Marina Mora es la mujer que enamoró a más de un peruano de lunes a viernes en “R con Erre”, el recordado programa de Raúl Romero. Fue también nuestra Miss Perú Mundo, para luego convertirse en empresaria y fundadora de una escuela de etiqueta y modelaje que lleva más de diecinueve años en el mercado. Luego de una carrera llena de grandes retos, Marina revela, en calidad de exclusiva, que está próxima a cumplir uno de sus más grandes sueños: convertirse en madre.
Por Diego Ochoa Foto Javier Falcón
Marina Mora comenzó en el mundo del modelaje a los 17 años, tomándolo con mucha responsabilidad, ya que, además de representar un
ingreso económico, siempre tuvo una gran pasión por esta profesión. Posteriormente, se le presentó la oportunidad de participar en el certamen Miss Perú Turismo, donde obtuvo el primer lugar, y esto le abrió la puerta de diversos medios. De esta forma, se convirtió en uno de los rostros que acompañaron a Raúl Romero en su programa “R con Erre” y su exposición mediática aumentó.
Años después, Marina Mora logró quedar segunda finalista en la final del Miss Mundo 2002, haciendo resonar a nuestro país en el famoso certamen. Fue entonces que su carrera despegó por completo, lo que la motivó a formar su propia escuela de etiqueta y modelaje. En la actualidad, ya tiene más de diecinueve años a cargo de esta escuela, donde no solo ha formado a miles de niñas y adolescentes en el rubro, sino que también ha descubierto a varias de las grandes figuras del medio actual.
¿A qué edad comenzó a despegar tu carrera?
A los 21, cuando gané el concurso Miss Perú Turismo. Luego participé en el Miss Perú, y cuando me dieron la portada de una revista, me llamó Marco Díaz, que era el productor de “R con Erre” con Mariana Ramírez. Gracias a esa portada fue que me f icharon y, bueno, ahí comenzó mi exposición; ya no solamente modelaba alta costura, sino que trabajaba en un programa. Haber estado en la televisión fue lo que me puso vigente para la prensa.
¿Tener esa exposición tan joven fue un problema para ti?
Durante la época de Raúl, era más libre en el sentido de poder hacer la vida de una chica de 20 o 21 años, pero una vez que gané el título de Miss Perú, lo que vendría fue el Miss Mundo, y eso requería un cuidado de la imagen mayor. Ya sabía que no podía exponerme. Ir al
cine, divertirme con mis amigas sí, no tenía nada de malo, pero salir de noche de fiesta para una miss no estaba bien visto. Ahora es un poquito más libre, porque incluso en las redes sociales se exponen un poco más; a veces pienso que ya es demasiado. Además que yo decidí dedicarme al cien por ciento al concurso, y te juro que no tenía vida, visitaba cuatro ciudades a la semana, viajaba tanto que no tenía tiempo para nada más que ser miss.
Todo tu esfuerzo dio sus frutos, porque tuviste grandes resultados…
En esa época no había redes sociales tan fuertes, y yo viajé por todo el Perú y hasta ahora me recuerdan, me quieren y me reciben en todos los pueblitos, hasta en los más chiquitos del Perú, porque hice un trabajo importante de obras sociales y de presentaciones como reina, y eso es un legado para mí.
El camino a la maternidad
Marina tomó la decisión de guardar sus óvulos hace unos años, ya que la idea de ser mamá siempre la tuvo presente, pero ella se considera una mujer muy tradicional, y antes de pensar en tener hijos, soñaba con encontrar al príncipe azul, al hombre indicado, y que cumpliera con sus expectativas, para luego del matrimonio poder pensar en un hijo. El hombre que ella quería llegó, y hoy, gracias a un tratamiento in vitro, Marina está esperando a su primogénito, sirviendo como ejemplo para muchas mujeres que temen que pasando los 40 años se les dificulte convertirse en madres.
Estuvimos presentes en tu matrimonio, y ahora estás formando una familia. ¿Cómo nació la idea de comenzar ese proceso?
Ser mamá siempre ha sido uno de mis objetivos, porque es tener un ser al que tú le vas a dar amor, tiempo y cuidado. Por 19 años, mis hijos fueron la escuela y mis empresas; siempre postergué el hecho de ser mamá hasta encontrar a la persona indicada. Yo siempre pensé que iba a formar mi familia completa –mamá, papá e hijos– con la persona que se casara conmigo por civil y católico, porque soy así, medio tradicional. Entonces, cuando comenzamos a salir y a enamorarnos con Alejandro, me di cuenta de que él también pensaba lo mismo que yo; él también quería hijos, también quería formar una familia, y lo conversamos creo que desde el mes uno; el hecho de ser papás siempre estuvo en nuestros planes y siempre estuvimos esperando el momento adecuado.
Cada persona tiene su tiempo. Nosotros estábamos esperando el tiempo ideal, y siento que para mí el tiempo ideal de concebir era después de casarme. Lo pensé desde chica; hubo un tiempo en el que nosotros ya vivíamos juntos y dije: “Bueno, vamos a tener hijos”, pero la naturaleza no me dejaba. Entonces, estaba tan metido mi chip del hecho de que voy a ser mamá después de casarme católico y civil, que así ha pasado. Es una ilusión y, obviamente, se planeó porque yo para salir embarazada tuve que hacerme bastantes tratamientos. El doctor Luis Noriega estuvo conmigo acompañándome desde el día uno en mi embarazo, que es por fecundación in vitro. Tuvimos que estimular óvulos para ver qué pegaba, qué no pegaba. Realmente, ha sido un trabajo de meses. Por eso estamos felices, porque al fin lo hemos logrado. Y hay muchas mujeres que, como yo, pasan por esto, y las entiendo totalmente, porque antes no entendía tanto; sí, me sensibilizaba, pero ahora, al haber vivido esta experiencia, me doy cuenta de que realmente es una etapa dura el querer y no poder; en cierto momento es muy difícil.
Dirección de Arte y Styling:
Paula Berbell
Makeup & Hair:
Lucero Saavedra
Agradecimientos de styling:
AYNI, DELOSSANTOS, Noe Bernacelli, Sophie Crown
Agradecimientos de locación:
Hyatt Centric Lima
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