Hasta el 22 de agosto Carlos Carlín será todopoderoso gracias a Un acto de Dios, el unipersonal dirigido por Bruno Ascenzo en el que el actor le presta su cuerpo y gestos a la versión más cómica del creador del cielo y de la tierra. Fuimos al Teatro Pirandello para entrevistarlo y este es el resultado del que fue prácticamente un encuentro con Dios.
¿Por qué decimos que Dios es peruano si Cueva se falló el penal contra Colombia?
¿Te das cuenta…? Yo no creo que lo volvamos a decir. Por lo menos acá lo dejo bien claro. Además, si Dios fuese peruano ya lo habrían patentado los chilenos rápidamente.
¿Qué plagas modernas crees que tenemos ahora?
El tráfico, sin duda. Esa es la peor, comparada con las plagas de Egipto. Otra es la de la gente pegada mirando al teléfono todo el rato sin desconectarse. También la de los trolls de las redes sociales.
¿Y qué puede hacer Dios con eso?
Irse, claro. Porque contra eso ya no puedes hacer nada. Suelta a Dios en el tráfico de la Javier Prado, y a cualquier hora porque ya no existe hora punta, y Dios nos deja.
¿Qué cosas crees que le joden?
Todo de nosotros. Comenzando porque le pedimos todo. Eso le revienta. Que le estemos pidiendo un montón de cosas todo el día. E idioteces, además. Lo que más le molesta es que, en lugar de pedirle educación o carreteras, le estén pidiendo goles peruanos.
¿Cómo empezaste a crear a este Dios?
Es un Dios en mi cuerpo, con mi voz, con mis movimientos. Entonces no tuve que construir un personaje, sino asimilar el texto y hacerlo mío para que salga natural, como si fuera dicho por mí.
Ya no te consideras católico, pero, de haberlo sido, ¿crees que hubiera significado una traba? Porque tal vez lo pontificabas mucho…
No, porque la gente que viene es católica y entienden y se divierten. Porque no es un espectáculo irrespetuoso para la religión. Humaniza la figura de Dios, le hace un homenaje a Jesucristo. Tal vez los más fundamentalistas se molesten, pero los fundamentalistas se molestan por todo.
Cuando tú eras niño y estabas siendo formado dentro de la religión católica, ¿alguna vez te imaginaste que harías algo como esto?
No. No me imaginé que iba a hacer una obra de teatro porque creo que no me imaginaba que iba a ser actor cuando estaba en el colegio. Pero sí en algún momento me imaginé cualquier cosa en contra de todas las idioteces que me decían.
¿De qué manera entonces se va ideando a un Dios que llega a Perú? ¿Qué se enfrenta cuando viene acá?
Primero se enfrenta con estar en el cuerpo de un personaje amorfo como yo. Mientras que en otro lado se presenta en el cuerpo de Jim Parsons, acá se presenta en mí y eso ya es todo un tema.
¿Cómo ha sido para el Todopoderoso recibir órdenes de un director?
Felizmente Bruno (Ascenzo) es del colegio Santa María y tiene muy buenas maneras y muy buenas formas. Tiene la manera correcta de poder llegar. Él nunca se pelea con nadie, es muy elegante.
¿Han tomado referencias de la cultura peruana para la obra?
Sí, claro, claro. Está completamente localizada.
¿Y cuáles son las que más le han molestado a Dios además del tráfico?
Que Gisela Valcárcel lo esté mencionando todo el tiempo. Y que obligue a todo su equipo a rezar antes del programa cuando la gente tiene que trabajar…
¿Y qué cosas le han gustado a Dios? Si es que algo le ha gustado.
Te diría que la comida, pero Dios no come.
Si Dios está en todas partes, estando en Lima puede ser asaltado por cien rateros al mismo tiempo…
Claro. Felizmente es todopoderoso y omnisciente, entonces sabe cuándo lo van a asaltar. No es idiota tampoco como para estarse metiendo en todos lados.
¿El público que venga a ver la obra tiene que esperar que Dios los coja confesados?
No, porque Dios no coge con nadie.
Por Omar Mejía Yóplac
Video de Jimena Gallarday