En la primera semana de estreno de Mistura, la recordada protagonista de Rubí conversa en exclusiva con COSAS sobre su más reciente trabajo cinematográfico, la vigencia de los personajes femeninos complejos y el camino personal que la llevó a resignificar la fuerza interior
Por: María Jesús Sarca Antonio
Dueña de una presencia cautivadora, Bárbara Mori convirtió a Rubí en un personaje inolvidable para toda una generación. En el backstage de Mistura volvió a desplegar esa fuerza magnética, marcada por la ligereza de su andar, la sensualidad al posar, la suavidad de su voz y un carisma envolvente. A lo largo de su trayectoria interpretó a María en Las Azules, una mujer que rompe moldes al unirse a la primera fuerza policial femenina de México, y a Inés Duarte en Treintona, soltera y fantástica, una escritora que busca reinventarse tras una ruptura. Hoy, la actriz que encarnó como pocas la ambición y el deseo regresa dándole vida a Norma Piet, una franco-peruana de clase alta que debe reconstruirse desde cero después del abandono de su esposo.

Bárbara Mori interpreta a Norma Piet en Mistura, cinta presentada en festivales internacionales como Mill Valley, Hamptons y Morelia.
En entrevista con COSAS, conversamos con Bárbara sobre el significado de este nuevo rol, el recuerdo de Rubí a más de dos décadas de su estreno y los cambios en la representación femenina en la industria audiovisual.
En la nueva película, Mistura, presenta a Norma, un personaje muy distinto a Rubí. ¿Cómo describes esa experiencia?
De alguna manera el personaje de Norma estuvo atrapada por muchos años en un personaje que compró un rol que la sociedad le permitía ser. Y ahí perdió su esencia, se perdió su real fortaleza. Cuando ella se queda sin nada de eso, hace una búsqueda hacia sí misma, descubre que su real valor está adentro.
Ella no tenía esa consciencia, porque todo lo que necesitaba era aparentar. Una mujer como Norma, que también creció pensado eso, cuando se queda sin todo lo que le da valor, inicia una búsqueda y se descubre a sí misma. Lo más poderoso que tenemos los seres humanos está dentro.
Durante la fama de Rubí, ¿cómo convivían la actriz reconocida y la mujer que atravesaba heridas profundas?
De muchas maneras. Para mí fue muy difícil descubrir que mi valor estaba dentro, porque yo crecí con mi infancia tan rota que pensé que no tenía valor. Entonces crecí buscando el reconocimiento externo. Y buscando ese reconocimiento me tropecé una y otra vez con mis decisiones, con mis acciones, lastimándome cada vez más. Me decía: «Tengo todo esto y no lo puedo disfrutar porque por dentro estoy tan rota». Entonces, ¿qué está mal aquí? Lo que pasaba es que no había escuchado a mi corazón, que me gritaba toda mi vida que estaba sufriendo, que algo dolía. Cuando me di cuenta de que eso jamás me iba a llenar, que no era verdad que la fama, el éxito y el dinero te traían la felicidad, hice un trabajo personal que me ayudó a reconocer mi valor.

Bárbara Mori alcanzó fama internacional en 2004 con su papel protagónico en la telenovela Rubí, producida por Televisa.
¿Qué crees que vio el público en Rubí para convertirla en un fenómeno cultural?
Mucho tiempo después de que hice a Rubí me di cuenta cuál era el poder de Rubí. Y el poder de Rubí es que no se dejaba, no se quedaba callada. Obviamente no eran las formas del personaje, todo tiene un límite, ¿no? ¿Dónde están los valores? Pero el poder que tenía ella es que usaba su voz para expresar lo que sentía realmente.
Un día llegó una señora y me dijo: Mi hija se llama Rubí por ti’. Me enseñó a una niña y agregó: «ha visto toda tu novela». Yo le respondí: «¡Cómo cree, señora!, Rubí es un mal ejemplo para su hija». Y ella me contestó: «no, todo lo contrario, Rubí nos ha enseñado a las mujeres a no dejarnos pisotear por los hombres».
Hay un mensaje que tiene Rubí, que no comprendía y ahora entiendo por qué fue tan icónica. Era una mujer que no se dejaba. En Latinoamérica, las mujeres hemos sido muy maltratadas.

Para Bárbara Mori, Rubí representó una mujer que no se quedaba callada, mientras que Norma Piet encarna una búsqueda interior.
¿Consideras que las telenovelas de aquella época reforzaban estereotipos de género?
Creo que sí, siento que hemos ido avanzando poco a poco. En nuestras sociedades latinoamericanas, donde la mujer ha sido tan maltratada, todavía hay un gran trabajo por hacer. Las memorias de nuestras culturas vienen de generaciones atrás, perpetuando un comportamiento dañino hacia la mujer. Aun así, creo que estamos viviendo un tiempo en el que la mujer comienza a recuperarse por distintos caminos.
Han pasado más de 20 años desde Rubí. Si hoy leyeras el guion por primera vez, ¿aceptarías el papel con la misma mirada de aquel entonces?
No, para nada, en lo absoluto.

Bárbara Mori asocia a Norma Piet con la importancia de mirar hacia adentro y descubrir la verdadera fortaleza personal.
¿La industria audiovisual sigue atrapada en clichés femeninos?
Yo no soy muy amiga de definir las cosas, pienso que hay un poquito de todo. Siento que nuestras sociedades están atrapadas en construir aquello que se espera. Cuando se propone un proyecto, es muy común que se contemple lo que más funciona, lo que más vende. Estamos atrapados en buscar el reconocimiento o la ganancia externa.
Si pudieras crear hoy un personaje femenino desde cero, ¿qué características tendría?
Construir un personaje que en su camino atraviese la resiliencia, porque es algo que enseña de qué va la vida. Muchas veces, cuando naces con todo, crees que ya lo sabes todo. Y cuando no, te toca reconstruir cada uno de tus pedacitos para volverte una sola pieza. Aunque toma muchos años, al lograrlo te vuelves invencible, porque el valor de cada persona está en el que se da a sí misma. La resiliencia ayuda a trazar un camino donde el personaje femenino alcanza la soberanía, el autodominio, que consiste en escuchar a nuestra alma y no a lo de fuera. Si todas las mujeres fueran soberanas, otro sería el mundo donde vivimos.
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