En Alemania, el periodista Reimar Paul acaba de publicar un libro sobre la vida del delantero peruano que ha hecho historia en ese país. A continuación, algunos extractos traducidos del alemán de uno de sus capítulos clave, que explica el porqué de la popularidad de Claudio Pizarro en tierras germanas.

Por Reimar Paul

Pizarro y el furor en Alemania

En la ciudad de Bremen se le arrojan a los pies. Y no recién ahora, sino desde el inicio de su carrera futbolística en Alemania, allá por el año 1999. Decenas de miles de hinchas llevan la camiseta con su nombre y su número. No solo en los estadios, durante los partidos, sino también en los bares, con los amigos, viéndolo jugar; y hasta en el trabajo. Hay afiches con el rostro de ‘Pizza’ –el apodo afectivo que le han puesto sus fans– decorado con una corona de laureles al estilo romano y el título “Forever Young”, pegados en uno de cada tres postes de la ciudad.

La cúspide de la “Pizzamanía” en Bremen tuvo lugar el 6 de setiembre de 2015, cuando por la tarde empezó a circular el rumor de que Claudio Pizarro se encontraba a bordo de un vuelo con rumbo a la ciudad para firmar, una vez más, contrato con el equipo local: el Werder Bremen (un equipo venido a menos últimamente y que, en los años recientes, se la pasó luchando contra la pérdida de categoría). La noticia se viralizó y las redes se alborotaron.

Portada del libro biográfico de Reimar Paul.

En el barrio de Ostertor se encuentra el Heldenbar, un bar que el mismo año de su retorno a Bremen creó el coctel llamado CP14. Catorce es el número de camiseta que lleva Claudio Pizarro en el Werder Bremen. La bebida contiene el tradicional pisco peruano, jugo de maracuyá, jarabe y jugo de limón. También hay una versión sin alcohol, bautizada como CP14 Virgen.

Años en el Bayern Múnich

En Múnich, en cambio, la fiebre Pizarro no es ni fue tan grande, sobre todo en sus primeros años con el Bayern, entre 2001 y 2007. “Así es”, nos dice Günter Klein, jefe de Deportes del diario “Münchner Merkur”. “Es que Pizarro en aquella época no era todavía una gran figura. Era uno más de las muchas estrellas y goleadores que tenía el equipo”.

Sin embargo, esa imagen cambiaría radicalmente en el año 2012, cuando Claudio regresó a Múnich después de jugar en la liga inglesa. “Con su retorno, consiguió convertirse en una figura de culto también en Múnich”, dice el experto en fútbol Felix Haselsteiner. “Fue especial ver una cara conocida integrarse en el equipo que al año siguiente ganaría la Champions League”. Y ese estatus de ídolo lo sigue teniendo hasta hoy.
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No hay que entender mucho de fútbol para darse cuenta de que, cuando uno habla con alguien en la tribuna sur del Allianz Arena, todos quieren a ‘Pizza’.

Claudio formó parte del Bayern Múnich en dos etapas: entre 2001 y 2007, y entre 2012 y 2015. En la segunda ganó una Champions League.

Pero no solo en Bremen y Múnich, también en el resto de Alemania es considerado uno de los jugadores extranjeros más queridos de la Bundesliga. Un indicio de esta popularidad es el premio Bambi en la categoría Sport que le concedió la Fundación Hubert Burda Media en 2018. Se trata de un premio que lo otorgan a “personas con visión y creatividad que han destacado en los medios por su éxitos y logros durante el año”.

Claudio, a diferencia de sus excolegas Aílton o Zinédine Zidane, no se formó como esos futbolistas que con 4 o 5 años juegan en terrenos descampados y con pelotas de trapo. Y tampoco se formó como muchas de las nuevas figuras, en el internado de un club famoso o en una de sus academias. Según cuenta la prensa peruana, Claudio jugaba de pequeño con sus amigos, cerca de casa, y su madre tenía que llamarlo con insistencia para que regresara a comer o a terminar sus tareas escolares.

Experiencia sobre el campo de juego

Con su llegada a la Bundesliga en 1999, consiguió la imagen de “futbolista completo”: patea bien con las dos piernas, defiende, asegura y distribuye bien la pelota, mantiene una visión clara en el campo, es un potente cabeceador y, además, muy rápido a la hora de tomar decisiones.
Tal vez su más destacada habilidad futbolística es lo que se conoce como “instinto” o “intuición” para estar donde se le necesita. “Dónde va a rebotar un balón, dónde debes correr para anticipar, estas son cosas que no se aprenden”, nos dice Marc Hagedorn, del diario “Weser-Kurier”. “Estas cualidades son un don, una virtud nata que Claudio simplemente tiene. Él sabe dónde tiene que ubicarse”.

El mismo ‘Pizza’ describe esta habilidad en una entrevista con la revista peruana COSAS: “Hay momentos en los que sabes que tienes que ir ahí; al primer palo, por ejemplo, y lo consigues”. Ya con el paso de los años, no siempre le resulta posible dar ese último paso para llegar a tiempo. “En estos casos, la cabeza te dice que mejor empiezas a correr un poco antes”.

Pizarro ha protagonizado la portada de COSAS en varias oportunidades. Aquí en su faceta como amante de la hípica (2017).

Pizarro es un jugador que no necesita mucho tiempo para estar a la “temperatura” de un partido. Lo demostró durante sus últimos años en el Bayern, entre 2013 y 2015, en los que actuó principalmente como back-up y complemento del delantero titular Mario Mandžukić. Entrando casi siempre a jugar como reemplazante con el partido ya avanzado, ‘Pizza’ conseguía hacer notar su presencia desde el primer momento. “Hay partidos y situaciones en las que a veces necesitas un jugador que pueda ingresar en el ataque al minuto 70 y hacer dos goles. Y esa es una de las cosas que caracteriza a Claudio: ingresa al campo de juego y se hace notar de inmediato. Es un jugador que necesita pocos remates para anotar un gol. Es precisamente lo que uno espera y requiere de un goleador en Múnich.
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Alguien que no quiera siempre estar desde el principio o que necesite tiempo para acomodarse al juego”
, agrega Hagedorn.

Esta característica la confirma Florian Kohfeldt, su entrenador actual en el Werder Bremen. “No importa cuántos minutos esté en el campo, Claudio toma siempre las decisiones correctas. Es un privilegio contar con alguien como él para estos casos”. Y es que, aun cuando Pizarro no anote, muchos de los goles del Werder se consiguen después de su ingreso al terreno de juego. Kohfeldt reconoce que también hay un efecto psicológico al que apunta cuando le hace una señal a Claudio para que empiece a calentar y se prepare para ingresar a la cancha. “Sabemos que algo ocurre en el estadio cuando va a ingresar al campo. Se siente en el ambiente y lo percibe el rival”.

Mente y concentración

Según Claudio Pizarro, la habilidad de estar focalizado desde el primer momento se debe a su concentración mental, que lo lleva a impedir otros pensamientos o sensaciones durante los partidos. “Es difícil de describir, pero cuando estoy en el campo no escucho ni veo nada que no sea el juego. Estoy cien por ciento enfocado en él. Y es que si te distraes pierdes oportunidades de gol”.
Cuando los responsables del Werder Bremen lo contrataron en 2018, con 39 años, pensaron darle un rol adicional como asesor y consejero de los delanteros jóvenes del equipo. Se pensó especialmente en los nuevos talentos, como Johannes Eggestein y Josh Sargent, quienes estaban listos para incorporarse al equipo profesional.

Sin embargo, ‘Pizza’ llegó al equipo, principalmente, para jugar. Y, como él mismo dice, “tantas veces como se pueda”. Sabe que no es un candidato para el once titular. Kohfeldt se lo dijo claramente desde un principio. En una entrevista para la revista “DFL Magazin”, en noviembre de 2018, Claudio decía: “Hablamos en verano y me dijo que habría partidos en que estaría en la banca de suplentes y otros en los que ni siquiera eso”. Pero esto no le fastidió; al contrario: “Para mí es muy importante que el entrenador me hable de forma abierta y me diga cómo me ve y qué espera de mí. Así es como mejor se trabaja. Yo sé qué esperar y que me va a avisar cuando me necesite, y así puede contar conmigo. Eso me motiva, me hace entrenar un poco más, esforzarme más”.

Este afiche adorna los postes de las calles de Bremen, en honor a la vigencia del delantero, que hoy tiene 40 años.

‘Pizza’ se siente a gusto con este rol, al igual que en sus últimos años en el Bayern Múnich. Sin embargo, no se ve como entrenador de los jugadores jóvenes, ni siquiera cuando los asesora y saca provecho de su larga experiencia. “Hablo mucho con ellos, en el campo y fuera de él, cuando se dan situaciones que tal vez detecto antes que ellos. O en fases de mucha presión, donde no hay que perder la calma. El juego es tan dinámico que uno tiene que reaccionar inmediatamente, en la cancha misma si es necesario”.

Klaus Allofs, exdirigente del Werder por muchos años, escribió en el verano de 2016: “Marco Bode –un ex compañero y exgoleador del Werder Bremen– decía sobre Claudio que él necesita solo tres minutos para ser aceptado y pasar a formar parte de un equipo. Yo coincido con él. Su alegría y su carisma son un enriquecimiento para cualquier escuadra. Siempre tiene oído para escuchar a los jugadores jóvenes y una disposición para hacer el ambiente y la convivencia en grupo lo más agradables posibles. Y aquí estamos hablando solamente de sus habilidades extradeportivas, como persona, y no del extraordinario deportista que es”.

“Un zorro astuto”

El que Claudio Pizarro consiga todavía rendir bien en el campo, a pesar de su avanzada edad futbolística, y que en determinadas situaciones se convierta en el jugador que “hace la diferencia”, se debe, entre otras cosas, a que raramente se ha lesionado de forma seria. Si bien ha tenido algunas pausas importantes en los últimos años –por problemas en los muslos o la espalda, incluida una fase de 81 días en 2016–, felizmente no ha sufrido lesiones graves con consecuencias posteriores.

Según Giovane Élber, su amigo y excompañero de ataque en el Bayern Múnich, con muchas lesiones durante su carrera –incluidas fracturas que lo llevaron a arruinarse el tobillo derecho–, el motivo por el que ‘Pizza’ no se lesiona es obvio: “Claudio no ha tenido lesiones serias porque él nunca entra de lleno a la hora de disputar un balón. Eso siempre me molestó, porque un delantero tiene que entrar a pelear la bola, pero él es un zorro astuto”.

Para Felix Haselsteiner, la profesionalidad de Claudio aumentó aún más con la llegada del entrenador Pep Guardiola al FC Bayern en el verano de 2013. Y agrega: “Solo consigues seguir jugando al más alto nivel con 40 años cuando, en algún momento, dices: ‘Los sábados no voy a festejar’”.
Por supuesto que los años también le pasan factura a Claudio, y nos dice: “Es lógico que en los entrenamientos me tenga que esforzar más que antes, a pesar de que los dosifico mejor. A veces siento dolores por aquí y por allá, pero en cuanto aparece la pelota me olvido de todo. Vuelven las fuerzas y las ganas de jugar. Esto nunca lo perderé, lo llevo dentro”.

Pizarro se inició como futbolista profesional en Deportivo Pesquero,
allá por 1996

“Alegría” fue la respuesta que dio Claudio Pizarro en la entrevista que le hizo la revista COSAS en 2017, ante la pregunta sobre cuál es su principal atributo. Un atributo que le da empuje a la hora de jugar fútbol. En otra entrevista, agregó: “Es algo que necesito para mi juego. Claro que no puedo siempre estar riendo, pero para conseguir entrar al ritmo del juego, necesito energía positiva y alegría”.
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Él la transmite permanentemente a su entorno, y esa es una razón más para ser popular.

Estas características han hecho de Claudio uno de los futbolistas más simpáticos no solo en Bremen o Múnich, sino en toda la Bundesliga. Para la Bundesliga es, además, su principal promotor en Latinoamérica.
‘Pizza’ es un jugador entregado, en cuerpo y alma, pero no llega a ser un “poseído” por el fútbol. Si está poseído por algo, es por sus ganas de vivir.