Charles III renunció a comer hígado de ganso desde hace una década y ahora ha prohibido su presencia en el menú de sus residencias.
Por Sergio Herrera
Uno de los rasgos más conocidos del rey Charles III es su amor por los animales. Por esta afición se le han atribuido varias leyendas como el hecho que solía hablar con las gallinas de su residencia, Highgrove House. Al margen de los rumores, recientemente, ha prohibido el foie gras en el menú de todas sus residencias reales. No es una noticia que deba sorprendernos, al fin y al cabo, Charles es el royal con más conciencia medioambiental, además de ser un adelantado a su época.
Es así que en Duchy House Farm, su granja orgánica de 700 hectáreas situada en Highgrove, la agricultura ecológica y el respeto al bienestar animal son la norma desde fines de los cohenta. En esa línea, el Rey decidió dejar de comer hígado de ganso hace 10 años. Asimismo, ha decidido ir un paso más allá respondiendo a los activistas de PETA que llevan muchos años denunciando la crueldad de los métodos por los que se obtiene el foie gras. Este es un embutido que se obtiene del hígado hipertrofiado de gansos y patos. Para ello, se sobrealimenta a estas aves con tal que sus hígados alcancen un tamaño desproporcionado para después sacrificarlos.
La polémica en torno a la ética que representa la fabricación de estos embutidos ha llevado a su prohibición de su producción en más de 15 países, entre ellos, Alemania, Argentina, India, Israel e Italia. Ahora Charles III se suma a estas iniciativas animalistas y ha prohibido el consumo de foie gras en todas las residencias de la corte real. Cabe destacar que, actualmente, el Reino Unido prohíbe la producción del foie gras, pero permite su venta.
Las demandas de PETA hacia la coronación del rey Charles III
Sin embargo, PETA ha aprovechado la ocasión del foie gras para plantear una nueva exigencia al rey: utilizar pieles sintéticas de armiño para su ceremonia de coronación que se celebrará el próximo 6 de mayo. No se sabe si el nuevo monarca llegará a aceptar esta medida, aunque no es descabellado pensar que sí, porque Charles III es un conocido amante de los animales. De hecho, tras la muerte de la reina Elizabeth II, Charles III y la reina consorte Camilla trasladaron a Beth y Bluebell, sus dos jack russells de 10 y 11 años al Palacio de Buckingham.
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