Mucho ruido por nada, la actual obra que presenta el Teatro La Plaza, es imperdible. Y no sólo por el talento de sus actores o la peculiar escenografía que pone al público alrededor del escenario. Sino también por la atrevida propuesta de acuerdo a la cual todos los papeles, incluidos los femeninos, son interpretados por hombres (que no necesariamente hacen uso de manierismos u otros tradicionales artificios para esta tarea). En esta puesta en escena Paul Vega tiene la misión de darle vida a una mujer que parece adelantada a su época. Nosotros fuimos al mismo teatro para hablar con él sobre esto. 

¿A quién interpretas en Mucho ruido por nada?
Mi personaje se llama Beatriz. Es una mujer desencantada del amor, pero en el transcurso de la obra va redescubriendo lo que siente por Benedicto, interpretado por Pietro Sibille. Y se va a dar una relación muy especial entre ellos dos, que son dos personajes muy particulares que llevan esta historia.

¿Cuál fue tu reacción cuando te dieron el papel y te plantearon el proyecto?
Bueno, yo no conocía la obra detalladamente. Había visto una versión en el cine hace varios años y no recordaba muy bien el personaje. Pero cuando lo leí me encantó. Porque ella es alguien que de alguna manera en su discurso, en su manera de pensar, reivindica un poco a las mujeres. Y eso para la época era difícil.

¿De qué punto partieron los ensayos y la construcción del personaje?
Partimos desde el punto de que no queríamos hacer una construcción de los personajes femeninos desde afuera. Es decir, la caracterización exterior no fue una prioridad. Queríamos, más bien interpretar o entender lo que pudieran estar sintiendo estas mujeres, ponernos en sus zapatos y partir un poco desde adentro. Y creo que eso fue muy bacán en este proceso porque te obliga a entender mucho más a tu personaje, a imaginar lo que está sintiendo o acercarte un poco más desde tu punto de vista de actor a un universo femenino.

Se puede decir entonces que los actores no hacen de mujeres, sino que interpretan un rol femenino…
Sí, es una buena manera de decirlo. Interpretamos el rol femenino dentro de la historia. Aun así eso implica entender la conducta o psicología femenina desde tu punto de vista masculino… si es que se puede entender, porque es difícil, es un universo completamente distinto al de los hombres. Entonces el trabajo ha sido desde ese acercamiento, desde ese punto de vista.

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«La caracterización exterior no fue una prioridad», afirma el actor sobre la puesta en escena.

¿Hubo algo particularmente difícil?
Fue difícil en general esto que implica ser mujer y enfrentarse a un mundo dominado y regido por hombres, donde las reglas la ponen ellos. Había que estar un poco al margen de eso y tratar de imaginar o interpretar lo que puede sentir un personaje como Beatriz que además es alguien muy rebelde frente a ese universo.

¿Hubo alguna otra actividad fuera de los ensayos que ayudaran?
No, en realidad nos hemos concentrado más en la historia, en los personajes. Era importante que todos los que hacemos los personajes de mujeres estuviéramos todos en un mismo código, que nadie estuviera actuando la feminidad. Y creo que eso es mérito de Chela de Ferrari haber conseguido esta homogeneidad no sólo en los personajes femeninos sino de todos los personajes de la obra.

Al ser parte de una obra como esta, con una propuesta que plantea un debate, ¿crees en el poder transformador del arte?
Sí, de todas maneras tiene un poder transformador, pero en una medida. En esta obra ponemos un punto de vista frente a lo que es el amor en todas sus formas y me imagino que eso a muchas personas les va a hacer pensar o van a salir del teatro cuestionando algunas de sus ideas. El arte tiene eso, aunque no sé si sea un fin primordial.

La obra va de jueves a domingo y las entradas están a la venta en Teleticket y la misma boletería del teatro.

La obra va de jueves a domingo y las entradas están a la venta en Teleticket y la misma boletería del teatro.

¿Con qué idea crees que llega el público al saber de la la premisa de esta obra?
Me imagino que, ya de entrada, como espectador, causa curiosidad ver una obra donde todos los personajes, incuso los femeninos, están interpretados por hombres. Pero así era hace 400 años, en la época de Shakespeare era lo normal. Y es de alguna manera también un homenaje a él y a la época isabelina. Me imagino que hay una expectativa por lo menos de entretenimiento. Pero en todo caso lo que hemos tratado de hacer no es actuar la feminidad, sino incluso darle dignidad en una historia como esta, donde se le maltrata por momentos.

En un contexto como el que tenemos, ¿dónde crees que se desempeñaría un personaje como Beatriz?
Espero que en el Ministerio de la Mujer. Sería una figura importante. Es un personaje fuerte que tiene un rollo político. Más allá del sentido del humor y el encanto y el poder que tiene, es muy inteligente, muy aguda y muy valiente para reivindicar su punto de vista.

Por Omar Mejía Yóplac
Fotos y video de Jimena Gallarday

*Se recomienda, a todos aquellos que asistan durante los feriados de la APEC, transportarse con algún servicio de taxi y cargar su DNI, porque alguna calles aledañas podrían estar clausuradas.