Katerina D’Onofrio es la coprotagonista de La última tarde, de Joel Calero, ganadora del premio del público del Festival de Cine de Lima. Además, participa del montaje Nuvem en el Centro Cultural El Olivar y de Hamlet, que se estrena en el Teatro Británico este 10 de setiembre.

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¿Imaginaste la buena acogida que tendría el filme en el festival?
Siempre trato de trabajar enfocada en el momento, sin expectativas. Pero sí teníamos la sensación de que habíamos hecho un trabajo importante, de que estábamos presentando algo bacán.

¿Hay algo de ti en tu personaje?
Ella intenta ser lo más humana posible. Claro que tiene grandes ideales de cambio y justicia, que son importantes, pero, cuando no los puede abordar en un sentido macro, prefiere enfocarse en ser mejor persona, ser lo más justa posible con quienes la rodean en su vida cotidiana.

En octubre se estrena tu cuarta película: “Siete semillas”. ¿Lo tienes todo planeado, como “de aquí en cinco años me veo en…”?
No tengo idea. Siempre hay un deseo, como con el cine. Cuando hice mi primera película, “Las malas intenciones”, me cogió el bichito y me dije: “Por favor, que nunca pare de hacer cine”. Ahora ya estoy preparando mi quinta película, de la cual todavía no puedo contar mucho, pero en cinco años quisiera no solo seguir en la actuación, sino hacer algo más expansivo dentro del rubro como guion o dirección.

Cuéntame sobre tu participación en “Hamlet”.
Decidí abordar a Gertrudis de una forma más consciente de lo que realmente hace y quiere hacer, no como un mero objeto del destino. Hay un universo femenino muy fuerte en esta obra llena de personajes masculinos. Ella tiene que ver con todo lo que sucede en el drama: o cuida a Hamlet, su hijo, o cede ante la pasión que siente por Claudio. Una vez más, se trata de una mujer que está como en un péndulo, entre el deber como madre y la sensualidad con su nueva pareja. Roberto Ángeles, el director, ha sido mi profesor hace muchos años, y esta es la primera vez que trabajamos juntos de manera profesional.

¿Cómo mantienes el ritmo de trabajo?
Cuando se dan esos momentos de descanso obligatorio –o sea, cuando no hay chamba–, busco mi silencio, me recompongo, duermo bien, empiezo a alimentarme mejor, hago mis ejercicios. Los actores tenemos tendencia a desbordarnos emocionalmente, así que trato de volver a la calma. Hago meditación, que me ha ayudado a elaborar muchas cosas no solo en el trabajo, sino –y sobre todo– en la vida.

¿Qué tipo de meditación practicas?
Samarpan. La descubrí tres años atrás. Incluso viajé a la India. Puede sonar bien cliché, pero ha sido muy bonito: conocí a un maestro que ha sido la mejor inversión de mi vida.

Me recuerdas a tu personaje de “Hummus of Barranco”, la miniserie de YouTube.
(Ríe) Es genial porque es una constante burla, el mirarme a mí misma. Cuando estuve en la “búsqueda espiritual” y me llamó la atención la meditación, me encontré con un par de personas que querían abrirme en el campo, pero, cuando los escuchaba, me daba cuenta de que estaban en nada. Y no solo eso: se aprovechaban del asunto. Cuando me llamaron para “Hummus…”, sentí que se tenía que hablar de eso. Y lo hice, casi como una protesta feliz.

¿Cuáles han sido tus películas favoritas del festival?
Me encantó que “Oscuro animal” ganara el premio del jurado el mismo día de la marcha #NiUnaMenos, porque hay mucho de ese tema en esa película. “Boi neon”… ¡Qué tal lenguaje! Absolutamente desprejuiciados. Estaba impactada. Y una película que me remató fue “Mi amiga del parque”, de Ana Katz. Creo que la presencia femenina ha sido importante en este festival. Katz cuenta la maternidad de una manera muy graciosa y absurda, fuera del supuesto de la foto publicitaria. Acá son unas madres locazas sufriendo a la potencia ene.

¿Tienes alguna habilidad secreta?
Trato de escuchar mejor a las personas, que es una habilidad que te da la actuación. También manejo la moto escuchando música al mismo tiempo. ¡Eso es muy hábil!

¿Qué mensaje le darías al presidente Pedro Pablo Kuczynski si lo tuvieras al frente?
Primo de Jean-Luc Godard… Mínimo una ley de cine clara y directa que ayude a que los cineastas se sientan apoyados. Ese señor me ha dado esperanza, incluso ternura, y me parece que este país necesita mucho apoyo en las artes y la cultura.

Por Caroline Mercado