La hija del príncipe Andrew –tercer hijo de la reina Elizabeth II y el príncipe Philip–, que estuvo en Lima para la boda de Sassa de Osma y Christian de Hannover, contraerá matrimonio el 12 de octubre con el empresario británico en la Capilla de St George, el mismo lugar donde se casarán Meghan Markle y el príncipe Harry.
La realeza británica vive una época dulce, llena de amor y buenas noticias para sus integrantes. Tras el nacimiento del pequeño Louis y la inminente boda de Meghan Markle y el príncipe Harry, que se llevará a cabo el 19 de mayo, el Castillo de Windsor se prepara para otro gran evento: el matrimonio de la princesa Eugenie, nieta de la reina Elizabeth II, y el empresario Jack Brooksbank.
La unión tendrá lugar en la Capilla de St George, donde se realizan muchos de los matrimonios de la realeza desde 1863, cuando el entonces futuro rey Edward VII se casó con la princesa Alexandra de Dinamarca. Ahí darán el sí Harry y Meghan, y lo hicieron también el tío de Eugenie, el príncipe Edward, y Sophie Rhys-Jones, la condesa de Wessex, en 1999.
Una infancia difícil
La princesa Eugenie Victoria Helena de York nació el 23 de marzo de 1990 en Londres. Es la hija menor del príncipe Andrew y de Sarah Ferguson, los duques de York, que se divorciaron cuando ella era una niña, en 1996. Andrew es el menor de los hijos de la reina Elizabeth II y su divorcio con ‘Fergie’, como es conocida popularmente, obtuvo gran cobertura en los medios británicos y mundiales, ya que ella solía protagonizar algunos escándalos que durante un tiempo explotó la prensa sensacionalista. La relación de los duques de York nunca fue ideal: se decía que siempre estaban distanciados, sobre todo por los viajes del príncipe Andrew, y la presencia de otros hombres en la vida de “Fergie” no ayudaba.
De hecho, ella fue captada en varias ocasiones en actitudes más que cariñosas con prominentes personalidades, como el multimillonario Steve Wyatt, de Texas. Si bien el divorcio de ambos recién se concretó en 1996, los duques estaban separados desde 1992, cuando el “Daily Mirror” publicó una foto en su portada en la que se veía a John Bryan, un administrador financiero estadounidense, lamiéndole los pies mientras ella estaba en topless. Su comportamiento siguió pasándole factura aun después del divorcio, sobre todo porque acumuló gigantescas deudas en los años ochenta y noventa debido a su glamorosa vida. Hasta que logró establecerse como una exitosa escritora de cuentos para niños, lo que le ayudó, siempre según la prensa británica, a recuperar su dañada relación con sus hijas Beatrice y Eugenie.
Eugenie, por su parte, logró superar, aunque con ciertas dificultades, el divorcio de sus padres y, sobre todo, el dolor que implicaba ver que su madre era sometida con tanta crueldad al escarnio popular de una sociedad siempre sedienta de escándalos, más aún si implicaban a la realeza. Estudió Inglés e Historia del Arte en la Universidad de Newcastle, y desde 2015 trabaja para la galería de arte contemporáneo Hauser and Wirth de Londres.
Eugenie, además, es una destacada filántropa. Es la madrina de la Elephant Family (una ONG que protege a los elefantes asiáticos), del Teenage Cancer Trust y de la Escuela Europea de Osteopatía. A los doce años tuvo que ser sometida a una operación en la columna porque sufría de escoliosis, por lo que también es matrona del Royal National Orhtopaedic Hospital de Inglaterra. En 2016 realizó una campaña para acabar con la esclavitud moderna, una realidad que le chocó particularmente cuando visitó en Londres un campo de refugiados para víctimas de la esclavitud.
Más allá de eso, la vida de Eugenie es, en la medida de lo posible, más bien normal. La revista “Harper’s Bazaar” publicó recientemente una entrevista en la que contaba que siempre se maquillaba en el auto –aparentemente es un poco impuntual, pero se lo perdonaremos por la cantidad de buenas causas que apoya–, que le parecía “muy difícil” caminar en tacones y que veía mucho Netflix. Su trago favorito es el vodka con limón, y su piqueo, las papas fritas.
Una faceta que no ha pasado desapercibida tiene que ver con la moda: resulta que Eugenie suele ser muy elogiada por sus tenidas y por su creatividad a la hora de vestirse. De hecho, se espera que su vestido de boda sea muy especial. “Dado que vive rodeada de arte, esperamos que su vestido sea atrevido, de vanguardia”, ha comentado la especialista en vestidos de novia Kate Beavis. “Será imposible no compararla con Meghan Markle debido a la cercanía de las bodas, pero creo que serán estilos muy, muy diferentes”, agregó.
Un chico normal
Jack Brooksbank, de treinta y dos años, propuso matrimonio a Eugenie en enero de este año durante unas vacaciones que pasaron juntos en Nicaragua. “El lago estaba hermoso, y yo pensé: ‘¡Qué momento increíble!’. Después él me hizo la pregunta, lo cual me sorprendió mucho a pesar de que ya llevábamos siete años de relación. Estaba muy feliz, llorando”, contó Eugenie en una entrevista.
A pesar de tener todas las posibilidades de estudiar en una gran universidad, Jack decidió forjarse su carrera en la hostelería y los clubes nocturnos. De hecho, empezó siendo camarero de restaurantes lujosos de Londres. Su trabajo en estos locales lo llevó a conocer al príncipe Harry, lo cual le permitió relacionarse con la realeza. Conoció a Eugenie en una exclusiva estación de esquí en Suiza, a través de amigos comunes, hace casi ocho años. Y desde entonces están juntos.
Pero los inicios más bien humildes de Brooksbank pueden ser engañosos, debido a que el ahora empresario tiene unos antepasados bastante ilustres. Entre ellos se encuentran Stamp Brooksbank, gobernador del Banco de Inglaterra durante el siglo XVIII. De hecho, Jack y Eugenie son parientes, aunque muy lejanos. Sarah Ferguson, madre de la futura novia, es la tataranieta de lady Julia Coke, hija del tatarabuelo del futuro novio. En la realeza todo queda en familia.