Su nuevo filme, “The Post”, explora el trabajo de “The Washington Post” durante los días del escándalo de Watergate. Si bien Spielberg esta vez no recibió una nominación al Oscar como Mejor Director, “The Post” sí resultó entre las candidatas a la Mejor Película del año (Meryl Streep, una de sus protagonistas, también ha sido nominada como Mejor Actriz). “Igual que entonces, hoy se trata de cuestionar y acusar falsamente a la prensa, porque está haciendo lo que debe hacer”, dice el famoso director.
Por Yenny Nun
En “The Post”, Tom Hanks encarna al famoso editor Ben Bradlee, y Meryl Streep, a la directora del periódico, Katharine Graham. Spielberg no tuvo dudas en llevar a la pantalla esta historia que, en momentos en que la prensa y la Casa Blanca mantienen una tensa relación y se desarrolla una investigación especial respecto a la intromisión rusa en la campaña presidencial de Donald Trump, adquiere especial relevancia. Conversamos con él días antes del estreno de “The Post”.
¿Crees que “The Post” inspirará al público a leer nuevamente la prensa escrita?
Espero que nuestra película informe a la gente respecto al gran esfuerzo que requiere buscar la verdad e imprimirla. La verdad nunca pasará de moda, nunca se convertirá en una antigüedad. Cuando tuve la oportunidad de contar esta historia, sentí que debía hacerlo rápido. Decidí filmar la película en cuanto terminé de leer el guion.
¿Piensas que la relación de la gente con la verdad ha cambiado?
Creo que todos desean conocer la verdad, pero hay personas que solo desean escuchar lo que están listas para oír. Y si están listas para escuchar algo que no es verdad, lo harán, aceptarán esa falsedad como verdad, y se convertirá en una especie de credo para ellas. Pero hay otras que no aceptarán jamás una sola respuesta y se preocuparán de informarse bien, especialmente ahora a raíz de la multiplicación de noticias falsas y la rampante desinformación. Aquellas personas que desean conocer hoy la verdad deben buscarla. Con internet y las redes sociales hay tanto ruido, humo, conflicto y contradicciones, que se debe trabajar duro para descubrir lo que es cierto.
¿Qué diferencia hay entre dirigir cintas de ficción y filmes con base histórica?
Una película de puro entretenimiento depende de mi imaginación para darle todo lo que necesita. Un filme de ficción histórica o completamente verdadero requiere menos imaginación y mucha investigación que corrobore los hechos que se presentan. En “The Post”, junto a los guionistas Josh Singer y Liz Hannah, realizamos una investigación profunda para confirmar todo lo que estábamos incluyendo en la historia. Como director, aún tengo libertad respecto a los tiempos, la posición de la cámara y cómo contaré la historia dramáticamente, pero los hechos son los hechos. En cierto modo, tuvimos que convertirnos en periodistas, preocupados por contar la historia correctamente.
¿Por qué tomó tanto tiempo para que Meryl Streep y Tom Hanks decidieran trabajar juntos?
Es difícil creer que no lo hayan hecho antes. Desde siempre quise trabajar con Meryl Streep, pero no era la indicada para “War Horse”, y no pude encontrar un rol para ella en “Lincoln”, aunque cuando Daniel Day-Lewis recibió su Oscar por ese papel, bromeó diciendo que Meryl era mi primera opción. Conozco a Meryl desde hace muchos años, porque ambos éramos muy amigos de Carrie Fisher. Nos conocíamos socialmente y siempre fantaseábamos con que un día trabajaríamos juntos. Además, también conocí a Katharine Graham, por lo que cuando apareció en este proyecto supe que no había nadie más en la faz de la tierra que pudiera interpretarla salvo Meryl.
¿Cuándo conociste a Katharine Graham?
En 1999, cuando me encontraba promocionando “Saving Private Ryan” en Washington y mi socio, David Geffen, me dijo: “Tienes que conocer a mi gran amiga Kay Graham”. Me llevó a su oficina en “The Washington Post” y me dejó ahí una hora y media. Fue fabuloso pasar tiempo con ella. Como buena directora, me hizo diez preguntas por cada una mía. Congeniamos muy bien.
Ella se convirtió en directora del periódico no por decisión propia, sino porque tuvo que asumir el cargo luego de la muerte de su marido (que se suicidó aquejado de una fuerte depresión)…
Katharine era una persona increíble, y es cierto que llegó a esa posición por circunstancias trágicas. Estuvo de acuerdo en que su padre, antes de morir, nombrara a su marido, Phil, como su sucesor. Su decisión de no asumir el cargo no fue porque no tuviera la capacidad para dirigir el periódico, sino porque estaba criando a sus hijos y pensó que su marido podría hacerlo mejor. Así pensaban las mujeres en ese tiempo, muy distinto a lo que ocurre hoy. Las cosas han cambiado desde 1971, pero no tanto en los altos cargos, que todavía están ocupados por una amplia mayoría de hombres.
¿Notas progreso en ese sentido?
Desde 1971, más y más mujeres han llegado a ocupar posiciones de responsabilidad y poder en el país. Y no solo en la industria del cine o el periodismo, sino en todo tipo de negocios. No le doy todo el crédito a Katharine Graham, pero ella fue la primera en aparecer en la lista “Fortune 500”.
¿Cuál crees que fue el efecto de la publicación de los papeles del Pentágono en Estados Unidos?
Creo que el epílogo de “The Post” respecto a Watergate fue la mejor opción para terminar el filme. La publicación de “The New York Times” y “The Washington Post” produjo un enorme revuelo en las universidades de Estados Unidos y aumentaron muchísimo las marchas y protestas, sobre todo después de que la Corte Suprema autorizara que se siguieran publicando. Eso aceleró el fin de la guerra de Vietnam. En Katharine Graham, Daniel Ellsberg encontró una líder que le permitió publicar los documentos de McNamara. Si el periódico no lo hubiera hecho, creo que ella no habría permitido tampoco a Bradlee, Carl Bernstein y Bob Woodward llevar adelante la investigación de Watergate que llevó a la renuncia de Nixon.
¿Ves un paralelo entre lo que ocurrió con los documentos del Pentágono, hace cuarenta años, y lo que sucede hoy con la investigación de Robert Mueller respecto a la interferencia rusa en la elección presidencial y su relación con la campaña de Trump?
Cuando estábamos rodando la película, nos dimos cuenta de que era un espejo mirando hacia el futuro, y que lo que ocurre hoy con esa investigación es un espejo mirando hacia el pasado. Nixon y otros presidentes faltaron a la verdad, sin respetar lo que su alta posición merecía, por lo que los paralelos son obvios.