La herencia cultural de la novia, Maple Sam, fue la inspiración de la event planner Gabriela Ibárcena para diseñar esta glamorosa recepción nupcial
Por María Jesús Sarca Antonio
La boda de la modelo Maple Sam y el empresario Cristóbal García-Miró fue la más espectacular en lo que transcurre del año. La ceremonia, romántica y elegante, destacó con un camino nupcial iluminado con velas y los elementos a juego con el maravilloso vestido de orquídeas. El ramo de Maple y el botonier de Cristóbal hechas de flores rojas fue una pista para lo que nos esperaba en la recepción.
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«El rojo es el color más feliz», escribió Maple en una de sus publicaciones y fue el tono que más destacó en toda la decoración de la recepción. Días antes del evento, Maple documentaba la planeación y nos permitió conocer algunos vistazos de los decorados a través de sus redes sociales. Las expectativas estuvieron altas y se cumplieron: logró una fantasía oriental con cada uno de los detalles ideados para sumergir a todos sus invitados y hacerlos partícipes del estilo oriental.
Celebración a la cultura china
Gabriela Ibárcena fue la mente creativa que llevó a cabo la boda de ensueño de la novia. En homenaje a la ascendencia china de Maple, la recepción fue de un estilo tradicional oriental con mucha modernidad. Al ingreso, se observó unas cortinas satinadas rojas, que permitió a los invitados atravesar por un túnel lleno de flecos y borlas, reflejadas en un piso y paredes de espejo rojas, que dio la sensación de pasar a otra dimensión.
“Nos especializamos en ofrecer piezas cuidadosamente que transforman cualquier espacio en una experiencia única, con atención al detalle y un enfoque en el diseño sofisticado y atemporal. Casa Gaia combina calidad y estilo para hacer de cada evento un momento especial”, explicó sobre su trabajo en una entrevista previa con COSAS.
Gabriela, junto a su equipo, recrearon una gigantesca estructura que logró recrear unos salones chinos, con tapiz pintado a mano, estructuras y pantallas con estilo oriental. En el techo se mantenían suspendido unos globos de Cantoya que, según la tradición asiática, son para pedir buenos deseos.
El buffet fue de inspiración europea y asiática. Contenía distintos platillos chinos, ramen, mesas de mariscos y quesos, adornado con flores de cerezo, una torre de galletas de la fortuna dorados, estructuras en forma de pagodas con bocaditos y una torta roja situada en el centro. Los adornos iban desde dragones dorados, velas, pequeñas estatuas de Buda, pero lo más deslumbrante, sin duda alguna, fue la escultura de hielo en forma de dragón: una obra de arte. El centro de las mesas de los invitados tenía una lámpara roja que irradiaba una tenue luz cálida y el menaje en porcelana blanca con sutiles detalles rojos.
Uno de los momentos cúspide de la celebración fue el show de dragones bailarines chinos, que son una tradición cultural que tiene la finalidad de bendecir y llenar de abundancia a Maple y Cristóbal. En un escenario lleno de humo, el espectáculo sorprendió a todos.
El after
Sin dejar el estilo oriental, la fiesta llena de luces, música electrónica y efectos visuales, nada envidiable de una fiesta en Las Vegas, fue todo un disfrute para los invitados. Uno de los personajes que animaron la noche fue la imitación de Elvis Presley como parte del show de la «hora loca».
Los looks fue una de las mejores elecciones, donde pudimos ver a los esposos disfrutar entre plumas y brillos. Maple lucía un hermoso vestido rojo que le permitió lucir su cuerpo lleno de encajes y pedrería, de mangas largas, escote recogido en un botón en el cuello y una dragón chino en la transparencia de su espalda. Ambos bailaron y y cantaron con la selección musical, que no dejó a ninguna en las sillas.
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