Como consecuencia de la pandemia mundial, actualmente hay 172 países con sistemas educativos cerrados y el 85% de alumnos están fuera del aula. Más de 1.600 millones de niños, adolescentes y jóvenes. Jaime Saavedra, ex ministro de Educación y actual director global de Educación del Banco Mundial, analiza la crisis del aprendizaje y las oportunidades para la educación en un “mundo nuevo”.
Por: Rebeca Vaisman
Antes de la pandemia, ¿cuál era la situación de la educación a nivel mundial?
Ya vivíamos una crisis del aprendizaje: lo asegurábamos en el último reporte del Banco Mundial, basados en el indicador del porcentaje de niños de 10 años que no pueden leer ni entender un texto corto. Esto se debe a una suma de factores pero podemos señalar la subinversión en la educación de las últimas décadas. Es verdad que en los últimos años muchos países han mejorado, pero no a la velocidad que se necesita. Seguimos hablando de brechas de aprendizaje entre los niveles socioeconómicos y entre el ámbito urbano versus el rural.
Entonces, hace dos meses estábamos en un mundo donde había desigualdad de oportunidades y crisis de aprendizaje. Encima de eso, ha llegado esta pandemia. Ha llegado la crisis sanitaria y luego vendrá la crisis económica, lo cual aumentará las tasas de deserción escolar. Más chicos van a tener que dejar de estudiar para trabajar.
¿Cómo evitar que la pandemia deje como resultado mayor diferencia en oportunidades en términos de acceso a la educación?
Este es un punto crucial. Uno de los temas que más le preocupa al Banco Mundial es el crecimiento de las brechas que ya existían. Ya existía una brecha digital y lo sabíamos, pero ahora se hace evidente el impacto que tiene. En un país como Perú, solamente un 30 o 40 por ciento de chicos tienen acceso a una computadora para ellos en casa.
¿Es posible continuar con una política de mejora de la calidad de la educación con los desafíos de esta coyuntura mundial?
Es importante decir que esta es una situación extraordinaria. Es lo más cercano que vamos a tener a una guerra. Nunca hemos tenido una paralización simultánea global de casi todos los sistemas educativos. La mayor parte de países no estaba preparada para un shock de este tipo.
El impacto negativo es muy grade. Por supuesto que se puede paliar a través de políticas públicas adecuadas. El primer impacto inmediato es el problema nutricional: 350 millones de niños a nivel mundial han dejado de recibir su principal merienda, pues la tenían en la escuela. El segundo impacto importante es el de los aprendizajes. Estamos hablando de un impacto de varios meses, y con muchísima incertidumbre. Habrá una pérdida de nivel de aprendizaje en los chicos.
Si antes era una necesidad inmensa que se invierta más y mejor en educación, ahora lo es aún más. La línea de base es ahora peor. Tenemos que avanzar aún más rapido para compensar lo que estamos perdiendo este año.
Igualando oportunidades
Se ha referido a las brechas. La continuidad de las clases depende, justamente, del acceso a la tecnología.
Es por eso que los mecanismos de aprendizaje remoto necesitan estrategias multiplataforma, para que puedan llegar a todos y reducir el impacto negativo en el aprendizaje. En los países de ingreso medio y bajo, como es la mayor parte de América Latina, todavía no se puede confiar únicamente en internet. Es crucial tener sistemas multiplataforma. Promover contenidos a través de la radio y la televisión, pero además, como en los países más desarrollados, en paquetes de material impreso para apoyar el trabajo de aprendizaje en la casa.
¿Qué opinión le merece la respuesta del gobierno peruano ante el COVID-19?
Está haciendo un trabajo bastante bueno. El Ministerio de Educación hace esfuerzos por tener una programación cada vez más rica, y Perú fue uno de los primeros países en adoptar materiales multiplataforma, que incluyen radio, televisión, internet, whatsapp, etcétera. Es la estrategia correcta.
En ese sentido, ¿qué puede hacer Perú para reforzar o complementar la estrategia de enseñanza a distancia del Ministerio de Educación?
La ventaja de los programas de educación remota del ministerio es que todos podemos tener acceso a ellos, hay un efecto igualador. En Perú, hay una gran heterogeneidad dentro de la educación pública y también dentro de la privada. Hay distintos niveles de calidad, incluso más en los colegios privados. Probablemente, la masa de colegios privados no tenía una educación de la mejor calidad, y esto es pre Covid-19.
Lecciones de la crisis
Luego de la cuarentena, ¿cómo replantear los sistemas y dinámicas educativas? ¿Hay alguna oportunidad aquí?
Como todo en la vida, la crisis genera oportunidades. Aquí se van a generar muchas y en varios niveles. Por un lado, es la oportunidad de que los padres de familia tomen consciencia del rol crucial que tienen en la educación de sus hijos. No solo en su aprendizaje, sino en su formación como ciudadanos con valores, como miembros de la sociedad. Ante un fenómeno que nos afecta a todos y que nos pide cambiar nuestro comportamiento, seguir reglas y ser solidarios. En eso los padres son los principales maestros.
También hay una lección importante para los medios de comunicación. Se está demostrando la importancia de los medios en la educación de los chicos y en la enseñanza de los valores que les queremos dar como sociedad. Los medios deberían tener muchos más contenidos educativos de lo que tienen hoy día.
Necesitamos un mayor conocimiento de las herramientas digitales porque el futuro esta ahí, pero a la vez, hemos visto que la tecnología no puede reemplazar al maestro. Muchos pensaban que los chicos son hábiles, que basta con ponerles un video, y ahora nos damos cuenta de que no es así. La educación es un proceso social y una experiencia.
En su opinión, como países, ¿cuáles son las grandes lecciones que nos deja la pandemia?
Trágicamente, nos muestra la necesidad de invertir más en salud pública. Algo que nos preocupa mucho es la presión que va a existir sobre los presupuestos de educación en todo el mundo. La pandemia dejará un déficit muy grande, pero como países tenemos que ser muy creativos para asegurarnos que eso no implique una reducción en el gasto educativo. Necesitamos invertir más para recuperar el tiempo perdido.
Ha habido mejoras en la inversión en la educación pública peruana: el gasto por alumno en el Perú ha crecido en los últimos diez años, pero está aún lejos de donde debe estar. Perú invierte 1300 dólares por alumno, por año. Un país promedio de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) gasta 7 000 dólares por alumno, por año. La escuela no será la misma que antes. La gran lección es que tenemos que invertir y cerrar las brechas. El mundo al cual vamos a entrar es un mundo nuevo.