En esta edición de Cineguía, te presentamos tres estrenos imperdibles en la cartelera de Lima este verano: dos de ellas nominadas a «Mejor película» en los Oscar 2018.
Three Billboards Outside Ebbing, Missouri
¿A qué sabe la venganza?
El británico Martin McDonagh (In Bruges y Seven Psychopaths) escribe y dirige una de las películas que mejor se proyectan en los Oscar: Three Billboards Outside Ebbing, Missouri. Ahí, Frances McDormand interpreta a la madre de una muchacha que fue violada y asesinada en un pueblo olvidado del midwest americano. Ante la inoperancia de los policías, la madre busca hacer justicia en sus propios términos. El talento mordaz del cineasta hace que el filme no sea un drama lacrimógeno ni una propaganda feminista, sino una pieza inclasificable, que se mueve entre el thriller, el drama y la comedia. Recordemos que el cineasta –que empezó su carrera en los noventa como dramaturgo– ha sido catalogado por la crítica como parte del movimiento in-yer-face, un realismo sucio exacerbado, más agresivo, más vulgar y, sobre todo, más impredecible.
All the Money in the World
Scott vs. Spacey
Película basada en la historia del secuestro orquestado por la mafia calabresa de John Paul Getty III, nieto del magnate petrolero conocido por su extravagancia y frases como “tengo catorce nietos. Si entrego un centavo por el rescate de uno de ellos, tendré catorce nietos secuestrados”. Se suponía que era el regreso triunfal de Ridley Scott al thriller después de una larga temporada en la ciencia ficción (The Martian y las dos Alien), pero las denuncias de abuso sexual contra Kevin Spacey, quien encarnaba al millonario, se la pusieron difícil. Spacey fue reemplazado por Christopher Plummer, quien en nueve días rodó todas sus escenas (con tal éxito que terminó siendo nominado al Oscar). Recientemente se hizo público que por rehacer las escenas con Plummer a Michelle Williams le pagaron absurdamente menos que a Mark Wahlberg. Actuaciones notables, polémica y la narración inteligente y electrizante de Scott. Provoca.
La guardiana entre el centeno
Lady Bird, ópera prima en solitario de Greta Gerwig
En la década del cincuenta tomó forma la noción de cultura juvenil. Antes se pasaba de niño a adulto abruptamente. Por esos años, Salinger escribió un libro clave para comprender de qué hablamos cuando hablamos de adolescentes: “El guardián entre el centeno”. Ser joven era más que la moda de usar jeans con las manos en los bolsillos, fumar cigarros con actitud desafiante y entrecruzar miradas en la fuente de soda: se trataba de las primeras idealizaciones y desencantos, y de la implacable soledad de ser la pieza que no encaja.
Más de sesenta años después, Greta Gerwig –quien arrancó como embajadora del cine independiente en su vertiente mumblecore, afianzándose con Frances Ha y Mistress America como una de las mejores actrices de su generación– retoma al protagonista del libro de Salinger, Holden Caulfield, pero para imaginarlo mujer y situarlo en el 2000, en un suburbio de Sacramento. Gerwig eligió a Saoirse Ronan para encarnar a Christine McPherson, estudiante de último año que se hace llamar Lady Bird por propios y extraños (quizá en homenaje a Billie Holliday, conocida como “Lady Day”). El personaje se aburre del teen film que representa su escuela católica, del drama doméstico y de lo insípida que sabe la costa oeste para quien siente la vocación de ser artista, aunque no esté segura de en qué campo.
El riesgo de hacer de Lady Bird una caricatura o una fábula moral era grande, pero Gerwig,–quinta mujer en ser nominada al Oscar a Mejor Dirección– fue capaz de capturar las singularidades y complejidades de ser chica y no querer ser la musa, sino la creadora. Hacerlo de un modo no solo desdramatizado, sino con un encanto y un humor que nunca desemboca en el cinismo. Alguien que entiende que la levedad no es ligereza. El tono recuerda al de Adventureland, de Greg Mottola, y al Ghost World de Terry Zwigoff. Lady Bird está más cerca de Cartas a un joven poeta y Retrato de un artista adolescente que a Mujercitas.