Un juez de Estados Unidos se ha negado a archivar la denuncia del príncipe Andrés por abuso sexual. Será el primer miembro de la Familia Real en sentarse en el banquillo de los acusados.

Por Marina Valle

Ocho días. Es lo que ha tardado el juez Lewis Kaplan en decidir que el futuro legal del duque de York es más que negro. El pasado 4 de enero, tenía lugar una vista en la que sus abogados iban a defender ante el tribunal la solicitud para que desestimara la demanda por abusos sexuales a menores que le interpuso Virginia Giuffre en agosto pasado. Pero parece que sus argumentos no le han convencido en absoluto y el juez lo ha tenido claro: el príncipe Andrés va a tener que ir a juicio, una decisión histórica del tribunal de Nueva York que puede hacer tambalear -otra vez- los cimientos de la Corona británica.

Ha sido este mismo martes cuando el juez ha comunicado a las partes la determinación de que el duque de York, al que se considera el engreido de la reina Isabel, se siente en el banquillo de los acusados. Hasta ahora, él ha negado con vehemencia todas las informaciones vertidas desde hace años por la demandante, Virginia Giuffre, que asegura haber mantenido relaciones sexuales con él en repetidas ocasiones siendo aún menor de edad. Pero sus negativas no han servido de nada: tendrá que convencer al juez de su inocencia.

El príncipe Andrés, el pasado abril. (Reuters/Pool/Steve Parsons)

El príncipe Andrés, el pasado abril.

Así, veremos por primera vez a un miembro de la familia real británica sentado en el banquillo. Y no estamos hablando de un primo de la reina Isabel o de alguno de esos parientes lejanos que de vez en cuando protagonizan pequeños escándalos que adquieren más relevancia por tratarse de sus familiares. Es su propio hijo y además alto representante de la Casa Real hasta hace dos años, cuando abandonó sus funciones reales, precisamente por su relación con el magnate Jeffrey Epstein, al que se considera cabecilla de la trama sexual por la que se ha visto salpicado el duque de York.

Desde entonces, ha sido prácticamente un no parar de noticias relacionadas con este escándalo, y no precisamente positivas. Llegaron primero las reclamaciones del FBI para que prestara su colaboración para esclarecer el proceso, a las que hizo caso omiso. No tardó mucho en llegar la demanda de Virginia Giuffre ante el Tribunal de Menores de Nueva York. Y el año terminaba con la condena de 60 años de prisión por tráfico sexual de menores a Ghislaine Maxwell, expareja y mano derecha de Epstein y amiga personal del príncipe Andrés.

El príncipe Andrés, en una imagen de archivo. (EFE/Facundo Arrizabalaga)

El príncipe Andrés, en una imagen de archivo.

Esta condena no era, desde luego, una invitación a pensar que las cosas les podrían salir bien a los abogados de Andrés, aunque algunos expertos judiciales que analizaron el proceso coincidían en que había sido bueno que, durante el juicio a Maxwell, ni el príncipe ni su demandante hubieran tenido un gran protagonismo. Solo se mencionó al hijo de la reina Isabel como uno de los pasajeros del avión Lolita Express, que supuestamente llevaba a invitados y chicas a la mansión de Epstein. Además, el juez decidió que la agenda de contactos de la acusada quedara sellada, evitando así que muchos nombres muy conocidos salieran a la luz. Dos señales que para los más entendidos eran buenas noticias para el príncipe.

Pero era solo un espejismo. Si el 2021 acababa mal para el duque de York con la sentencia a Ghislaine Maxwell, el 2022 no ha podido empezar peor, no solo por esta decisión histórica del tribunal para sentar a un miembro de la realeza en el banquillo, sino porque justo después de la vista en la que se estudiaba su recurso para archivar la denuncia de Giuffre, salía a la luz un documento bomba fechado en 2009. En él decía que la demandante, llamada entonces Virginia Roberts, había acordado con Jeffrey Epstein no demandar a ninguno de los supuestos implicados en la trama, a cambio de un pago de medio millón de dólares.

Virginia Giuffre, tras poner la demanda el pasado verano. (Reuters/Shannon Stapleton)

Virginia Giuffre, tras poner la demanda el pasado verano.

Precisamente, los abogados utilizaron este documento para conseguir que se archivara el caso, así como los datos sobre la residencia de la demandante, que estaban confusos. Pero ni uno, ni otro, ni los argumentos esgrimidos ante el juez les han servido para que su real cliente se libre del mal trago. Ahora, el príncipe Andrés solo se libraría de un juicio en caso de que llegara a un acuerdo económico con Virginia Giuffre. Y, aunque en Estados Unidos un 97% de los procesos se acaban sin llegar a juicio, es una opción que el duque de York tiene que estudiar bien con sus abogados. Aunque se libraría de sentarse en el banquillo, para muchos, el llegar a un acuerdo económico implica asumir la culpa. Y lo cierto es que, haga lo que haga, lo cierto es que su reputación está más que dañada.

La reacción de la reina Isabel

Eso sí, en todos estos meses, el duque de York ha tenido el apoyo incondicional de su familia más cercana: sus hijas, su exmujer y la reina Isabel. No así tanto de su hermano, el príncipe Carlos, y su sobrino, el príncipe William, a quienes se considera los artífices de su dimisión en noviembre de 2019. De momento, las palabras de Buckingham a los diferentes medios británicos que han intentado conseguir una primera reacción a esta reciente decisión judicial han sido que «no comentan sobre lo que es un asunto legal en curso». Es decir, la misma postura oficial que se ha mantenido desde que se conociera la detención de Epstein y la trama sexual que encabezaba junto a Ghislaine Maxwell, como si el príncipe Andrés no existiera ya en la familia real.

El príncipe Andrés y Giuffre

El príncipe Andrés y Giuffre junto a Ghislaine Maxwell, en Londrés, 2001

En una entrevista para El País, en 2019, el príncipe negó conocer a Virginia. También mencionó que no podía estar seguro de que la mano en la cintura de Virginia sea suya, ya que no recuerda haberse tomado la fotografía. En el vídeo, el duque de York se ve nervioso mientras tartamudeaba las respuestas que iba dándole a la periodista.

Además, confesó arrepentirse de haberle dado su apoyo a Epstein cuando fue acusado y denunciado.

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