El fenómeno de la manifestación se ha vuelto extremadamente popular en los últimos años, pues cada vez más personas han descubierto el poder de la mente para cambiar nuestra realidad. Pero, ¿cómo funciona el cambio de nuestros pensamientos en el camino a diseñar la vida de nuestros sueños? No hay fórmula mágica, solo mucha introspección.
Por Fiorella Fuentes
Hace poco lancé mi primer libro llamado “De esta y otra vidas”. Es un libro fácil de leer en el que introduzco al lector de manera fácil a la espiritualidad, la mente subconsciente y las vidas pasadas con historias reales de mis clientes. Más allá de las extraordinarias historias que el libro contiene, todas ellas tienen una cosa en común: los protagonistas son personas que cambiaron activamente su realidad. ¿Cómo es eso? Pues alguien que tenía fobia a volar en aviones y ataques de pánico cuando eso sucedía dejó de tenerlos, alguien que no lograba salir embarazada con ningún método lo logró y otras tantas personas sanaron vínculos importantes con su madre o padre. ¿Qué pastilla mágica hizo el milagro? La mente.
Estas personas llegaron a consulta conmigo creyendo una cosa y salieron creyéndose otra. Llegaron con un niño interior que interpretaba las cosas de determinada manera y salieron comprendiendo que ya podían soltar aquella creencia a la que se había aferrado tantos años.
Bien dicen que lo que creemos, creamos. Y es así. Si en mi entorno familiar crecí con violencia, viendo a mis padres discutir, es muy probable que no conozca otra forma de relacionarme con las personas. Por lo tanto, puedo terminar atrayendo a una persona violenta como pareja a mi vida e incluso llegar a normalizar el dolor que me ocasiona. Puedo normalizar vivir en ambientes conflictivos porque en mi percepción de la realidad eso es “normal”.
Y la gran pregunta es ¿Qué puedo hacer al respecto? ¿Cómo transformo estas creencias obsoletas? ¿Cómo cambio los patrones de conducta que ya no me sirven? ¿Cómo sano heridas de infancia? Lo primero es comprender todo lo que la mente subconsciente ha cargado estos años, pedir ayuda y hacer la terapia correspondiente.
Lo segundo es manifestar. Verás… debes preguntarte ¿Y entonces ahora qué? ¿Qué es lo que quiero vivir? ¿Cómo lo quiero vivir? ¿Qué emociones deseo experimentar en mi vida? ¿Qué energía quiero contagiar? ¿Cómo deseo ser tratada? Y debes tomarte el tiempo en explayarte en cada una de estas respuestas. Debe haber una intención clara en tu manifestación combinada con una emoción elevada. La intención clara te permite saber exactamente lo que deseas experimentar en tu vida mientras que la emoción elevada te permite sentir lo que sentirías si así fuera.
Ponte a pensar en esto: cuando vamos a terapia convencional nos la pasamos horas hablando de lo que no nos gusta de nuestra vida. Los traumas que tenemos, las heridas que cargamos, las quejas, el dolor, entre otras cosas. Todo este Talk therapy es muy necesario, pero hasta cierto punto. Lo que realmente necesitamos es resolver. Ir a la causa raíz. Comprender lo que no sabemos que sabemos (lo que está en nuestro subconsciente) y luego comprender qué es lo que realmente queremos (manifestar y crear un mapa de sueños de nuestra vida).
Ser capaces de tomar las riendas de nuestra vida y decidir manifestar algo distinto de lo que existe hoy (y saber que es posible) es un gran paso en nuestro camino de sanación. ¿Te atreves a probarlo?
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