El hermano de la desaparecida princesa Diana y su familia se han convertido en la nueva obsesión de la prensa británica. En el centro de este huracán de atención se encuentran lady Kitty Spencer y Louis Spencer, el heredero del vizconde Althorp, considerados los dos solteros más apetecidos del reino.
Por Manuel Santelices
Gran Bretaña no tuvo que esperar mucho tiempo antes de encontrar al nuevo soltero más apetecido del reino, ahora que el príncipe Harry se encuentra felizmente casado. Lo encontró en la misma boda, cuando el alto y atractivo Louis Spencer, heredero del vizconde de Althorp y sobrino de la desaparecida princesa Diana, hizo su entrada la capilla de St. George en Windsor acompañado de su madre, la ex modelo Victoria Lockwood Aitken, y de sus dos hermanas mayores, lady Eliza y lady Kitty Spencer. El grupo arrancó miradas de inmediato, porque hay pocos que reúnan tanta nobleza, tanta historia y sex appeal como los Spencer. Para los ingleses, y ahora para buena parte del mundo, son irresistibles.
Louis, Eliza, Kitty y su hermana Amelia son hijos de Victoria y Charles Spencer, hermano de Diana y actual vizconde de Althorp. Los cuatro crecieron en Sudáfrica, pero pasaron largas temporadas en la espléndida propiedad de los Althorp en Northamptonshire, un palacete que ha pertenecido a la familia desde hace más de quinientos años y que pasó a manos de Charles, el noveno vizconde, en 1992. Primero en la línea de sucesión, por ser el mayor de sus hijos hombres, está Louis.
Decir que la familia ha tenido períodos disfuncionales es quedarse corto. El divorcio de Charles y Victoria en 1997, después de ocho turbulentos años de matrimonio, se convirtió en uno de los escándalos más recordados de la aristocracia británica. En el juicio, Victoria lo acusó de ser un “adúltero en serie”, de haber tenido al menos doce amantes en un periodo de cinco meses y haberle sido infiel con otra durante el tiempo que ella pasó en una clínica de rehabilitación por problemas de anorexia y alcoholismo.
Incluso antes de firmar los papeles que finiquitaron la ruptura, Charles, que muy noble será pero no tiene gran atractivo físico, se lanzó a una serie de romances que ocuparon páginas y páginas en las columnas sociales de la época.
En 2001 volvió a casarse, esta vez con Caroline Freud, ex mujer del zar de las relaciones publicas británicas Matthew Freud. La pareja tuvo dos hijos, Edmund Charles y lady Sarah Spencer. El matrimonio terminó abruptamente apenas cuatro meses después del nacimiento de la niña, cuando Charles comenzó un affaire con una reportera estadounidense, Coleen Sullivan, que había sido enviada por su periódico a entrevistarlo.
El divorcio, una vez más, estuvo cubierto de escándalos y recriminaciones. Lady Kitty, que acompañó a su padre en varias ocasiones a la corte, llamó a su madrastra “una mujer horrible”, y agregó que se sentía feliz con la decisión del divorcio. Caroline recibió 1,3 millones de libras luego de la ruptura, una fracción mínima de la fortuna de Charles, estimada en 130 millones de libras.
Por su parte, Coleen, la reportera, renunció a su trabajo, a su vida en Norteamérica y a su novio por el vizconde, pero Charles –¡oh, no, Charles!– la abandonó un año después por una banquera londinense, Jane Yarrow, aunque esa relación también duró poco. En 2010, el vizconde volvió a comprometerse, esta vez con lady Bianca Eliot, a la que dejó doce meses después por Karen Gordon, una canadiense divorciada, multimillonaria, empresaria y filántropa que se convirtió en su tercera mujer y, hace unas semanas, en su compañera durante el matrimonio del príncipe Harry y Meghan Markle.
La siguiente generación
Igual que su padre y su desaparecida tía Diana, lady Kitty Spencer creció acostumbrada a los privilegios de su clase y a la atención del resto del mundo. ¿Cómo no? Basta verla para entender por qué está considerada, a los veintisiete años, como una de las mujeres más atractivas de Inglaterra.
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Sin embargo, criada junto a sus hermanos en Sudáfrica, estuvo toda su niñez y adolescencia protegida de la persecución periodística y el acoso público que vivieron sus primos, William y Harry. Eso ayudó a que su carácter permaneciera extrovertido, amistoso y abiertamente coqueto.
Después de estudiar Psicología en la Universidad de Ciudad del Cabo, se mudó a Inglaterra y de inmediato se unió al carrusel social del reino, apareciendo de fiesta en fiesta y gala en gala perfectamente ataviada en ropa de diseñadores europeos y con un ánimo tan efervescente que podría describirse como una burbuja de champán.
Su pasión por las causas sociales –la mayor parte de su trabajo es destinado al apoyo de las comunidades de personas sin hogar– alterna con actividades menos altruistas, como posar en selfies para sus 280 mil seguidores en Instagram o pasear por la pasarela de Dolce & Gabbana durante la Milan Fashion Week. Su único novio conocido fue el magnate italiano Niccolo Barattieri di San Pietro, padre de tres hijos y veinte años mayor que ella, con el que salió durante un par de años.
Las mellizas Eliza y Amelia, de veinticinco años, han mantenido un perfil mucho más bajo que su radiante hermana mayor. Ambas se educaron en Sudáfrica y todavía pasan ahí la mayor parte del tiempo. Ahora es Louis, a los veinticuatro años, el que acapara toda la atención, lo que sin duda le debe causar sorpresa. Hasta ahora su imagen había permanecido alejada de la prensa. La única aparición pública que hizo en los últimos años ocurrió durante una fiesta de Tatler a mediados de 2017, a la que asistió con su hermana Kitty y su madre, Victoria.
Su foto fue publicada en las revistas de Estados Unidos el año pasado, cuando Nicki Minaj lo conoció en el backstage de unos de sus conciertos y posteó una imagen donde aparecía abrazada a él, sugiriendo, en broma, que se trataba de su nuevo prometido. Actualmente Louis, que algún día se convertirá en el décimo vizconde Althorp, estudia en la Universidad de Edimburgo, en Escocia. ¿Y lo más importante? Está soltero.