A mis 21 años, enfrento un constante conflicto interno en cuanto a mi apariencia. A pesar de ser notablemente extrovertida y tener la habilidad de tejer amistades con facilidad, no puedo quitarme esa sensación de ser la chica más fea de la habitación. Lo más frustrante es que reconozco que este sentimiento reside únicamente en mi mente. No soporto que me tomen una foto, la idea de salir de casa sin maquillaje se ha vuelto impensable, y no puedo dejar de preguntarme: «¿Por qué no me parezco a ella?» cada vez que veo a una chica guapa posteando un selfie en Instagram. La falta de experiencia romántica añade a mi carga emocional, especialmente al compararme con mi mejor amiga, quien va ya por su tercera relación seria (o algo así). Sé que tengo aún tiempo de sobra para tener pareja, pero no puedo dejar de pensar si las cosas serían diferentes para mí si me sintiera validada románticamente ¿Tendrás algún consejo para preocuparme menos por mi apariencia?
Antes que nada, estar preocupada por tu aspecto físico no debería hacerte sentir avergonzada. Te entiendo: es frustrante y una tremenda lata. No hay una sola mujer sobre la faz de la tierra, que se encuentre un domingo por la mañana ya sea profanando su cara con unas pinzas, yendo a pintarse las canas, o subiéndose a una balanza, deseando que el físico no le importara. Pero le importa. Y es que vivimos en una sociedad en la que la imagen y el aspecto físico juegan un rol fundamental.
Es normal sentirte insegura, especialmente en un mundo donde las redes sociales muestran una realidad editada y filtrada. Pero aquí está la verdad: todos, sin excepción, tienen sus propias inseguridades y preocupaciones, incluso aquellas personas que parecen tener una confianza impenetrable. ¡Nadie se salva!
La noción de belleza nunca es tan rígida como cuando estás en la adolescencia. Pero aquellas que en el colegio considerábamos como «las bonitas» están bastante lejos de ser consideradas «las guapas» hoy en día que estamos en nuestros treintas. Te darás cuenta, llegado su momento, que te vas a sentir atraída por personas que no tendrán nada en común con ese crush que tenías un par de años atrás, con aquel que te morías de ganas que sea tu pareja de prom o ese chico popular y guapo que fue salió ganando el Mr. Cachimbo y es que el «atractivo» se diversifica considerablemente conforme vamos entrando a la etapa adulta.
Hay métodos rápidos para tratar de «anestesiar» la baja autoestima. Pero al final del día, no importa cuantos cortes de pelo te hagas, cuanta ropa nueva te compres, cuantas dietas extremas hagas, las inseguridades siguen ahí, y cuando se acaba el efecto de la anestesia estas vuelven.
Pero una cosa puedo decirte: ese extreme makeover que nos deja boquiabiertos, ese famoso antes y después, no viene de mejorar el físico, más si de formar el carácter. El verdadero atractivo no lo dictamina un espejo, este proviene de la autenticidad y la confianza en uno mismo. Es ese desborde de personalidad, confianza en uno mismo, educación, clase y gentileza, lo que hace que el patito feo de la universidad, sea el galán de telenovela cuando pasamos los treinta.
Puedes empezar con cosas pequeñas como realizar actividades que te hagan sentir empoderada y realizada. Siendo ambiciosa, curiosa y desarrollando una ética laboral de la que puedas sentirte orgullosa. Preocúpate por los demás, sé gentil, sé agradecida, en lugar de enfocarte en lo que percibes como defectos, enfócate en las cosas que amas de ti misma. Obsesiónate con algo, cuida tu salud física y mental y sobre todo desarrolla tus pasiones, ya que cuanto más te enfocas en lo que te apasiona, menos importancia tendrán tus inseguridades. Reconoce y celebra tus logros ya sean grandes o pequeños ya que cada paso que das hacia una mayor confianza en ti misma, sin importar el tamaño, ya es un triunfo.
Otra cosa que no quiero dejar de comentarte es que el jardín del vecino no necesariamente es más verde, sino que puede que sea falso, y con esto lo que trato de decirte es que no puedes comparar tu vida real con la versión filtrada y editada de la vida de alguien más. Las redes sociales no muestran la historia completa de la vida de alguien, solo muestran lo que el otro quiere enseñar. De igual modo con tu amiga, compararte con ella no te va a llevar a nada bueno. ¿Quién ha dicho que las relaciones son un barómetro de nuestro atractivo? ¡No señor! Además, no hay ciencia cierta para el amor. Cuando este llega, llega, y por experiencia te digo que este no tiene ningún tipo de cronograma o agenda.
Finalmente una verdad universal, a medida que te aceptas y te amas a ti misma, te volverás más atractiva en todos los sentidos, no solo a nivel superficial, sino también a nivel espiritual y emocional. Y no seas tan dura contigo misma, ya que de todas las personas que me han herido, o me han hecho los comentarios más crueles, hirientes e inhibidores, solo hay una persona a la que me gustaría encarar, y es a mi «yo» de 10 años atrás.
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