Hace cinco años, Andrea Guerra tomó una decisión que cambiaría el rumbo de su futuro: apostó por formar parte del equipo que abriría uno de los hoteles más importantes del país, el JW Marriott El Convento. Pero la aventura implicaba dejar su vida en Lima e irse a radicar al Cusco por un par de años. “Creo que fue un momento de arriesgar y ganar”, comenta Andrea, quien abandonó su zona de confort, se convirtió en la gerente de Recursos Humanos de la sede cusqueña de la cadena y, al regresar a Lima, fue nombrada directora del mismo departamento, pero a nivel nacional.
La vida de Andrea siempre ha estado marcada por el trabajo. Desde que se graduó en Hotelería y Turismo, comenzó una imparable línea de carrera que le ha tomado años de sacrificio. Pero su vocación de servicio también le ha otorgado distinciones a nivel mundial. En abril de este año, recibió el premio al Mejor Líder de Recursos Humanos en toda Latinoamérica y el Caribe, entregado por la cadena JW Marriott. “Fue un sueño haberlo recibido de parte del hijo de los fundadores”, dice Andrea. “He ganado premios, pero nada se compara a esto, fue muy emocionante”, añade.
No se considera una workaholic, sino una apasionada de su trabajo. “No hay un día en mi vida que sea igual al anterior, y eso es lo que me encanta”, comenta entre risas. No deja de pensar en nuevas ideas y proyectos; incluso, cuando sale a correr o hace deporte, sus otras pasiones.
Andrea, quien se casó a fines de 2015, ha logrado el equilibrio perfecto entre su vida personal y profesional. Menciona que se adapta rápidamente a lugares que compartan su personalidad y sus valores. “No tengo que esforzarme por encajar; es un proceso muy natural cuando me rodeo de personas como yo”, explica.
Con esa filosofía, ha llevado al JW Marriott al podio, ya que la cadena ha sido distinguida, por dos años consecutivos, con el primer puesto al Great Place To Work en el Perú, uno de los premios más importantes a nivel empresarial en nuestro país. “Ya lo hemos ganado otras veces, pero bajo mi supervisión y el de otras directoras ha sido todo un logro”, admite.
Los retos son parte de su día a día, y Andrea sabe que de todos se puede sacar una lección. “Siempre hay ensayos y errores”, dice, y no solo se refiere al aspecto laboral, sino a las distintas facetas de la vida. Vale la pena arriesgarse en busca del mejor resultado.