La casa de subastas Kerry Taylor vendió una colección de cuadernos y fotografías pertenecientes al legendario diseñador británico, Alexander McQueen
Por Araceli Olaechea Landa
Esta colección, que abarca desde la década de los 90 hasta el año 2001, incluye 54 bocetos originales hechos a lápiz y lapicero, escaneos de diseños de alta costura de su época en Givenchy y varias polaroids de fittings del backstage de diferentes desfiles. Entre los hallazgos más personales están las fotografías que McQueen tomó durante vacaciones y en eventos icónicos como el desfile primavera-verano de John Galliano en 1992.
De aprendiz a ícono
Desde su formación en la sastrería de Savile Row hasta su evolución en Central Saint Martins, McQueen rompió las barreras entre el arte y la alta costura. En Savile Row, confeccionó prendas para una clientela de élite que incluía al Príncipe Carlos, Mikhail Gorbachev y Mick Jagger. Allí perfeccionó su habilidad técnica, dominando la precisión y el detalle que más tarde redefinirían su enfoque vanguardista de la moda.
Además de su habilidad en sastrería, el diseñador mostró desde temprano un interés por combinar técnicas tradicionales con elementos innovadores, dando forma a piezas que desafiaban las expectativas convencionales. Al ingresar a Central Saint Martins, considerada la universidad de moda más prestigiosa del mundo, su talento innato no pasó desapercibido. Sus bocetos impresionaron profundamente a Bobby Hillson, directora de la maestría en moda, quien lo recomendó para la maestría. Fue en esta etapa cuando presentó su icónica colección de graduación, «Jack the Ripper Stalks His Victims», que captó la atención de Isabella Blow. Una influyente figura en la industria de la moda, que adquirió toda la colección y se convirtió en su mentora, impulsando su carrera y otorgándole visibilidad en el competitivo mundo de la alta costura.
Sus colecciones, siempre teatrales y provocadoras, narraban historias cargadas de dramatismo y una creatividad única que sigue marcando la industria de la moda. Estos objetos subastados ofrecen una mirada íntima al proceso creativo de uno de los diseñadores más influyentes y audaces del último siglo.
La incógnita del comprador
La identidad del comprador sigue siendo un misterio, pero los apuestan por una celebridad tan excéntrica y fanática de McQueen como Lady Gaga, quien no es ajena a estas pujas, recordando que en 2015 se hizo de las icónicas botas Armadillo del diseñador por la impactante suma de £190,000. Otros especulan que podría tratarse de una institución, como el Museo de Victoria and Albert en Londres, que ha mostrado interés en preservar piezas icónicas de McQueen para su archivo permanente.
También se ha sugerido que el comprador podría ser un coleccionista privado en busca de expandir su patrimonio cultural, lo que plantea interrogantes sobre si estas obras serán expuestas al público o permanecerán en un ámbito más exclusivo. Sea quien sea, lo que queda claro es el valor histórico y emocional que estas piezas representan, no solo para el mundo de la moda, sino para el arte en general.
Catorce años después de su partida, Alexander McQueen sigue presente en la escena de la moda, inspirando y marcando la pauta con su visión revolucionaria. Estas piezas, cargadas de pasión, ingenio y autenticidad, nos recuerdan que su esencia sigue viva, impulsando nuevas generaciones a reinventar la moda y el arte sin miedo a pensar diferente. Su legado, sin duda alguna, jamás dejará de brillar.
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