La infanta española estuvo unos días en nuestro país para visitar diversos centros educativos como directora de Proyectos de Fundación MAPFRE.
Por Adriana Garavito Fotos de Christian Osés
Desde hace una década, la infanta Elena de Borbón es directora de Proyectos de Fundación MAPFRE, uno de los –según cuenta– trabajos más gratificantes; más de una vez ha comentado que se siente muy privilegiada porque le permite ayudar a los demás. Asegura que su objetivo principal es mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad y apoyar en proyectos culturales dirigidos principalmente a la infancia.
Así, la infanta visita constantemente a diversos países de Latinoamérica para supervisar diversos proyectos de estos rubros. Apenas hace unos días llegó a nuestro país para supervisar algunos en Huachipa, San Isidro y Chorrillos.
La primera actividad en su agenda fue asistir a un desayuno con integrantes de la Misión Huascarán, iniciativa que nació a partir de la idea de un grupo de mujeres, entre diseñadoras y empresarias, que busca impulsar proyectos de desarrollo en diversos centros poblados de la región Áncash.
En él tuvo la oportunidad de conocer por primera vez esta misión y los avances que han logrado referentes a implementos de servicios básicos de salud, educación y mejoras de productividad en el sector agrícola de la zona.
Buena bienvenida
Al día siguiente, la infanta se dirigió a Lurigancho-Chosica, acompañada de Antonio Núñez, vicepresidente de Fundación MAPFRE; Renzo Calda, presidente ejecutivo de MAPFRE Perú, y Daniel Restrepo, director de Acción Social de Fundación MAPFRE, para visitar el proyecto Escuela Sociodeportiva Warma Yachay, que funciona en conjunto con la Fundación Real Madrid y CESAL.
Esta escuela, basada en un enfoque integral de diferentes disciplinas educativas, atiende a 233 menores de entre seis y dieciséis años. Su estrategia de formación se canaliza a través del deporte, y sus alumnos, además, aprenden a hacer un mejor uso de su tiempo libre. Después la infanta se tomó un tiempo libre y jugó un poco de básquet; probó puntería y lanzó la pelota algunas veces al aro.
También en Huachipa pasó por el programa del Centro de Desarrollo Educativo y Social de Huachipa, que funciona en conjunto con CESAL. Este proyecto busca fortalecer las habilidades sociales de niños y adolescentes, promoviendo su bienestar físico y emocional. Para ello ofrece formación técnica y acceso al empleo formal.
“¡Princesa!”, exclamaban las chicas al ver a Elena de Borbón entrando al centro educativo. La recibieron dos niñas vestidas con trajes de marinera norteña para guiarla, y ella no dudó en sonreírles, saludarlas, escucharlas y seguirlas cuando le mostraban los detalles de las aulas. Más tarde, la infanta aplaudió con entusiasmo la demostración de marinera que bailaron con motivo de su visita, probó algunos postres que le invitaron y se sentó a escuchar los testimonios de las jóvenes que han aprendido diversos oficios gracias al proyecto. La duquesa de Lugo también recibió cartitas escritas a mano por los más pequeños y escuchó a cada responsable de los proyectos para estar al tanto de la situación de los niños en la escuela.
A la mañana siguiente partió al proyecto La práctica de la Seguridad Vial, en un colegio de San Isidro, que está orientado a impulsar la formación de comportamientos seguros y saludables relativos a la seguridad vial. El trabajo se realiza en escuelas de Lima, Arequipa, Trujillo, Chiclayo y Cusco, y logra que tanto alumnos como docentes adquieran nuevos conocimientos de seguridad vial y desarrollen mecanismos para ponerlos en práctica.
El programa se basa en capacitar, entregar material, asesorar y hacer un seguimiento a alumnos y docentes. Según la organización, se trabaja teniendo en cuenta la comunidad donde está asentado el colegio, y se realizan actividades tanto en el interior como en el exterior del centro. Al final del ciclo escolar se llevan a cabo las premiaciones. Elena de Borbón quedó muy gratamente sorprendida con el manejo de los niños sobre el tema, y cómo es que estos confesaron que, en casa, enseñan a sus padres a ser, por ejemplo, buenos peatones.
Más tarde, ese mismo día, Elena asistió a dos colegios en Chorrillos: Corazón de Jesús de Armatambo y Santa Teresa de Chorrillos para conocer el proyecto Semillas, Aprendiendo en Familia. Este se lleva a cabo en conjunto con la Asociación de Hogares Nuevo Futuro y trabaja con 767 padres y madres de familia de niños de entre dos y cinco años de cada colegio.
Tal iniciativa surgió cuando se detectó la falta de compromiso por parte de los padres y tutores de los menores. Lo que busca es capacitar a los papás, y lograr que comprendan el rol protagónico que tienen en la vida de sus hijos. En ese sentido, como enfatiza la asociación: “Se busca mejorar la dinámica interna de las familias que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad y riesgo de exclusión social, así como reforzar el papel de la comunidad educativa. Se trata de garantizar el derecho fundamental de los niños y niñas a vivir en un ambiente familiar y escolar saludable”.
Elena de Borbón partió a España muy contenta por la situación y los logros de los proyectos. Está muy comprometida con hacer posible que la educación y el fomento del trabajo tomen pasos agigantados. No hay duda de que regresará pronto con la misma actitud que ahora: atenta a cada detalle y llena de energía.