Una mujer empoderada, fuerte y decidida. Esa es la imagen que quiere transmitir la flamante Miss Perú Universo a través de estas fotos, que buscan romper con la banalidad asociada a las reinas de belleza.
Por Mariano Olivera La Rosa / Fotos de Rafo Iparraguirre
Nos encontramos un día después de la sesión de fotos, en un café que más parece un bar. Al interior de una bolsa, Anyella lleva su corona. Sonríe, saluda, vuelve a sonreír. Habla con una modulación especial, como si hubiera llevado clases de locución en alguna parte.
Lo complicado de conversar con una “reina de belleza” es lograr ir más allá de su discurso políticamente correcto, de esa capa de diplomacia que hace sombra al lado humano, que recuerda a las misses de antaño, esas que no sudaban ni iban al baño, solo se dedicaban a mostrar lo maravillosas que eran.
De primera impresión, el discurso de Anyella podría parecer ensayado, pero conforme se da a conocer sale a la luz una mujer que se ha sobrepuesto a más de un trago amargo. No me refiero al bullying del que fue víctima luego de ser elegida Miss Perú. De eso ya se habló suficiente. Me refiero a lo que ya había vivido antes, cuando nadie la conocía.
“Sufrir bullying cibernético no es una sorpresa para mí, porque cuando estaba en el colegio, por ser de contextura delgada, también me hacían bullying, solo que entonces no se identificaba como tal”, cuenta.
“Me insultaban. Muchas veces me golpearon… Era muy delgada y el color de mi piel era más oscuro que ahora; ahora soy más trigueña. Entonces los compañeros, en general, nos insultábamos. A partir de eso fui muy tímida y callé muchas cosas.En una época tuve una autoestima muy baja. Sufrí de ansiedad. Llegó un momento en que comía demasiado; engordé mucho. Es una etapa que he podido superar con el apoyo de mi familia».
—¿Quiénes te golpeaban?
—En una etapa recibía los golpes constantes de una compañera. Yo le decía a mi mamá. Ella iba al colegio y pedía ayuda al director y a los profesores… Pero yo también hice bullying, porque contestaba el insulto que recibía o me defendía de los golpes. Hoy, más madura, me doy cuenta de eso y me arrepiento.
—¿En qué punto las cosas cambiaron?
—Fue un cambio muy brusco. Se dio entre los diecisiete y los dieciocho años. Podía mirarme al espejo y pensar que ya no había nadie que me criticara ciertas cosas o dijera adjetivos que pudieran dañarme. Me conocí a mí misma, me di cuenta del valor que tengo y de que en este mundo no existe mujer fea, delgada o con kilos de más. Tenemos que amarnos a nosotras mismas, y entre nosotras.
—¿Hay algún tema del que no te permitan hablar ahora que eres Miss Perú?
—No, tenemos libertad de expresión. Creo que debemos saber qué cosa y cómo la vamos a decir.
—¿Hablar de sexo es un tabú para una Miss Perú?
—(Ríe) Creo que como seres humanos lo vivimos. Es parte de nosotros mismos. El sexo ya no es un tabú en la sociedad.
—¿Qué aconsejarías a las chicas de tu edad que viven en casa de sus padres y están bajo su tutela?
—Te cuento que he tenido una familia muy sobreprotectora.
—¿Cómo hacías para escaparte con el novio, para no llegar a dormir?
—(Ríe de nuevo) Siempre he llegado a dormir a mi casa… Por ahí decía una que otra mentira para ir a algún lugar; a veces me escapaba y salía con mis amigos.
—¿Entre tus metas incluyes formar una familia, ser madre?
Definitivamente considero que va a tocar una etapa en la que voy a tener que formar una familia, en la que voy a conocer a alguien, me voy a casar, voy a tener hijos… Lo veo en un futuro, pero si no sucede, no me sentiría mal.
—Imagino que si durante tu reinado salieras embarazada, te quitarían la corona…
—¡No, por favor, cómo me vas a salar de esa manera! (Hace el ademán de tocar madera)… ¿Me preguntas qué haría si estuviera en esa situación?
—Nunca se ha dado, ¿no?
—Creo que no… Tal vez en otros países.
—¿Qué harías en esa situación?
—Creo que tenemos que ser consecuentes con los actos que realizamos. Pero si me tocara vivir la etapa de ser madre joven, y justo ahora, creo que conversaría con mi familia y la organización de Miss Perú para tomar una buena decisión. Creo que sería más adecuado dejar mi título, ya que no está dentro de las reglas que una miss tiene que cumplir. Tomaría la mejor decisión y la daría a conocer.
—¿Te gusta tu nombre? Es extraño. ¿Cuál es la historia detrás?
—Se pronuncia Angela, pero se escribe con “y” y doble «l» porque mi padre se llama Miguel Ángel, y cuando nací quería que yo me llamara Ángela, pero a mi mamá no le gustó, porque era un nombre muy común. Entonces lo cambió a otro un poco más complicado, para complicarme a mí también la vida. Le tengo que explicar a cada persona cómo se escribe.
—¿Tienes expectativas de convertirte en una influencer, de participar en algún reality show?
—Siento que en el mundo de los realities hay estereotipos con los cuales los atacan. En este momento estoy viviendo mi etapa como Miss Perú, quiero seguir trabajando con la organización después de ser reina, pero no descarto nada. Quiero que la vida me sorprenda.