Bernard Arnault, el dueño del conglomerado de lujo LVMH, desplazó a Bill Gates en el ranking de los más acaudalados del mundo de Forbes. Esta es la historia del hombre que no pudo triunfar en la música ni en el deporte, pero sí en los negocios.
Al hablar de personalidades millonarias, los primeros nombres que rondan la mente de la mayoría de personas son Mark Zuckerberg, Kylie Jenner, Bill Gates y, por supuesto, Jeff Bezos. No obstante, en este grupo ya no puede pasar desapercibido Bernard Arnault, el dueño de la firma francesa Louis Vuitton, y a quien pertenecen otras conocidas marcas de moda como Dior, Givenchy, Stella McCartney y, recientemente, Tiffany & Co.
El empresario más rico de Europa ha desplazado al cofundador de Microsoft, quien ahora toma la segunda posición, por encima de Bezos, director ejecutivo de Amazon, con una fortuna valorizada en 107,2 millones de dólares.
De acuerdo con la lista en tiempo real de las mayores fortunas del mundo de Forbes, Arnault, actual dueño de 70 marcas de moda de lujo, incorporó en solo un día cerca de US$ 2,8 mil millones a su fortuna personal, lo que se traduce en un incremento de su patrimonio del 2,7%.
Historia de superación
Al magnate siempre le gustó ser el número uno en todas las áreas. No obstante, en la música y en el deporte no pudo conseguirlo. Antes de convertirse en el empresario de éxito que es hoy, soñaba con ser tenista y concertista de piano, pero su talento no fue suficiente para alcanzar fama internacional.
Así fue como descubrió que sus mayores habilidades estaban en el terreno de las finanzas. Desde muy joven incursionó en el mundo empresarial. Luego de terminar la École Polytechnique en 1971, ingresó a la compañía constructora de su familia. Unos años después tomó el control de Boussac, empresa textil que estaba al borde de la bancarrota, y que era propiedad de Christian Dior. En 1954, adquirió Louis Vuitton, que desde entonces ha sido una de las firmas más reconocidas en todo el globo.
Su plan siempre fue construir el primer imperio de alta calidad, bajo la premisa de que todas las marcas que lo conformaran fueran libres creativamente mientras tuvieran respaldo financiero. En 1987 llegó el momento de cumplir la meta más ambiciosa trazada hasta entonces. Louis Vuitton se unió a Moët Hennessy —fusión de champán Moët & Chandon y el coñac Hennessy— para formar Grupo LVMH.
Actualmente, Bernard, de 70 años, es el dueño del 47% de las acciones del conglomerado multinacional, cuya última adquisición ha sido la famosa joyería Tiffany, por la cual se pagó la suma de US$ 16,200 millones.
Posición variable
Según informa la edición mexicana de la revista «Elle», la posición de Arnault en Forbes no es categórica y puede variar en las próximas horas. Todo depende del mercado de valores. Sin embargo, en la lista de Bloomberg, el francés continúa detrás de Gates y Bezos.
Aunque, eso no parece importarle mucho. Cualquiera creería que, al tratarse de un hombre tan rico y con una carrera próspera, Arnault pasa la mayor parte de su tiempo viajando y derrochando su dinero. Quizá sí, pero de manera inteligente, invirtiendo siempre en su compañía. Múltiples reportes afirman que se trata de un empresario imparable, dedicado al 100% a sus negocios.
Su día empieza muy temprano, escuchando música clásica y revisando las principales noticias de la industria. Dedica algo de tiempo también a comunicarse con su familia y directivos de su compañía. Labora desde las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche, pero sus hijos afirman que se la pasa metido en los negocios las 24 horas del día.
Algo que es cuestionable, ya que se sabe que el magnate dedica cuatro horas diarias al tenis, actividad que lo mantiene saludable y en buen estado físico. Asimismo, aprovecha los fines de semana para visitar algunas de sus tiendas minoristas, y mientras recorre las instalaciones reacomoda los artículos y conversa con los empleados. ¡Admirable!
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