A los treinta y nueve años, Claudio Pizarro acaba de ser contratado por el Colonia en lo que él mismo considera su último año como futbolista, antes de retirarse para convertirse en embajador del Bayern Múnich. Tras una carrera brillante y una seguridad económica que le hubieran permitido retirarse de las canchas hace algunos años, ¿por qué insiste en seguir compitiendo? La respuesta es una: para hacer todo lo posible a fin de jugar por el Perú en la Copa del Mundo de Rusia, si es que conseguimos la añorada clasificación. Desde Inglaterra, Claudio nos habla de este y otros retos personales, su afición por la hípica, los restaurantes Michelin y los vinos, y por qué no se arrepiente de nada.
Por Isabel Miró Quesada, desde Londres
¿Cómo te has sentido al volver a las canchas con la camiseta del Colonia?
Estoy muy contento y muy entusiasmado con este nuevo reto. El club es de mucha tradición en Alemania y Colonia es una bonita ciudad. Confío en que el equipo va a mejorar de la mala posición en la que está, porque tiene buenos jugadores y por lo demostrado el año pasado.
¿Qué opciones tienes para después?
Ser embajador del Bayern. Dedicarme al scouting. Director deportivo. Ya he empezado a hacer algunos trabajos de imagen para el Bayern. El otro día, por ejemplo, asistí a una cena de Telecom, para hablar con los sponsors, conversar con el CEO. Tendría que acompañar al equipo cuando viaja a jugar a otros países, por ejemplo.
¿Y ser entrenador?
No, eso implica demasiadas horas, más que como jugador, y ahora quiero tener un poco más de tiempo para mí. El director deportivo es el manager de los jugadores. Decide, por ejemplo, las contrataciones, ve una parte más administrativa. Esas son las posibilidades que se abren cuando deje el fútbol. Pero quiero jugar un año más.
¿Por qué?
Para poder ir al mundial con el Perú, no puedo negarlo. Yo he tenido una carrera brillante, y económicamente estoy estable y podría haber dejado de jugar hace tres o cuatro años, vivir de otras cosas, pero lo que quiero es ir al mundial con mi país, ese es mi gran objetivo.
En los momentos importantes de tu carrera, como cuando has tenido que jugar la Champions League, por ejemplo… ¿Cómo manejas tu día a día?
Leí el otro día algo de un académico que me pareció muy interesante. Decía que las personas de alta competencia que tienen capacidad para estar muy concentradas durante largos periodos, normalmente tienen problemas para socializar con otras personas. Les cuesta. Les cuesta tener esa concentración en la vida diaria. Y a mí me pasa eso. A veces, se me hace difícil concentrarme en una comida y Karla me tiene que empujar. Es increíble, porque cuando estoy en el campo no escuchas nada, estás 100% en eso, ya que si te distraes un segundo pierdes el gol. Aprender a estar concentrado los noventa minutos es algo que vas desarrollando con el tiempo. Y es clave en la alta competencia, donde está sobreentendido que todos juegan muy bien y que ganará quien cometa menos errores.
¿Te imaginas volviendo a vivir en el Perú?
Por ahora, no. Más adelante, quizás sí, cuando me retire a los sesenta, setenta. Me gusta el mar. Viviría en Piura. Me mudé a Paita por un par de años, cuando tenía once, porque a mi papá, que era marino, lo destacaron allá. Luego jugué en Chimbote. También podría retirarme en el Urubamba.
A todo galope
Nos hemos reunido en Londres, porque estás camino a Newmarket, donde corren y se venden los caballos de carrera más importantes del mundo. Es ahí donde tienes tus caballos. ¿Cómo empezó esta afición?
Mi abuelo por parte de mamá era muy hípico. Mi mamá me cuenta que me llevaba mucho al hipódromo, aunque no me acuerdo mucho porque era muy chico. Técnicamente, comienza cuando tenía veintidós años y empecé a jugar con la selección. Compartía cuarto con Chemo del Solar, quien tenía unos caballos. Yo recién salía y él era uno de los jugadores más experimentados. Luego de conversar un poco, me propuso comprar uno juntos.
¿Como al comprar arte?
Sí, quizás, aunque se dice que el arte siempre se revaloriza. Yo no tengo mucha idea de arte, pero me gusta ir a museos, y estoy empezando a mirar un poco ese mundo. Mi primer caballo se llamó Furia Salvaje. Corrió dos o tres veces, y se lesionó. Tuvimos mala suerte. Nunca más compré un caballo con Chemo, pero seguí solo. Armé los colores de mi stud, que hasta ahora tengo en el Perú.
En Inglaterra, ¿ves a otros jugadores?
Estuve hace poco con André Carrillo, que ahora está jugando para el Watford (de la Premier League de Inglaterra). Es uno de los pocos jugadores que se quieren quedar a vivir en Europa. Está con una chica española y acaban de tener mellizos hace unas semanas. La mayoría de jugadores quiere regresar a vivir al Perú, extrañan la familia y el ambiente.
¿Qué mensaje darías a los seleccionados antes de los partidos decisivos contra Nueva Zelanda?
Que estén bien concentrados y que cada uno cumpla su trabajo para que el equipo funcione como siempre y, al final, todos podamos disfrutar con la clasificación.
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