Gustav de Sayn-Wittgenstein-Berleburg, primo del rey Federico X de Dinamarca, y su esposa Carina Axelsson celebraron el bautizo de su segunda hija en el castillo de Berleburg

Por: Redacción COSAS

El sábado pasado, el castillo de Berleburg, en el estado federado alemán de Renania del Norte-Westfalia, fue escenario de un evento real: el bautizo de la princesa Mafalda Sayn-Wittgenstein-Berleburg. Este acto reunió a destacadas figuras de la realeza danesa y griega.

Gustav y Carina con sus dos hijos, ambos llegaron al mundo mediante un vientre de alquiler.

La ceremonia se llevó a cabo en la capilla del castillo, residencia de la familia Sayn-Wittgenstein. En una emotiva ceremonia se presentó a la comunidad real a la pequeña Mafalda, nacida en abril de este año mediante gestación subrogada en Estados Unidos. Gustav, el príncipe de Sayn-Wittgenstein, y su esposa Carina Axelsson, eligieron para el bautizo un traje tradicional que lleva años de historia en la familia.

Encuentro de dos casas reales

El evento estuvo marcada por la presencia de distinguidos padrinos y madrinas. Entre ellos se encontraban la princesa Marie de Dinamarca, cuñada de los reyes Federico y Mary, quien asistió con un elegante vestido estampado. También estuvieron presentes el príncipe Philippos de Grecia, sobrino de la reina Sofía de Grecia y la antigua nobleza alemana como el príncipe Felipe de Hesse, el príncipe heredero Christian-Kraft zu Hohenlohe-Oehringen, la princesa Kelly de Saxe-Coburgo und Gotha y la baronesa Helle Reedtz-Thott. Estos padrinos y madrinas, miembros de la antigua nobleza europea, subrayan el carácter internacional y tradicional del evento.

El bautizo de Mafalda fue un momento de unión entre estas dos casas reales europeas.

Un pasado nazi

El contexto de este evento es particularmente significativo debido a la historia familiar que rodea a la familia Sayn-Wittgenstein. Gustav, quien ha liderado la casa desde la muerte de su padre en marzo de 2017, tuvo que luchar contra un legado complicado para casarse con Carina.

Su abuelo paterno fue un general del ejército alemán que mantenía vínculos cercanos con los nazis. Antes de fallecer, dejó estipulado en su testamento que ninguno de sus descendientes podría contraer matrimonio con una mujer que no fuera noble y de raza aria, bajo la amenaza de perder su título, la jefatura de la casa Sayn-Wittgenstein-Berleburg y el castillo familiar.

El hijo mayor de Gustav, Richard, se casó con la princesa Benedicta de Dinamarca, cumpliendo así con esta estricta condición. Richard falleció en 2017. Sin embargo, su nieto Gustav se enamoró de Carina, una mujer estadounidense modelo y escritora. En 2020, finalmente esta normativa fue impugnada por el Tribunal de Apelación de Renania del Norte-Westfalia. Después de ello, Gustav y Carina se casaron en 2022.

La pareja se casó en 2022, cuando un tribunal alemán abolió la ley familiar.

La historia de la familia Sayn-Wittgenstein-Berleburg es un testimonio donde se demuestra que aún existen luchas entre los viejos pensamientos y la modernidad. Carina expresó en 2016 su indiferencia por no estar casada oficialmente con Gustav, afirmando: «Me da igual no estar casada con Gustav. Él es el hombre de mi vida y con quien quiero estar». La eliminación de las cláusulas discriminatorias del testamento de Gustav Albrecht marcó un avance importante en la aceptación de Carina como miembro oficial de la familia.

Los príncipes nacidos por gestación subrogada

La pareja tuvo que esperar 20 años antes de casarse y al decidir en su descendencia, Gustav y Carina ya tenían más de 50 años. Ambos optaron por un método poco seguido por las coronas europeas: la gestación subrogada. De esta forma nació Gustav Albrecht en el 2023 y, de igual forma, Mafalda, su segunda hija nacida este año.

Gustav Albrecht, el primogénito de Carina y Gustav, lleva el mismo nombre de su bisabuelo.

La celebración del bautizo de Mafalda simboliza su bienvenida a la nueva generación de la familia real y la superación de obstáculos históricos. La ceremonia, que coincidió con el matrimonio de la princesa Märtha Louise de Noruega con el chamán Durek Verret, destacó cómo la realeza moderna sigue adaptándose a los tiempos actuales mientras mantiene vivas las tradiciones del pasado.

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