*ck buddy” que merece una mención especial). 

Una relación casual entre dos personas que tienen sexo juntos habitualmente pero no se implican en una relación más profunda vendría a ser una definición bastante acertada de lo que significa “amigos con beneficios”. Aquí, no existe dependencia emocional, compromiso alguno y mucho menos expectativa de llegar a nada. A calzón quitado: es alguien con quien estás solamente por la caricia, por la aventura y por la adrenalina de lo prohibido, donde, a mi parecer, la palabra “amigos” está de adorno. ¡El amigo sale sobrando, y no tiene nada de malo!

Para llegar a ser “amigos con beneficios” normalmente hay varios tipos de migraciones. Una muy común es los “amigos” que se conocieron en la disco, se dieron la besanga y ese primer ligue marcó la pauta de cómo iban a ser los siguientes encuentros. Luego está el desliz con el amigo existente, y a partir de ese momento, podría decirse, se incluye una “actividad más” a la amistad. Y finalmente está ese caso (el más improbable según yo) de: “Me gustas, te gusto, no quieres novio, yo tampoco”.  (Dice la leyenda urbana, que esta última fórmula es la única que funciona).

Por mi lado, yo soy bastante escéptica, y es que en una relación de “amigos con derechos” generalmente se manifiesta un desbalance de interés. Siempre habrá alguien que quiera más, ya sea verse más seguido, celar, controlar y hasta revisar el celular. Como no quiere la cosa, esta relación se termina volviendo tóxica. 

En tu caso, te diré: “Cuidado en lo que te estás metiendo”. Porque sí, el que juega con fuego, se quema. Si aceptas ser amigo con beneficios, asegúrate de que esto sea realmente lo que deseas, más no pienses que es una forma de hacer que la otra persona se enamore de ti. Trata de analizar bien de donde proviene la conexión que dices tener con ella, ya que cuando hay sexo de por medio, se vuelve dificil descifrar si la atracción es tan solo fisica, o realmente va más alla. Y déjame decirte que cuando alguien confunde la caricia con el sentimiento, inmediatamente explota la bomba de los amigos con derechos.

A fin de cuentas, meterte en este juego es como comer un algodón de azúcar: sabe rico, pero no te llena nada, y si decides aceptar la condición de amigos con beneficios, ten en cuenta que por muy emocionante y espontáneo que pueda parecer, sin acuerdos claros normalmente no acaba bien. Recuerda: Aquel que maneja las cosas de manera astuta es quien finalmente termina comiendo la mejor fruta.

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