Su rol más conocido es también su personaje más despreciable. Un franquista cruel que, en medio de la Guerra Civil española, le demostraba a una niña amante de las hadas que todos los monstruos son humanos. Sergi Lopez fue el villano que Guillermo del Toro imaginó para El Laberinto del Fauno. En Lima, sin embargo, el actor se desdobla en tres hombres que se dedican a hacer reír al público. La obra Non Solum, comedia existencial que escribió junto a Jorgé Picó, fue parte del Festival Sala de Parto.

Luego de dos funciones a sala llena y aplauso contundente, conversamos con el actor sobre la experiencia en nuestra ciudad y las voces que escucha antes de decir sí a un proyecto.

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El actor en personaje. Non Solum.

Non Solum

Sergi Lopez y Jorge Picó escribieron la obra en 2005 y el recibimiento no pudo ser mejor. Eso no impidió que antes de sus dos funciones en Lima, el actor sintiera los nervios de retomar un personaje muy suyo ante un público hasta entonces desconocido.

Siempre dices que la obra es fácil de ver pero difícil de explicar.

¡Y los que la han visto me dicen que es verdad! Son varios personajes, pero no son distintos. Los tres se llaman Antonio y se dan cuenta de que se parecen mucho entre sí. Entonces no sabes si son personas distintas o la misma persona con muchas voces. Contado así suena serio, pero la gente se ríe mucho.

¿Qué es lo que más llama la atención a la hora de verla?

No hay una línea argumental. Es como si fuera un viaje interior, sumamente surrealista, sin olvidar que el absurdo también tiene sus leyes. La idea era que una cosa llevara a otra, y que al final te preguntes cómo llegamos aquí. Como cuando sigues una línea de pensamiento. El público se pierde, y de ahí lo jalamos de vuelta. Nuestros espectáculos no están terminados, al público le toca trabajar, completar. No va todo resuelto.

¿Cómo sentiste al público limeño?

Es un público estupendo. Mira, esta es una obra muy divertida, pero a veces la gente (o es la sensación que me dan) te quiere demostrar «apoyo», entonces se ríe mucho. Un poco forzado. Esto no es bueno para el espectáculo porque la relación se pone falsa. Acá al gente es honesta desde el principio, se ríen porque les da ganas. Da gusto.

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 ¿Cambia mucho la obra de lugar a lugar?

Hay cosas que se adaptan. El personaje en Barcelona quiere comer butifarras, pero acá pide anticuchos. Hay partes que han crecido o se han reducido con el tiempo. Jorge y yo la escribimos a través de improvisaciones. No fue en papel, fue dialogando sobre un escenario. Es una obra que se nutre del público, porque este te da una verdad que es difícil de encontrar ensayando o escribiendo. Por ejemplo, hay una escena en la que un personaje comenta mirando al público “no puede ser, veo gente sentada mirándome”. Al comienzo era algo muy pequeño, muy de pasada. Ahora se ha convertido en un tema más central. Es una obra que está viva.

El actor

¿Es complicado interpretar a varios personajes?

Quiero creer que es más sencillo. Existe esta convención de que hacer varios personajes es difícil y que es un gran logro. Para mí lo importante no es hacerlo difícil o mostrarte en muchas posturas o voces, sino lo que decimos y a dónde vamos juntos. Lo mejor es simplificar. El teatro no tiene por qué ser complicado. No hace falta construir escenografía. Te puedes poner a volar y el público te va a seguir, no tiene que ser algo técnico o elaborado. Las posibilidades del escenario vacío son infinitas.

¿Es lo que disfrutas del teatro versus el cine?

El cine te da la imagen construida al mínimo detalle. Que es otra forma de riqueza. En el teatro me gusta lo contrario. Pones el sonido del mar, y ya estamos todos ahí. Es algo más simple y más ancestral. Es un privilegio hacer las dos cosas.

Sergi Lopez

Sergi Lopez como el capitán Vidal, en el Laberito del fauno.

Has construido una carrera solo haciendo los roles que querías.

Sí, y he cometido errores, pero han sido los errores que he querido. Ocurre que cuando empecé no tenía idea de quién era nadie. Entonces, cuando me decían que actúe en algo porque estaban tal actriz, o tal actor, o porque era tal director, los nombres no significaban nada para mí. Lo único que sabía era si una historia me gustaba o no.

¿Elegir un rol depende más de la historia que del papel en sí?

Si me piden hacer una buena historia mi papel no me importa. Puedo ser el lobo o caperucita, pero quiero una buena historia. Me ha pasado que me han ofrecido personajes muy buenos, pero en una trama muerta. También he hecho personajes un tanto grises, porque quería ser parte de una narrativa extraordinaria.

¿El director influye?

Si son directores con los que haya trabajado, que conozco. Mi próxima cinta es de Marc Recha, con quien he trabajado en dos películas. Es un hombre que escribe “se ve una playa” y sabes que pone la cámara de una forma que esa playa será la más especial que hayas visto.

El cine y Del Toro

¿Qué es lo más impresionante de trabajar con Guillermo del Toro?

Yo empecé haciendo cine con un francés llamado Manuel Poirier. Hemos hecho nueve películas juntos. Sus primeras cinco fueron también mis primeras cinco. Entonces esa era toda la referencia de cine que yo tenía. Para mí hacer cine era trabajar con el mismo tipo. Yo creía que su manera de hacer cine era la única manera. Curiosamente es las antípodas de Guillermo. Yo estaba acostumbrado a un cine muy realista, donde teníamos diálogos pero no sabíamos lo que quedaría. Guillermo tiene todo en su cabeza. Todo en el storyboard. Y es exactamente así que queda en la película.

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En Cannes junto a Del Toro y al elenco del Laberinto del fauno.

¿Un trabajo al detalle?

Sabe exactamente lo que quiere grabar. Te dice: «cuentas hasta tres y miras aquí, cuentas cuatro y subes el vaso a esta altura, cuentas dos y bebes». Yo le decía que de tanto contar me iba a ver murmurando toda la película. Era preciso. Es un genio.

¿Cómo fue la primera impresión entre ambos?

Excepcional. No me ha pasado nunca. Guillermo es un tipo campechano con pinta de simpático. Habla y te das cuenta de que se ha leído todos los libros del mundo. Cuando nos reunimos, me contó la película. Con voz de narrador y cuadro por cuadro. Me dejó fascinado. Luego me dijo que estaba convencido que yo podría ser el villano más villano de todos los villanos. Le dije que sí.

Lima y Cataluña

Esta es tu segunda visita, ¿cómo ves Lima?

Estuve en Lima hace 17 años rodando una película. Me gustó mucho, pero ahora me gusta más. Antes la costa se veía gris, daba un poco de miedo. Era después de Sendero, pero todavía la gente estaba muy muy asustada y se dejaba sentir. Ahora veo a la ciudad llena de personas que quieren cambiar el mundo. El Festival Sala de Parto me ha acercado a gente extraordinaria. Además del shock gastronómico, por supuesto.

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El actor en el Teatro Pirandello

Eres independentista catalán…

La independencia de Cataluña no es una solución para nosotros, sino para toda España. La herencia franquista está todavía por ahí. Los nazis se fueron a Brasil, en España los franquistas hicieron un partido que es el que está gobernando ahora. No te digo que sean todos franquistas, pero esta idea de una España que no entiende lenguas e identidades distintas siguen presente. Estamos empezando a hablar de un estado plurinacional, es un avance. Creo que es como acá. El punto de ser diferentes y estar juntos es saber aprender de las diferencias y así crear un país más rico.

 

El festival Sala de Parto va hasta el 11 de setiembre. Los amantes del teatro podrán disfrutar de 7 obras nacionales e internacionales. Recomendación: Salir dirigida por Daniel Amaru Silva. Se presentará en el teatro La Plaza el miércoles 7 de setiembre.  

Para mayor información sobre la programación haz click aquí.

Por Alejandra Nieto