Con el nacimiento del príncipe Louis, los duques de Cambridge se han convertido en una familia numerosa. La pareja también celebra siete años de matrimonio.

El 23 de abril, día de San Jorge, los duques de Cambridge presentaron al mundo a Louis, su tercer hijo. Lo hicieron, una vez más, desde los escalones del Lindo Wing del londinense St. Mary’s Hospital. Kate apareció radiante solo unas horas después de dar a luz al quinto heredero al trono. Para la presentación, optó por un vestido de Jenny Packham en rojo con gran cuello blanco, homenajeando así al santo patrón de Inglaterra, cuyos colores conforman la bandera de la Unión. El vestido es muy similar al que lució Diana en la presentación de Harry, así que seguramente Kate tuvo a su suegra en mente a la hora de elegir el suyo. El atuendo lo completaban unos sencillos pendientes, regalo de la reina, y que forman parte de su colección personal. El bebé apareció abrigado con una capota española de lana blanca, de Irulea, una exclusiva tienda de San Sebastián. María Teresa Turrión, la nana de los niños, habría sido la encargada de escoger el atuendo.

William y Kate posan juntos por primera vez con el pequeño Louis.

Como ya sucedió en anteriores ocasiones, varios hardcore royal fans acamparon a las puertas del hospital durante días. Entre ellos estaba Terry Hutt, viejo conocido de COSAS y que no se pierde ni uno de estos acontecimientos. Como de costumbre estuvo animando a los presentes vestido con su traje de la Unión. Junto a él estuvo John Loughrey (fan de la princesa Diana), quien también ha esperado en Lindo Wing a cada uno de los hijos de los duques de Cambridge, durante quince días en esta ocasión. Comentó que el personal del hospital les había proporcionado té y copos de avena así como duchas calientes, por lo que la espera había sido bastante llevadera. También estuvo Margaret Tyler, de setenta y cuatro años, vestida con los colores de la Unión. Margaret es conocida por tener más de diez mil objetos conmemorativos de la realeza británica y se supone que es la mayor coleccionista de objetos reales del país.

Tras la primera aparición, William –quien estuvo presente en el parto y acompañó a su esposa en todo momento– salía solo del hospital para ir a recoger a sus dos hijos, George y Charlotte. Más tarde aparecieron los tres en el hospital en una Land Rover que manejaba el propio William. George vestía aún su uniforme de colegio, mientras que Charlotte, quien tomaba a su padre de la mano, saludaba coqueta a las cámaras y hasta se dio la vuelta al pie de los escalones para saludar una vez más. La pequeña Charlotte se ha estado robando los flashes últimamente, por su natural desparpajo y simpatía ante los medios, pero también porque, desde el cambio en las leyes de sucesión hace cinco años, su nuevo hermano ya no puede desplazarla del cuarto lugar en la lista de sucesión al trono británico. Una muestra de la popularidad de la pequeña es que el vestido con el que acudió a visitar a Louis se agotó en internet a las pocas horas.

El príncipe William lleva a George y Charlotte a conocer a su hermanito recién nacido en el
St Mary’s Hospital.

Poco después, los niños emprendían el regreso a casa y, media hora más tarde, los duques salían del hospital con el príncipe Louis. En esta oportunidad, el bebé iba en una silla guiada por su padre, el duque de Cambridge. Juntos subieron al Land Rover que acostumbra manejar el príncipe William y emprendieron el tranquilo camino hacia Kensington.

El príncipe William abandona Lindo Wing, en el St. Mary’s Hospital, con su hijo recién nacido. 

La comezón del séptimo año

Menos de una semana después de la llegada del príncipe Louis al mundo, sus felices padres ya celebraban en la intimidad del Palacio de Kensington un nuevo hito de su vida en común: nada menos que el séptimo aniversario de la inolvidable royal wedding del 29 de abril de 2011. Y decir que se trata de un hito para ellos no es algo gratuito, porque el séptimo año en una relación de pareja suele ser el más complicado de todos, como bien lo explican los terapeutas estadounidenses Charles y Elizabeth Schmitz en su best seller Building a Love that Lasts: The Seven Surprising Secrets of Successful Marriage: como ellos apuntan en su libro, no se trata de una superstición fomentada por The Seven Year Itch, la famosa película protagonizada por Marilyn Monroe en 1955 (a su vez inspirada en una obra de teatro del mismo nombre de George Axelrod), sino de un dato estadístico, al menos en Estados Unidos, donde la U.S. Census Bureau (la oficina encargada de organizar los censos de población en ese país) ha determinado que la mayoría de matrimonios en primeras nupcias en Estados Unidos terminan en promedio a los ocho años, es decir, justo después de la aparición de la temida “comezón”, que básicamente consiste en el impulso irrefrenable de uno de los miembros de la pareja a serle infiel al otro cuando transcurre ese período de tiempo.

Obviamente, los recientes indicios de una contagiosa alegría familiar tras el arribo de Louis nos permiten deducir que los duques de Cambridge hasta ahora no se han visto afectados por la proverbial crisis que suele afectar a las parejas que cumplen siete años de matrimonio. Incluso en la misma fecha del aniversario, el domingo pasado, la cuenta oficial del Palacio de Kensington en Twitter compartía una foto del día de la boda real con el siguiente texto: “Hoy, hace siete años… Gracias a todos por sus amorosos mensajes de felicitación por el aniversario de la boda del duque y la duquesa de Cambridge”.

Los días posteriores al aniversario serán de absoluta tranquilidad, especialmente para Kate Middleton y el nuevo príncipe. De hecho, ese será otro de los grandes desafíos que deberán enfrentar en las semanas venideras, cuando ya todos en el Reino Unido vivan la efervescencia típica de las horas previas de una nueva royal wedding, la del príncipe Harry y Meghan Markle, en la que no deberíamos esperar una nueva aparición pública del hermano menor de George y Charlotte. Es más, ni siquiera la presencia de la propia Kate Middleton en la ceremonia del 19 de mayo está asegurada, como lo han sugerido algunas fuentes cercanas a la duquesa.

El príncipe Harry oficializó su compromiso con la actriz Meghan Markle el 27 de noviembre de 2017. Se casarán el 19 de mayo de este año en la capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor. 

Entonces, ¿cuándo volveremos a ver el rostro del nuevo integrante de la familia real británica? Aunque es probable que antes se publiquen fotos en las cuentas oficiales del Palacio de Kensington, como ocurrió en el pasado con George y Charlotte, es casi seguro que la próxima aparición pública de Louis ocurrirá durante su bautizo. George fue bautizado más de tres meses después de su nacimiento, mientras que con Charlotte el intervalo solo fue de dos meses. Es muy probable, entonces, que la esperada reaparición oficial de Louis llegue entre julio y agosto.

Los duques de Cambridge con los príncipes George y Charlotte.

Por lo pronto, Kate Middleton, como ya se dijo, tratará de mantenerse alejada del ojo público. “Estará en licencia por maternidad hasta el otoño (boreal). Planea estar completamente dedicada a su familia durante todo el verano”, aseguró una fuente cercana al Palacio de Kensington.

En todo caso, William y Kate ya iniciaron las presentaciones del nuevo príncipe a los miembros de la familia real, en Kensington, donde recibieron la visita de parientes cercanos. La primera en ser fotografiada mientras visitaba a la pareja fue la hermana de Kate, Pippa Middleton, seguida de su prima, Eugenie de York. El príncipe Harry y Meghan Markle, que son vecinos, probablemente fueron los primeros en visitarlos, pero no hay foto del momento. Los padres de Kate también habrían hecho acto de presencia. 

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