Londres, París, Viena o Nueva York son típicos destinos de Navidad, y sus encantos son de sobra conocidos. Este año recorremos cinco destinos diferentes en los que las fiestas navideñas se celebran de una manera especial. Si quieres calor, nieve, mar o montaña, esta selección tiene algo para ofrecerte.

Por José María López de Letona

BATH

Con menos de cien mil habitantes, la única ciudad Patrimonio de la Humanidad en el Reino Unido es bonita en cualquier época del año, pero la Navidad le otorga un ambiente especial. Las luces bañan sus edificios color caramelo y las calles se llenan de gente que canta villancicos. Este año se cumple el segundo centenario de la muerte de Jane Austen, y el Theatre Royal –mencionado por la escritora en varias de sus obras– tiene un programa variado de musicales, óperas y conciertos. El Jane Austen Centre, que aloja el espléndido Regency Tea Room, es el mejor lugar para conocer la historia de su residente más ilustre.

Por si fuera poco, el mercadillo navideño de Bath tiene más de ciento setenta puestos que venden artesanías inglesas en un ambiente típicamente georgiano. Situado entre la Abadía y las Termas romanas, el mercado ofrece una buena manera de descubrir el carácter de la ciudad mientras se bebe un vino caliente o un mince pie, típico dulce de Navidad. Para los que puedan permitírselo, recomendamos alojarse en The Royal Crescent Hotel, que ocupa dos casas georgianas en la plaza más bonita de Bath.

ROVANIEMI

La ciudad finlandesa de Rovaniemi, situada justo al norte del Círculo Polar Ártico, no solo es una animada ciudad universitaria llena de bares, cafés y galerías de arte, sino que también es el hogar simbólico de Papá Noel. El pueblo de Santa Claus está a diez minutos en auto, y ahí los niños –y los no tan niños– disfrutarán de actividades, como hornear galletas de jengibre, asistir a la escuela de elfos o tomar una clase de caligrafía para escribir la lista de Navidad con una pluma tradicional. Incluso, te puedes apuntar como ayudante de elfo en la oficina de correos de Santa Claus.

Rovaniemi fue prácticamente destruida durante la Segunda Guerra Mundial, pero el genial arquitecto Alvar Aalto dejó su huella en una serie de edificios que vale la pena visitar, como el Centro Aalto y la Lappia House. En Navidad, las calles se llenan de muñecos de nieve gigantes, y es la época perfecta para disfrutar de sus atracciones, como el Ranua Zoo y el Arktikum, un centro científico que desvela el misterio de las auroras boreales. También se pueden hacer excursiones con raquetas, esquí de fondo, paseos en motos de nieve o en trineos jalados por renos. La mejor opción para hospedarse es el Arctic Snow Hotel, donde podrás dormir en un iglú de cristal totalmente climatizado.

SAN MIGUEL DE ALLENDE

La Navidad se celebra a lo grande en esta ciudad mexicana Patrimonio de la Humanidad, conocida por sus calles empedradas, iglesias majestuosas, grandes zócalos y palacios coloniales. Los pobladores locales, con velas en la mano, siguen en procesión a una niña montada en burro, y van de casa en casa cantando villancicos y “pidiendo posada”. Reviven el viaje a Belén de la Virgen María y San José, que se pasean por las calles adornadas de luces, piñatas y plantas poinsettias. La gente también acude a funciones de cine navideño en la Plaza Cívica, donde toman un ponche gratuito mientras disfrutan de los fuegos artificiales y conciertos.

La mejor manera de apreciar San Miguel es desde las alturas, con la visión de sus tejados coloniales que ofrecen sus rooftop bars. Como joya turística de México, es lógico que su oferta hotelera sea de primera. Nosotros recomendamos el Nena Boutique Hotel, establecido en una casona colonial restaurada que apenas cuenta con seis habitaciones.

QUEBEC

En diciembre, el casco antiguo de Quebec se transforma en un pueblo navideño al más puro estilo de Dickens. Las callejuelas estrechas y la arquitectura de piedra de la ciudad amurallada hacen de Quebec uno de los lugares más románticos para pasar las fiestas; además, la caída de nieve está asegurada.

El mercadillo alemán ofrece artesanías y delicias, como bratwurst, vino caliente y galletas de jengibre. También hay espectáculos, villancicos y, para tomar una copa, el animado Lufthansa Winter Bar. El mercadillo navideño del Vieux Port ofrece una excelente selección de artesanías, regalos y delicatessen. Por su parte, el Musée de la Civilisation ofrece otro mercadillo navideño con artesanías locales y, para quienes les gusta patinar, las fortificaciones de Saint-Jean cuentan con una pista de patinaje gigante. Merece la pena alojarse en el Château Frontenac, uno de los hoteles más icónicos del mundo, donde podrás disfrutar de sus decoraciones navideñas, encontrarte con Santa Claus en sus salones o unirte a una carrera de trineo.

PALMA DE MALLORCA

Algunos dicen que Palma es como Barcelona en miniatura, pero la capital balear tiene personalidad propia y un encanto que la convierte en una de las mejores ciudades europeas para pasar un fin de semana. En realidad, lo tiene todo: un casco antiguo con joyas del gótico, barrocas y modernistas; una espectacular bahía que abraza el Mediterráneo; un clima privilegiado, y posiblemente la catedral gótica más impresionante de Europa: la Catedral de Santa María. Tampoco faltan hoteles y bares sofisticados, restaurantes de vanguardia y las mejores boutiques.

En Navidad, la ciudad se llena de belenes, entre los que destacan el del Ayuntamiento y el de la Fundación March. Pasea por El Borne –una de las calles más bonitas del casco antiguo, con una iluminación mágica– y detente en una terraza a tomar un chocolate con ensaimada. Tampoco te pierdas la tradicional cabalgata de los Reyes Magos, el 5 de enero. Melchor, Gaspar y Baltasar llegan por mar, desembarcan en el Port Vell y recorren las calles de la ciudad para recoger las listas de deseos de los niños.

Vale la pena conocer el mercado navideño de Puerto Portals, una de los lugares más lujosos del Mediterráneo. Está inspirado en los típicos mercados centroeuropeos, con sus casetas de madera adornadas de luces y con múltiples actividades, como patinaje sobre hielo, escuela de circo, cuentacuentos, petit cinema, conciertos y baile en familia