Cuando se acerca la temporada de nominaciones y premios, una vez más se escucha el nombre de Bale, esta vez a raíz de su caracterización del piloto Ken Miles en “Ford v Ferrari”. Es casi seguro que tanto la película como el actor serán candidatos a llevarse más de una distinción.
Por Yenny Nun, corresponsal en Los Ángeles
“Puedo estar parado en un bar durante veinte minutos y nadie se fija en mí”, nos dice el galés. ¿Le creemos?
El camino de Bale
Christian Bale lleva muchos años frente a las cámaras. Comenzó a actuar a los 13 años, cuando era apenas un niño y fue descubierto entre cuatro mil aspirantes por el director Steven Spielberg para protagonizar la cinta épica “Empire of the Sun” (1987). Pero la súbita fama, a esa edad, lo impactó al punto de que prefirió no continuar actuando. Solo en 1994 retomó su carrera con “Little Women”; en 2000 apareció en “American Psycho”, y se consagró mundialmente en 2005 con “Batman Begins”, la primera de una serie de tres películas como el héroe de la capa negra, dirigidas por Christopher Nolan.
El actor nació el 30 de enero de 1974 en Pembrokeshire, Gales, pero creció en Portugal e Inglaterra, donde se estableció en Bournemouth. En su familia casi todos eran artistas. Un abuelo era cómico de vaudeville y el otro, doble de John Wayne en varias cintas. Su madre, Jenny, era bailarina y trabajaba en el circo como payaso. En contraste, su padre, David, era empresario, conservador del medio ambiente y protector de los derechos de los animales, quien llevaba a su hijo a reuniones para salvar a las ballenas. Pero fue su hermana mayor, Louise, quien lo interesó por la actuación, ya que ella también actuaba.
A los 9 años, Christian hizo su debut en comerciales para la televisión, y, tiempo después de que apareciera en “Empire of the Sun”, sus padres se divorciaron y el joven optó por seguir viviendo con su progenitor, quien volvió a contraer matrimonio con la activista feminista Gloria Steinem.
Al estilo de Daniel Day-Lewis y Joaquin Phoenix, Bale se caracteriza por ser un verdadero camaleón, con un talento impresionante para desaparecer en sus roles. Una y otra vez, demuestra su gran capacidad actoral. Recibió un Oscar y un Globo de Oro como Mejor Actor de Reparto por su excelente interpretación del exboxeador y entrenador Dicky Eklund en “The Fighter” (2010), donde también apareció irreconocible, con treinta kilos menos. Y nuevamente fue nominado al Oscar y recibió un Globo de Oro a Mejor Actor de Comedia o Musical por encarnar al exvicepresidente estadounidense Dick Cheney en “Vice” (2018), papel para el que subió veinte kilos sobre su peso normal. Otras películas que le han merecido nominaciones son “American Hustle” (2013) y “The Big Short” (2015).
Christian Bale se casó con Sibi Blazic en enero de 2000, exasistente de Winona Ryder, modelo y maquilladora profesional. Se conocieron cuando el actor trabajaba en “Little Women” y ella maquillaba a Winona. La pareja tiene dos hijos, Emmaline, nacida en 2005, y Joseph, nacido en 2014. Sus apodos son ‘Banana’ y ‘Burrito’, confesó Bale al recibir su Globo de Oro en 2019, quizá en broma, como guiño a los excéntricos nombres que algunas celebridades les ponen a sus hijos.
Conversamos con el actor días antes del estreno de su más reciente película, “Ford v Ferrari”, que muestra la verdadera historia de Henry Ford II, quien decidió construir un auto capaz de derrotar a Ferrari en la carrera de Le Mans de 1966. Allí entra en escena el diseñador de autos Carroll Shelby, interpretado por Matt Damon, quien contrata al corredor Ken Miles (Christian Bale) para que le ayude a crear el vehículo y luego lo conduzca en la carrera de las 24 Horas de Le Mans. La dirección estuvo a cargo de James Mangold.
Bale llega puntual a la entrevista; se le nota algo tenso y no nos sorprende, ya que en varias oportunidades ha declarado que no le gusta abrirse demasiado con la prensa.
La palabra de Christian
Cuando entraste nos recordaste a…
Con esta melena y barba me han comparado con Jesucristo o Charles Manson (risas).
¿Te estás dejando crecer el pelo para un nuevo rol?
No, pura flojera. Es aburrido tener que afeitarse todos los días y una gran libertad no hacer nada cuando no estás trabajando.
Sabemos que no te gusta dar entrevistas…
No me molesta conversar, pero trato de no mostrar demasiado de mí mismo. Es que no soy una estrella de rock, soy un actor, alguien que se transforma en otras personas. No estoy acá para que sepan de mí. Soy mucho más feliz cuando el público me ve caracterizando un rol. Cuando doy entrevistas, trato de no contar demasiado, porque prefiero que el enfoque esté en mi personaje.
O sea que prefieres mantener el misterio…
Creo que es importante para un actor. Personalmente, me encanta ir al cine, donde realmente descubro a un personaje. Si has leído una entrevista en la que el actor cuenta con quién se está acostando, eso estará todo el tiempo en tu mente mientras ves la película.
¿Cómo te describirías?
Todos tenemos diferentes aspectos de nuestras personalidades, somos gente distinta en la mañana, en la tarde y en la noche; te apuesto que tú también. Todos cambiamos. Por lo que ahora, en estos momentos, diría que soy un actor algo introvertido, un poco obsesivo y muy feliz por haber encontrado uno de los mejores roles de mi carrera en Ken Miles.
¿Obsesivo en qué sentido?
Me gusta la obsesión, me siento vivo cuando me obsesiono con algo, como con mis caracterizaciones. Pero, aun así, conservo mi sentido del humor y espero que esto no afecte a mi familia de una manera negativa.
¿Cómo logras esas múltiples caracterizaciones tan sobresalientes?
Mi trabajo consiste en convertirme en una persona callada. Necesito transformarme en un papel en blanco, casi en nada; es importante que las personas a mi alrededor no sepan acerca de mí. Entonces, creo el nuevo personaje. Por ello, no hablo casi con nadie cuando estoy trabajando. Pretendo no saber acerca de temas de los cuales conozco, porque quiero que el director me muestre su visión sin interferir con mis propias ideas.
¿Cómo te preparas?
No practico las líneas del guion. Camino alrededor y comienzo, poco a poco, a adentrarme en el personaje tanteando el terreno. Muchas veces, mi mujer me encuentra hablándome a mí mismo y me pregunta: “¿Qué diablos estás haciendo?”. Le explico que es parte de mi preparación.
¿Quién tuvo la mayor influencia en tu vida?
Pregunta de peso… Mi papá.
¿Por qué?
Me gustaba, nunca fue aburrido, siempre me sorprendía, no era convencional, ni mucho menos. Tuvimos nuestras diferencias, pero lo extraño muchísimo. Estaba cortado de una tela distinta a todos los demás. Crecí junto a mi padre, él me crió.
¿A qué le temes?
Temo ser aburrido. Mientras más conocido soy, menos puedo sorprender a la gente. Hasta ahora lo he logrado, ojalá no cambie en el futuro. También han sido difíciles para mí los largos periodos entre película y película. He pasado por etapas de depresión, todos desean tener un sentido de la vida; cuando estás programado para hacer algo y no sucede, te sientes como alguien que no sirve para nada.
(Como mucho de los grandes actores, Bale tiene un temperamento explosivo. Días después del estreno de “The Dark Knight” en Estados Unidos, fue detenido en Londres por supuestamente haber asaltado a su madre y a su hermana mayor. El actor negó la acusación, y posteriormente la polícia dejó sin efecto la demanda por falta de pruebas. Y, en 2009, insultó al director de fotografía Shane Hurlbut en el set de “Terminator Salvation” por cruzársele varias veces mientras filmaba una escena).
Adicto a la velocidad
¿Qué sabías de Ken Miles?
Absolutamente nada. Leí el guion original, que no estaba tan enfocado en Miles y Shelby, pero desde ese momento me interesó. Siempre he sido un fan de las carreras amateur, porque mi padre y yo solíamos ver juntos la Fórmula 1. Una vez me llevó a Brands Patch y vi a Niki Lauda, Alain Prost y Ayrton Senna. Y recuerdo que cuando era niño me fascinaban los autos, siempre me interesaron. Cuando comencé mi investigación, me fui familiarizando con la vida de Miles. Me enteré de que peleó durante la Segunda Guerra Mundial; manejaba un tanque para el Día D, y participó en la liberación de Bergen-Belsen (se refiere al campo de concentración).
¿Cómo lo describirías?
Se veía a sí mismo como un simple mecánico, trataba de arreglarlo todo. Él mismo, incluso, era capaz de armar autos completos. Miles era un purista, una persona a la que no le gustaba comprometerse, no temía una confrontación, ganó muchas batallas y perdió casi todas las guerras. Continuamente se disparaba en el pie, como se ve en la película; ya casado, trataba de sobrevivir, tenía problemas con los impuestos… Y es entonces cuando le llega esta oportunidad con el único hombre en el mundo que cree en él. Se trata de Carroll Shelby, quien estaba dispuesto a apostar todo por él. Nace una maravillosa relación fraternal entre ellos; tenían dos personalidades muy diferentes, pero ambos compartían la misma pasión, el mismo amor y la misma meta. En resumen, encontré que Ken Miles era un personaje fabuloso para interpretar.
¿Conversaste con alguien de su familia?
Pasé muchas horas conversando con su hijo Peter Miles, quien me contó muchas historias acerca de su padre. Me entregó mucha información, sus libros, y me contó anécdotas de su familia. Fue una ayuda maravillosa. Quedamos en ver la película juntos, con él y su hija (nieta de Ken).
Miles falleció dos meses después de Le Mans. ¿Coincidencia o murió de pena?
Él estaba probando un J-Ford. Dicen que Shelby se sintió culpable por el resto de su vida. Ocurrió un día muy calmado, no en la mitad de una carrera, y lo peor es que ahí estaba su hijo, mirando la explosión. Fue algo muy trágico; en esos días la seguridad no era buena.
¿Dirías que Miles era un perfeccionista?
Su lema era: “Debes tratar de hacerlo y hacerlo bien”, y lo trató de inculcar a su propio hijo. Este deseo de perfección fue su talón de Aquiles y su salvación, porque no se puede dejar de admirar a una persona que trata siempre de lograr esa perfección, pero, al mismo tiempo, sabes que eso le causará una frustración continua a través de su vida.
¿Tú te consideras un perfeccionista?
Como actor, planifico mucho durante mi preparación, pero frente a la cámara dejo fluir las cosas para que se produzcan esos accidentes maravillosos.
¿Cuál es tu relación con la velocidad: prefieres ir por la pista más rápida o vivir la vida en la pista más lenta?
Últimamente me he enfocado en vivir la vida más lenta. La disfruto así ahora. Ya tengo mucho metal en mi cuerpo a raíz de vivir en la pista rápida, con varios accidentes a cuestas y otras cosas por el estilo. Cumplí 45 años, por lo que ya no me recupero tan rápidamente como antes de mis heridas y cirugías. Por eso me dije: “Voy a comenzar a disfrutar de hacer las cosas más lentamente”, y es lo que estoy haciendo. Pero eso no quiere decir que no me gustaría manejar un Cobra. La velocidad es, por supuesto, adictiva, te sientes como una especie de dios. Los corredores en esta cinta se mueven a 382 kilómetros por hora, sin saber si los frenos funcionarán y con la conciencia de que, cada vez que corren, pueden morir. Y para mí, como actor, esa es una situación fascinante.
¿Cómo comparas bajar de peso en tus anteriores películas y ahora?
Soy amigo de Gary Oldman y él me contó que no subió ningún kilo para interpretar a Winston Churchill. Pero soy distinto. Ya estaba bajando de peso después de caracterizar a Dick Cheney: nadie quiere verse así para siempre (risas). En el caso de “The Machinist” (2004), bajé desde mi peso normal, lo que es mucho más difícil que cuando tienes unos kilos de más. ¿Mi método? Comer menos y ejercitarme mucho más.
¿Qué modelo de vehículo manejas en la vida real?
Una camioneta de 2003; me encanta, sigue y sigue. Es una Tacoma conocida como Hilux.
¿Y cuál fue tu primer auto?
Era un vehículo que compartía con mi papá, un viejo Buick. Me encanta manejar. Confieso que mi primer amor fueron desde siempre las motocicletas. Pero ahora mi familia me prohibió subirme a una. Era maravilloso correr en ellas, pero en la calle manejo muy lento y soy cuidadoso. Solo me destapo cuando estoy en pistas abiertas.
¿Cuál es la carrera de autos que más recuerdas?
Lo pasé fabuloso en la Indy 500 de este año, con los mejores asientos del lugar. Y, en televisión, recuerdo haber visto a Nelson Piquet, aunque fue una carrera que no terminó bien. Y también ver la última carrera de Senna, que fue muy dura.
Tienes fama de ser muy disciplinado como actor y de mantenerte dentro del personaje mientras dura el rodaje. ¿De dónde te viene esa tremenda disciplina?
Mi papá me dijo que nacer era el pecado más grande; creo que eso me afectó de cierta manera. Pero creo que el método que uso lo desarrollé porque no estudié en una escuela de arte dramático. Y, cuando no me metía totalmente en un personaje, terminaba muy triste con mi interpretación. Siempre he pensado que soy un tipo con mucha suerte por estar en esta profesión, y mi disciplina es una cuestión de sobrevivencia. Siento que, si no coloco mi todo en el rol, va a llegar otra persona y me robará el trabajo. Los actores que se han entrenado tienen técnicas maravillosas, pueden ser ellos mismos antes del rodaje, y luego ya frente a la cámara escuchan “acción” y se transforman en otras personas. Y yo me pregunto: “¿Cómo lo hacen?”. No tengo idea de cómo lograrlo. Por eso con mi método cavo muy profundo. Es mi oportunidad de ser un “loco” y que me paguen por ello.
¿Cómo logras lo que deseas?
Me encantaría decir que es por mi simpatía, pero eso nunca ha funcionado (risas). Puedo estar parado en un bar durante veinte minutos y nadie se fija en mí. Es parecido a cuando se maneja en la calle o en la pista de carrera, donde cambia totalmente la actitud, porque todos queremos ganar y no necesitamos excusarnos. A veces puedo estar ensimismado, encerrado en mi propio mundo y no necesito dar explicaciones. No es que desee ignorarte, pero, cuando hago una escena, todo cambia.