Esta semana está en exhibición «Fibras: tensión, color y textura», la primera muestra personal del magnate minero en la galería 80m2 Livia Benavides.

Por Redacción COSAS

Eduardo Hochschild, líder del Grupo Hochschild, que agrupa la empresa minera Hochschild Mining y Cementos Pacasmayo, es uno de los hombres más ricos del mundo. Graduado de Ingeniería Mecánica en la universidad de Tufts, pronto inició su carrera en el mundo empresarial. Sin embargo, detrás de las métricas y los números se esconde una sensibilidad por el arte. En el 2009 inició la colección Hoschild junto a su esposa Mariana, y ahora, tras varios éxitos como coleccionista, inaugura su primera muestra personal «Fibras: tensión, color y textura» bajo la curaduría de Jorge Villacorta. Este proyecto estará expuesto solo cuatro días, del 16 al 20 de octubre, en la galería «80m2 Livia Benavides «. En este proyecto, se interseccionan dos de sus grandes pasiones: el arte y el trabajo social. Las ventas son en beneficio de la ONG Misión Huascarán.

Eduardo Hochschild

El dinero recaudado financiará la ONG Misión Huascarán.

«Fibras: tensión, color y textura»

Este año, Eduardo decidió cambiar de rol y volverse el creador de su propio universo visual. El 16 de octubre se inauguró «Fibras: tensión, color y textura», compuesta por 11 cuadros en los que experimenta con la forma, la asimetría de la composición y el color, a través del anclaje de fibras en puntos fijos. «El marco de referencia es cuadrado y cada pieza es portadora de un dinamismo interior diferente. El encuadre ofrece una fuente de disfrute para la vista. En cada caso se comprueba que este experimento de composición compleja alcanza un resultado feliz», escribe Jorge Villacorta, el curador de la muestra.

La exhibición estará en la galería «80m2 Livia Benavides » hasta el 20 de octubre.

El ojo de ingeniero sale a relucir en la posición simétrica y precisa de los clavos a los que son anclados los hilos. Todo inicia con una forma básica, y el dinamismo es agregado a través de la posición y color de la fibra. Algunos de sus cuadros recuerdan el efecto caledoiscópico, otros buscan explotar las posibilidades a las que se puede llegar con la forma a través de dos elementos base: el cuadrado y el círculo.

Las 11 obras están a la venta en beneficio de la ONG Misión Huascarán, con la que colabora directamente Mariana Hochschild. Esta organización busca estimular las oportunidades de crecimiento de las zonas rurales a través de proyectos divididos en tres campos, salud, educación y desarrollo económico. A través de estos programas, buscan mejorar la calidad de vida de las familias en las zonas rurales de Áncash. «En los últimos años, hemos logrado impactar en la vida de miles de familias de 112 centros poblados en 7 distritos del Callejón de Huaylas; Yungay, Ranrahirca, Mancos, Shilla, Amashca, Carhuaz y Recuay en el departamento de Áncash», mencionan en su página web.

La Colección Hochschild

La afición por el coleccionismo inició en 2009. Las paredes de la casa Hochschild pronto se llenaron de las obras de los artistas contemporáneos más relevantes de nuestro país. Pronto, la colección se extendió a las paredes de sus oficinas y luego le dio forma a la gran Colección Hochschild que hoy da vueltas por el mundo como embajadora del arte peruano. Su catálogo reúne a nombres como Fernando Bryce, Mario Testino, Martín Chambi, José Carlos Martinat, Tilsa Tsuchiya, entre otros.

Hochschild

En 2017, se le otorgó a la Colección Hochschild el premio A de la feria ARCO en Madrid.

En una entrevista con ABC Cultura comentó: «El arte peruano está logrando cosas muy importantes: estar en el MoMA, en la Tate, en las bienales de Shanghái y Venecia. Está rompiendo fronteras. En los próximos diez años espero que pueda seguir ese camino. Pero tener como obra emblemática del MoMA a un artista peruano es muy significativo. Perú está viviendo una ola de creatividad espectacular».

Eduardo trata de que su papel como coleccionista no se defina por la acumulación y la abundancia. «Para mí, el arte es la relación con el artista. Él es el que te cuenta la obra. Si pudiera hablar hoy con Tiziano, con Zurbarán, con Goya, ¿qué me contarían? Todos los años, el 26 de diciembre, reúno a los artistas y los invito a comer. No se aceptan galeristas. Al principio éramos 20, al final fuimos 200. Se genera con los artistas una relación muy estrecha, somos amigos», comenta.

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