Ganador a Mejor Actor por Joker, el speech de este peculiar artista fue uno de los más esperados la noche del Oscar. Contundente y crudo en sus alegatos, Joaquin Phoenix no pudo evitar quebrarse al finalizar.

Por Redacción COSAS

Si la visión de Joker resultó de un impacto fuertísimo por la reivindicación social que representa su protagonista, convertido en un involuntario líder de masas que canaliza el descontento popular, el actor Joaquin Phoenix no está muy lejos de ello. En cada premio que le tocó recibir, lejos de promocionarse o celebrarse como suelen hacer otros actores, usó la tribuna que tenía al frente para hacer invocaciones sociales contundentes y virulentas. 

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Joaquin Phoenix won best actor at Screen Actors Guild awards!

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La noche del Oscar no fue la excepción y los reclamos de Phoenix se hicieron sentir. «Me siento muy agradecido en este instante. No siento que esté siendo reconocido más que ninguno de mis compañeros nominados, como tampoco de nadie que esté presente en la sala, porque compartimos el mismo amor al séptimo arte. Y esta forma de expresión artística me ha dado una vida extraordinaria. No sé dónde estaría sin ella», indicó al iniciar su discurso.

Llamado a la unidad

«Considero que el mejor regalo que me han dado muchas personas es la oportunidad de usar nuestra voz para dársela a aquellos que no la tienen. He estado pensando en algunos de los grandes problemas a los que nos enfrentamos como sociedad. Creo que hay momentos en los que sentimos que estamos luchando por causas distintas».

 «Sin embargo, veo aspectos en común. Al estar hablando de desigualdad de género, de racismo, de derechos para el colectivo LGBT, de los derechos de los indígenas, de los derechos de los animales, estamos hablando de la lucha contra la injusticia, de luchar contra la creencia de que una nación, un pueblo, una raza, una etnia, un sexo o una especie tenga el derecho de dominar, controlar, manipular y explotar con total impunidad«, agregó.

Desconexión con la naturaleza

«Considero que, como sociedad, nos hemos desconectado demasiado de la naturaleza. En gran parte, nosotros mismos somos culpables de esa visión egocéntrica que tenemos, pensando que somos el centro del universo. Nos aprovechamos de la naturaleza y exprimimos sus recursos hasta agotarlos», explicó.

«Pensamos que tenemos derecho de inseminar artificialmente a una vaca y que cuando pare, le arrebatamos a su cría, aunque sus gritos de angustia sean inconfundibles. Y entonces le robamos la leche que está pensada para su ternero y la servimos en café o cereales», detalló.

«Nos asusta el concepto de cambio personal, porque creemos que tendremos que sacrificar algo, renunciar a algo, pero los seres humanos en nuestros mejores momentos podemos ser creativos e imaginativos, podemos desarrollar y fomentar sistemas de cambio que beneficien a todos y al medio ambiente», comenta.

Espíritu autocrítico

El actor no pudo evitar hacer un mea culpa y no ponerse como un ejemplo inmaculado de lo que predica, «He sido un sinvergüenza toda mi vida, también alguien egoísta y, en algunos momentos, cruel, alguien con el que era difícil trabajar. Estoy tremendamente agradecido porque muchos de los que están aquí me dieron una segunda oportunidad. Ese es nuestro mejor momento: cuando nos apoyamos entre nosotros».

«No cuando nos cancelamos por nuestros errores del pasado, sino cuando nos ayudamos entre nosotros a crecer. Cuando hay educación, es posible guiarnos hasta la redención», añadió.

Finalmente, Joaquin no pudo evitar quebrarse al recordar a su desaparecido hermano River Phoenix. «Cuando tenía 17 años, mi hermano escribió esta letra, corre al rescate con amor y así vendrá la paz«. Ni bien terminó, se dio media vuelta, siendo evidente el quiebre emocional que le causaron sus propias palabras.

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“I’m full of so much gratitude now. I do not feel elevated above any of my fellow nominees or anyone in this room, because we share the same love – that’s the love of film. And this form of expression has given me the most extraordinary life. I don’t know where I’d be without it. But I think the greatest gift that it’s given me, and many people in [this industry] is the opportunity to use our voice for the voiceless. I’ve been thinking about some of the distressing issues that we’ve been facing collectively. I think at times we feel or are made to feel that we champion different causes. But for me, I see commonality. I think, whether we’re talking about gender inequality or racism or queer rights or indigenous rights or animal rights, we’re talking about the fight against injustice. We’re talking about the fight against the belief that one nation, one people, one race, one gender, one species, has the right to dominate, use and control another with impunity. I think we’ve become very disconnected from the natural world. Many of us are guilty of an egocentric world view, and we believe that we’re the centre of the universe. We go into the natural world and we plunder it for its resources. We feel entitled to artificially inseminate a cow and steal her baby, even though her cries of anguish are unmistakeable. Then we take her milk that’s intended for her calf and we put it in our coffee and our cereal. We fear the idea of personal change, because we think we need to sacrifice something; to give something up. But human beings at our best are so creative and inventive, and we can create, develop and implement systems of change that are beneficial to all sentient beings and the environment. I have been a scoundrel all my life, I’ve been selfish. I’ve been cruel at times, hard to work with, and I’m grateful that so many of you in this room have given me a second chance. I think that’s when we’re at our best: when we support each other. Not when we cancel each other out for our past mistakes, but when we help each other to grow. When we educate each other; when we guide each other to redemption…

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