Ubicado estratégicamente entre Miraflores, San Isidro y Surco, este distrito limeño ha sabido conservar su esencia popular mientras se adapta a los cambios de una ciudad en constante crecimiento
Por: Luis Martín Alzamora
El distrito de Surquillo, aunque pequeño en extensión, es grande en historia, cultura y, sobre todo, en sabor. Hoy, Surquillo es conocido no solo por sus mercados tradicionales, sino también por su vibrante escena gastronómica que atrae a locales y turistas por igual.
A lo largo de los años, el distrito fue desarrollándose, primero como un barrio de clase trabajadora y luego como un lugar de encuentro para diversas culturas y tradiciones culinarias. Esta mezcla ha dado lugar a una rica oferta gastronómica que se refleja en cada esquina del distrito.
Una pequeña ruta por algunos lugares importantes
Imposible hablar de Surquillo y no mencionar a La Picantería. Fue hace más de diez años que Héctor Solís apostó por una céntrica esquina en Santa Rosa. Mesas largas, para compartir, pescados del día, frescos, y para comprar al peso y pedirlo en diferentes preparaciones, la gran mayoría con influencia norteña. La idea es que todo vaya al medio y que la felicidad sea compartida. Sin duda, el éxito de este lugar ayudó muchísimo al desarrollo gastronómico que hoy vemos en el distrito.
Casi al frente, en una casa azul, encontramos a La P’tite France, una panadería de estilo francés que desde 2015 viene ofreciendo una muy interesante oferta de panes, sánguches, café y pastelería. Su croissant y pain au chocolat son de los mejores de la ciudad. Ahora la lista de productos es enorme, y desde ahí atienden a muchos locales en todo Lima.
En el radio de una cuadra se ubica Cumpa, una taberna criolla con mucha influencia norteña. Renzo Miñán, el dueño y cocinero, lleva todos los sabores de su infancia a una carta cercana y sencilla pero muy bien lograda. Platos con mucho sabor y gran ambiente han hecho que sea uno de los locales más visitados de la zona. Tan abrumador ha sido el éxito que nació Cumpita, el hermano menor, con una propuesta de porciones más chicas y pizarra con la propuesta del día en vez de carta.
Muy próxima a cumplir su primer año en la zona, La Capitana ya está posicionada como un referente en Surquillo, con un espacio pequeño que han sabido aprovechar al máximo. La carta va cambiando constantemente según la estación, las vedas o lo mejor que encuentren en el día. Platos sabrosos, porciones generosas y una coctelería bien pensada. Su sánguche de chicharrón de calamar es sublime, y el chaufa de pescado con tortilla de langostinos es una obra de arte. Al igual que otros locales, se llena rápido, así que recomendamos ir temprano.
En Surquillo todo es caminable, y unas cuadras más allá, frente al mercado Número 1, podemos encontrar a La Fiorentina, una gelatería fundada por una pareja que desde 2010 ha sabido llegar al corazón de quien la visita. Cuenta con una extensa lista de sabores, que fácilmente pasa los cincuenta, encontrando algunos muy originales, como el gelato de pisco sour o el de ají amarillo. Algo muy curioso es que todos los años cierran durante los meses de julio y agosto, escapando del crudo invierno limeño.
Para los que buscan algo más atrevido, está Piedra Lima. Como lo describe Sebastián, su fundador, Piedra puede llamarse un omakase vuelto cebichería, o una cebichería vuelta omakase. Un lugar donde no hay carta –nunca lo hubo– y que se rige dentro de lo mejor que ofrezca el mar ese día. La idea es experimentar y variar todos los días, para que el cliente pueda volver y encontrar platos diferentes, o una evolución de los que ya probó antes. Nos comenta que en este año que llevan abiertos han desarrollado más de veinticinco tipos de leche de tigre, y continúan investigando.
En una zona ocupada por talleres, a la vuelta del conocido Barrio Médico, está Barra Sullorqui, un gran lugar que puede catalogarse como una cebichería clásica, de esas que cada vez encontramos menos, sin pretensiones ni ganas de buscar la sinrazón. Platos de toda la vida, correctamente ejecutados. Esta esquina se llena diariamente de locales y más que nada gente del barrio, y es un tesoro que conservan. Su sánguche de pejerrey es extraordinario, con la fritura en su punto, tártara casera y pan fresco. El sudado de pesca entera es emocionante. Sin duda, es un lugar clásico al que uno recurre para buscar sabores de siempre.
A partir de las 5:30, cuando el día va terminando, de lunes a sábado se prenden los carbones de Anticuchos Bran, de Brandon Altamirano, anticuchero nato que con solo 22 años logró ganar el programa concurso que llevó a cabo el celebre Gastón Acurio. La porción es enorme, con trozos de corazón que salen en la cocción exacta que pide el comensal. La carta ha crecido un poco, y puede ofrecer algunos extras, como anticuchos de cerdo o costillas. También jugar con todo y pedir los combinados. Sin duda, una de las mejores anticucherías de la ciudad.
Y no podíamos cerrar la nota sin hablar de los mercados, siendo tan concurridos por clientes nacionales e internacionales. La gran mayoría de cocineros del mundo que llegan a Lima pasan por el Mercado Número 1, cuya ubicación estratégica y variedad de productos lo hacen un punto perfecto para conocer más sobre nuestra biodiversidad y productos autoctónos. Además, cada mercado tiene sus caletas, y en el emblemático N1 nació el
famosísimo Cevichano, un puesto que ofrecía cebiches y algunas platos más, aprovechando que eran una de las pescaderías del mercado. Tal fue el éxito del lugar que se mudaron a un local más grande a un par de cuadras, pero con la misma tradición y legado. Ahora, dentro del mercado podemos encontrar a César, en un formato similiar. Al otro lado de la Av. Angamos podemos encontrar el Mercado Número 2, casa del celebre huarique La Huerta Chinén, que fue uno de los protagonistas de la afamada serie “Street Food Latinoamérica”, de Netflix. En este local, Angélica Chinén ofrece, hace más de cuarenta años, comida casera tradicional limeña en un formato tipo menú. Un lugar que sin duda vale la pena conocer y probar.
Surquillo es un distrito en constante evolución, y su oferta gastronómica no es la excepción. Con la llegada de nuevos y talentosos chefs, y con ello la apertura de más restaurantes, el futuro de la oferta gastronómica en el distrito se perfila prometedor y como un destino que ofrece una experiencia única para los que buscan explorar los sabores auténticos de la ciudad. Desde sus tradicionales mercados hasta las modernas propuestas, pasando por su vibrante comida callejera, Surquillo es un lugar donde la gastronomía se vive en cada rincón.
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