La discreta hija de Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover ha brindado su primera entrevista a un medio de comunicación. A sus 20 años, Alexandra de Hannover revela que tiene aficiones —como escuchar a Pink Floyd y leer a J.D. Salinger— y aspiraciones que la acercan al resto de jóvenes de su generación.
Por Redacción COSAS
Se crió devorando libros, paseando en museos europeos y patinando sobre hielo, como muchas otras adolescentes. Pero ella es diferente. Alexandra de Hannover ha vivido rodeada de lujos, entre palacios y títulos nobiliarios. Aunque es uno de los miembros menos conocidos de las dos poderosas familias de las que proviene —los Hannover, por parte de su padre, Ernesto, y los Grimaldi, por su madre, Carolina de Mónaco—, la joven decidió presentarse al mundo y esta semana concedió una reveladora entrevista a la revista «Telva».
Ahí, habla por primera vez de sus anhelos y desvela ciertos aspectos de su personalidad. No obstante, con la discreción que la caracteriza, evita pronunciarse demasiado sobre su familia. Hija única de un extraño matrimonio real —sus padres se casaron en 1999 y tras más de una década distanciados, e incluso con otras parejas, no han firmado el divorcio—, Alexandra ha crecido más cerca de su familia materna, junto a sus hermanos Pierre, Andrea y la siempre mediática Charlotte Casiraghi. En la casa güelfa tiene otros dos hermanos, Ernesto y Christian, esposo de Sassa de Osma, con quienes también guarda buena relación.
Una royal con personalidad
Pero el hecho de permanecer durante mucho tiempo en un segundo plano no se contrapone a sus ideales. Alexandra de Hannover sabe muy bien lo que quiere en la vida. En su infancia, explica, «los estudios eran lo primero». Al igual que sus hermanos acudió a la monegasca École de la Condamine y ahora cursa estudios superiores en Estados Unidos. Lo que le permite afianzar su fluidez idiomática: habla alemán, inglés, francés y algo de español e italiano.
«Siempre tuve claro que quería ir a la universidad. Y así lo hice. Estudio en la Universidad de Nueva York, Ciencias Políticas y Filosofía. Pero más con el deseo de nutrirme intelectualmente que con una visión laboral. Es que me encanta leer», una pasión que compagina bastante bien con su otro gran amor: la moda. «Me gustaría dedicarme a algo relacionado con el arte o la moda. Creo que sería una gran personal shopper. Compraría para los demás, así disfrutaría de ese placer sin sentirme culpable. Me quedaría con la mejor parte», agrega.
Pese a esto, Alexandra muestra una postura crítica sobre el consumo y el medio ambiente. «Mi generación, aunque igual estoy siendo demasiado optimista, está muy concienciada, pero me saca un poco de quicio la incoherencia. Erradicamos las pajitas de plástico pero bebemos de un recipiente de plástico y compramos ropa que no es biodegradable», reflexiona.
Además de estas aficiones, la joven princesa que cumplirá 21 años en julio próximo, tanto por el lado paterno como materno, tiene al deporte como otro pilar fundamental. Aunque desde niña practica patinaje sobre hielo, tuvo que dejarlo cuando comenzó a prepararse para acceder a la universidad. «Admiro esa mezcla que tiene de componente artístico y de disciplina atlética. Su nivel de exigencia. Tenía, por supuesto, que aparecer cada día en los entrenamientos, pero había algo mejor; saber que nadie podía hacerlo por mí. Al deporte le da igual quién seas o de dónde procedas. Debes esforzarte igual que los demás«, afirma.
Cuestión de familia
Para su primera entrevista, Alexandra de Hannover aparece sin una gota de maquillaje y con un abrigo negro que, confiesa, es de su madre. «Mi vida es la de cualquier estudiante de mi edad y la universidad me mantiene fuera del foco mediático. Así que visto acorde con ese estilo de vida. Un buen par de jeans, una polera, zapatillas o mocasines bonitos», detalla. El abrigo de Carolina de Mónaco es una de las escasas alusiones que hace a la princesa, y por supuesto no se menciona ni la separación de sus progenitores ni el mal estado de salud de su padre, al que lleva sin ver, según apunta «Vanitatis», desde la boda de Christian y Sassa de Osma, celebrada en Lima en marzo de 2018. «Tomo muchas cosas del armario de mi madre. No sé si ella está tan contenta como yo con eso», revela divertida.
Cabe destacar que Alexandra de Hannover ostenta un mayor rango entre sus hermanos y primos maternos, ya que es, duquesa de Brunswick y Luneburgo, y princesa de Gran Bretaña e Irlanda. Incluso ocupaba un lugar en la línea de sucesión al trono británico, del que quedó excluida automáticamente hace un par de años cuando se bautizó en la fe católica. Como se sabe, solo los anglicanos pueden ser reyes en Inglaterra.
A pesar de todo esto, en esta primera entrevista, la princesa se muestra como una joven sencilla y madura. «No soy aún del todo consciente de que yo pueda tener una voz. Tampoco de mi condición de princesa, trato de no pensar en ello sin dejar de agradecer, por supuesto, lo privilegiada que he sido. Pero quiero una vida normal», sentencia.