La “amiga entrañable” de Juan Carlos de Borbón afirmó que este la usó como testaferro, lo que revelaría la existencia de un patrimonio oculto del rey emérito en el extranjero. La familia real española suma un nuevo escándalo.
Por Débora Dongo-Soria S.
Se dice que, a veces, una mala acción puede borrar las buenas. Y que cuando las malas son muchas, ya es muy difícil resaltar lo positivo de una persona. Eso es lo que una parte de la prensa española le impuesta al rey emérito de España, don Juan Carlos de Borbón, de ocenta años.
Unos audios difundidos recientemente en España ponen en aprietos y ensombrecen mucho más la figura del monarca, igual o más que sus cacerías de elefantes, los rumores de sus múltiples amantes, sus presuntos hijos secretos y los casos de corrupción al interior de la familia real. Los nuevos escándalos están relacionados con la misma persona: la princesa y consultora alemana afincada en Mónaco Corinna zu Sayn-Wittgenstein, autodenominada la “amiga entrañable” de Juan Carlos I, aunque los medios españoles simplemente la describen como su amante.
En una grabación realizada en Londres por el entonces comisario de Policía José Manuel Villarejo, en 2015, con un micrófono oculto, se oye a Corinna confesarle que el rey emérito la utilizó como testaferro para ocultar patrimonio y propiedades en el extranjero. “No lo ha hecho porque me quiera mucho, sino porque resido en Mónaco”, comentó Corinna en referencia a que en el principado no existe obligación de hacer una declaración pública de patrimonio.
El encuentro entre la aristócrata y Villarejo fue propiciado por el empresario Juan Villalonga, ex presidente de Telefónica y amigo de ambos. Villarejo ha explicado en varias ocasiones que se reunió con Corinna a petición del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) para, según él, recuperar una documentación sensible que Juan Carlos I le habría entregado a Corinna cuando mantenían una relación sentimental. De hecho, Corinna también dice en el audio que recibió amenazas del CNI y que este realizó dos operativos, uno en Londres y otro en Mónaco, para conseguir los papeles. El hoy excomisario está en prisión preventiva por los presuntos delitos de blanqueo de capitales, cohecho y organización criminal por grabar ilegalmente a personalidades y vender la información.
La conversación grabada entre Corinna y Villarejo, publicada por OKDiario y El Español, revelaría la existencia de un patrimonio oculto de Juan Carlos de Borbón en el extranjero. Según los audios, el rey emérito habría cobrado comisiones por actuar como intermediario en la construcción del tren de alta velocidad entre las ciudades de La Meca y Medina, en Arabia Saudita.
En la grabación también se oye a Corinna decirle al ex comisario que estaba viviendo una “pesadilla” porque, al terminar su relación con el monarca, Juan Carlos I le reclamó las propiedades. Corinna insiste en que si se las devolvía, poniéndolas a nombre de terceros como pretendía el rey emérito, incurría en un delito. “Me está poniendo una presión bárbara para que le devuelva esas cosas, pero si lo hago vulnero la ley y puedo ir a la cárcel (…). Eso es blanqueo”, se escucha decir a Corinna. “Un día te levantas y tienes un terreno en Marruecos. Al día siguiente, viene el rey y dice que se lo des. Pero eso es lavado de dinero”, se queja.
La alemana también revela que Juan Carlos I le pedía que pusiera las propiedades a nombre de su primo lejano, Álvaro de Orleans-Borbón, quien también vive en Mónaco. “Ahora están tratando que yo pase estas cosas a Álvaro a través de Dante (en relación al abogado del rey emérito, el suizo Dante Canonica). Están haciéndome la guerra porque yo no quiero cometer un delito”.
Además, según le cuenta Corinna a Villarejo, Juan Carlos I manejaba cuentas en Suiza a través de su primo Álvaro, aunque este último ya ha negado la acusación. Con el dinero de esas cuentas, “se pagan vuelos privados” del aeropuerto militar de Torrejón de Ardoz a Los Ángeles. Incluso dice que varias veces escuchó a Juan Carlos I pedir a diferentes personas que suscribieran contratos a favor del Instituto Nóos, de su yerno Iñaki Urdangarin, esposo de la infanta Cristina, hoy preso por delitos de corrupción.
Un días después de conocerse los audios, la princesa señaló a través de un comunicado: “Desde hace tiempo, ha habido una campaña de descrédito con motivación política contra mi persona. Siempre he actuado correctamente y pretendo continuar viviendo mi vida de forma tranquila, con independencia de los años de acoso constante y de los intentos de descrédito público que he padecido con un sinfín de información falsa. Tengo enorme respeto por las instituciones de España, pero no puedo permitir ser utilizada en un conflicto que no me atañe”.
Perfil bajo
La policía española evalúa la veracidad de los audios, pero el escándalo ya ha salpicado a la familia real española, que aún no se ha pronunciado. De hecho, a finales de julio don Juan Carlos canceló su participación en la Copa del Rey de Vela ante una inesperada lesión en su muñeca, el argumento “oficial” perfecto para evitar a la prensa. Así, padre e hijo no compitieron en el evento, imagen que no se repite desde hace casi diez años.
Durante la regata social en Sanxenxo, en Galicia, Juan Carlos I se quedó encerrado en su carro durante una hora, también para sortear a los periodistas. Tenía previsto participar con su yate Bribón, pero al final la competición se suspendió por mal tiempo.
El rey emérito no ha sido visto en actos institucionales desde el 7 de junio. Según su entorno, su ausencia se debe a que aún se está recuperando de la operación de rodilla a la que se sometió a inicios de abril. Pero extraoficialmente se sabe que la reaparición de su “amiga entrañable” podría terminar de alejarlo más tiempo de la escena pública.
El objetivo principal es salvaguardar la imagen de su hijo, el rey, y de la Corona. Felipe VI no ha tenido, hasta ahora, un traspié de este tipo, pero los errores de su padre y de quienes lo rodean –como su cuñado Iñaki, ex duque de Palma– terminan por golpear su imagen, contaminar a la institución familiar e, incluso, cuestionar la pertinencia de su cargo. Justamente, en parte por eso su padre abdicó al trono hace cuatro años.
En estos tiempos, el rey Felipe VI se enfrenta a un cada vez mayor sentimiento republicano en España y a la baja popularidad de la monarquía, sobre todo entre los jóvenes. Poco ayuda la tensa relación y los desaires públicos entre su madre, doña Sofía, y su esposa, Letizia, y la resistencia de su hermana Cristina a renunciar a los derechos sucesorios tras el caso Nóos.
La reaparición de Corinna también ha generado un distanciamiento entre don Juan Carlos y el actual rey. Recordemos que, en su momento, fue el propio Juan Carlos I quien se enemistó con su padre, don Juan, por el trono, luego de que aceptara reinar por designación de Franco.
La amiga del rey
Corinna zu Sayn-Wittgenstein es hija del ex director europeo de la compañía de aviación brasileña Varig, el ya fallecido danés Finn Bönnig Larsen, y de la alemana Ingrid Sauerland. Vive entre Londres y Mónaco, y se dedica a organizar safaris para los ricos y famosos. Es dos veces divorciada y tiene dos hijos. Aún utiliza el apellido de su segundo marido, el príncipe alemán Casimir zu Sayn-Wittgenstein-Sayn.
Los rumores de una relación amorosa entre Corinna y don Juan Carlos se intensificaron en 2012, luego de que se supiera que ambos viajaron a Botsuana para ir de cacería. Tras ese viaje, el rey tuvo que ser operado de la cadera en un hospital de Madrid y, pese a la incomodidad de su esposa, doña Sofía, Corinna fue a visitarlo.
A raíz de ese hecho, el diario italiano La Stampa escribió: “En España hay dos reinas: Sofía, casada desde 1962 con el rey Juan Carlos; y la oficiosa, la provocadora y rubia princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, separada y amante desde hace cuatro años del soberano más tombeur de femmes (casanova) de España”.
Pero el rumor de una infidelidad se remonta a 2004, cuando ambos se conocieron durante una cacería en la finca de La Garganta, en Ciudad Real. El entonces rey le pidió a Corinna, casi treinta años menor que él, que se sentara a su lado durante el almuerzo. Desde ahí se empezó a especular sobre su relación. Incluso se ha dicho que Juan Carlos I la llevó a vivir cerca del palacio de la Zarzuela, donde él vivía con su esposa.
La prensa también señala que, a pedido del rey emérito, Corinna organizó la luna de miel de Felipe y Letizia, y apoyó negocios de Iñaki Urdangarin. Su nombre, además, aparecía en varios de los correos electrónicos analizados durante el juicio al esposo de la infanta Cristina.
Con sus nuevas revelaciones, la supuesta ex amante del rey emérito, involucrada en los mayores escándalos reales, habría terminado de complicarle la vida.