Debutó en el rally en 2004, cuando apenas tenía 18 años, y consiguió la victoria como copiloto de su padre, quien corría el rally Caminos del Inca desde 1978. Hoy, por primera vez, Lucho acaba de consagrarse como el gran ganador en la clasificación general de la competencia automovilística más legendaria del país.
Fotos cortesía de Lucho Alayza
Faltaba poco para concluir la carrera y todo indicaba que Richard Palomino iba a llevarse nuevamente la victoria, pero sufrió un accidente que Lucho Alayza supo aprovechar para tomar el liderato. Sin embargo, por bajarse a cambiar una llanta, fue Víctor Cárdenas quien cruzó la meta en primer lugar. Todo parecía indicar que Lucho tendría que esperar un año más para conseguir el objetivo de consagrarse campeón absoluto del torneo con un automóvil de tracción simple, hasta que se oficializó que Cárdenas había sido penalizado por no respetar los diez minutos reglamentarios que debía permanecer en una zona de control.
Desde tu punto de vista, ¿cuáles fueron los momentos cruciales del rally?
En la tercera, cuarta y quinta etapa hubo tres momentos clave que deciden nuestro triunfo. En la tercera etapa abandonaron los punteros, que eran (Raúl) Velit y (Carlos) Castro, y se retrasó Romel Palomino, y nosotros escalamos a la segunda posición. Luego, en la cuarta etapa, el objetivo era alejarme de los que venían atrás, Víctor Cárdenas y Álvaro Silva. Hicimos una etapa buenísima y nos llegamos a desmarcar por muchos minutos. Y después, en la quinta etapa, cuando (Richard) Palomino tiene ese importante retraso por el accidente antes de la partida, nos encontramos que estamos a solo medio minuto de pelearle la carrera sobre el final, y salimos con todo.
¿Qué significa para ti esta victoria?
Es el logro más importante de mi carrera deportiva. Y, a nivel personal, lo más importante es que la copa llevaba el nombre de Ive Bromberg (copiloto de toda la vida de la familia Alayza, quien, de no haber fallecido en enero de este año, lo hubiera acompañado en el rally). Eso hace que el triunfo haya sido aún más especial.
¿Qué crees que te diría Ive Bromberg si te hubiera visto correr?
Con Ive hemos estado juntos los últimos años; con él desarrollamos este auto con el que hemos ganado. De él aprendí a tener mucha paciencia e ideas para sacar adelante un resultado. Él sabía de mi evolución con el manejo del auto en diferentes campeonatos y en Caminos del Inca. Éramos muy conscientes de que con un auto con limitaciones mecánicas frente a los demás aun así podíamos salir a pelear una carrera. Nos convencimos de que podíamos hacerlo. Y este año se logró. Él no estuvo presente físicamente, pero creo que la mayor satisfacción que pudimos darle es que sí se podía conseguir.
Este 2019 ha sido un año intenso: debutaste en el Dakar y te consagraste por primera vez en la general de Caminos del Inca. ¿Qué retos tienes a la vista?
Lo que viene es, tal vez, buscar autos de categorías más importantes y tratar de salir a correr en el extranjero. Creo que ahora los retos ya no son hacer la de David y Goliat, y con un carro chico ganar a los grandes, sino salir con el carro grande a consolidarse.