La destacada artista Sara Flores eleva el arte kené a través de su colaboración con Dior en una nueva reinterpretación de la icónica cartera Lady Dior. En entrevista con COSAS, reflexiona sobre la visibilidad internacional de la tradición shipibo-conibo, y cómo ha fomentado cambios visibles en su entorno, promoviendo un mayor respeto por su cultura y la autonomía de su pueblo.

Por Araceli Olaechea Landa

Cuenta la leyenda que Ronín, la anaconda cósmica, emergió de las profundidades de la tierra para moldear los ríos y guiar a su pueblo a través de la selva. Esta figura es símbolo del f lujo eterno de la vida y guardiana de la sabiduría que se despliega en cada curva del río Ucayali. Para este pueblo amazónico, la selva y sus criaturas son mucho más que simples habitantes: son compañeros esenciales en su forma de vida. Han aprendido a escuchar los susurros de la naturaleza, transformando ese conocimiento en una sabiduría profunda y tangible. Navegan los ríos como si leyeran páginas abiertas, sintiendo el latido de cada árbol y cada raíz, en una danza constante de armonía con la tierra generosa que los sustenta. Con el paso del tiempo, han perfeccionado el arte de vivir en un entorno vasto y desafiante, siempre en comunión con la naturaleza.

Sara Flores radica en Yarinacocha, Ucayali.

Nacida en 1950 en la comunidad de Tanbo Mayo, en la Amazonía peruana, Sara Flores ha entrelazado su rica tradición cultural con las sensibilidades del mundo moderno. Desde su infancia, el arte kené, con sus complejos patrones geométricos, ha sido parte fundamental de su vida. Según Sara, en su cultura no solo reciben nombres españoles, sino que también heredan “nombres verdaderos” en el momento del nacimiento, otorgados por los abuelos, la partera o el curandero, para conferir dones como la fuerza o la habilidad. Su nombre verdadero, Soi Biri, significa “algo deslumbrante, hermoso de ver, suave y bien ordenado”, un reflejo de lo que su arte evoca en quienes lo contemplan.

Utilizando tintes naturales extraídos de las plantas de la selva y aplicados en lienzos de algodón, Sara ha logrado llevar su tradición milenaria al público del arte contemporáneo global, expandiendo e innovando el lenguaje visual del kené. Los complejos patrones geométricos que caracterizan su trabajo son parte fundamental de su vida, moldeada por la inmensidad de la selva amazónica, un entorno donde todo está interconectado. En sus obras, los ríos, los árboles y la fauna se entrelazan de manera constante, reflejando la conexión profunda y el respeto hacia la naturaleza que su pueblo ha cultivado durante generaciones. “La Amazonía ha sido mi farmacia, mi escuela, mi mercado”, declara.

La artista ha expuesto individualmente en galerías como White Cube de Londres y Nueva York, así como en otros museos alrededor del mundo.

A través de una colaboración exclusiva con el Shipibo-Conibo Center de Nueva York, sus obras han sido expuestas en prestigiosas galerías como White Cube y Clearing. Ahora, su arte entra en el mundo de la moda como parte de la edición 2025 del Dior Lady Art Project, una prestigiosa iniciativa lanzada en 2016 por la Maison. Este proyecto otorga total libertad a artistas internacionales para reinterpretar el icónico bolso Lady Dior, transformándolo en un lienzo de expresión artística.

La Lady Dior, creada en 1995, ha sido un símbolo de elegancia atemporal. Originalmente llamado “Chouchou”, el bolso fue rebautizado en honor a la Princesa Diana, quien lo recibió como un regalo durante una visita a París y lo convirtió en su accesorio favorito. Desde entonces, este bolso ha estado presente en momentos icónicos de la moda y sigue siendo un símbolo de sofisticación. Su diseño destaca por las líneas arquitectónicas limpias y el patrón “cannage”, inspirado en las sillas napoleónicas, que se ha convertido en uno de los sellos distintivos de Dior.

Sara Flores para el Dior Lady Art 2025

En su reinterpretación de la Lady Dior, Sara se inspiró en Ronín, la criatura mítica de su pueblo, y plasmó el patrón de su piel a través del arte kené en el bolso. Mientras que, para texturizar la representación de la piel de la serpiente, añadió cuentas. “Pensé en la mostacilla por nuestros antepasados, por mi cultura shipiba y por la mujer artesana”, alegó.

A lo largo de generaciones, estas pequeñas piezas de colores han servido como un medio expresivo para manifestar su conexión espiritual con la naturaleza. Es un vínculo ancestral que ella mantiene vivo a través de su arte.

“La Amazonía ha sido mi farmacia, mi escuela, mi mercado. Compartir estos conceptos ha sido necesario para que otras personas entiendan mejor nuestra forma de vida”

Durante su entrevista con Dior, Sara cuenta que la colaboración surgió gracias a White Cube, tras una invitación para exhibir en París, lo que facilitó su conexión con la casa francesa. Para esta reinterpretación, también eligió cuidadosamente materiales como el Piñatex (cuero de piña), en lugar de cuero animal, buscando respetar sus principios de sostenibilidad y compromiso con el entorno.

Sara Flores será la primera mujer indígena en tener una muestra individual el Museo de Arte de Lima.

La colaboración con marcas de lujo no es precisamente una novedad para el arte kené. En los últimos años, ha ganado relevancia en las pasarelas internacionales, lo que ha traído gran beneficio a la comunidad shipibo-conibo y su cultura. “Hay mayor reconocimiento de nuestro pueblo y también en lo económico, social y ambiental. Yo siempre pongo mi trabajo al servicio de nuestras comunidades, apoyando directamente el proceso de autonomía”, sostiene Sara.

Explica que los cambios son evidentes “tanto a nivel familiar como en cómo cuidamos nuestro entorno y nuestra salud”. El aprendizaje de las habilidades tradicionales también “ha sido importante para que otras personas entiendan mejor nuestra forma de vida”, concluye.

En la XXXII Subasta MALI, Armando Andrade presenta la obra de Sara Flores: una tela pintada a mano con trazos rectilíneos y laberínticos.

Su testimonio se materializó durante la última edición de la Subasta MALI, donde uno de los tejidos de Sara fue subastado por una cifra récord de US$48 mil. Su relación con el Museo de Arte de Lima se extiende hasta febrero de 2025, mes en el que se inaugura su primera exposición, convirtiéndose en la primera mujer indígena en tener una muestra individual en este prestigioso espacio.

Fotos: Helena De Bragança, Dior
Agradecimientos: Shipibo Conibo Center, Art Base

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