Filmada íntegramente en quechua a más de 4.000 metros de altura, la película peruana Raíz llega a las salas tras su recorrido por más de 70 festivales internacionales. En entrevista con COSAS, el director Franco García Becerra reflexiona sobre una historia que explora la infancia, la unión y la conexión profunda con la tierra.
Por: Alessia Carboni
«Raíz» narra la historia de Feliciano, un niño pastor de ocho años que vive con su perro Rambo y su alpaca Ronaldo al pie del nevado Ausangate, en Cusco. Su mayor ilusión es ver a la selección peruana clasificar al Mundial de Rusia 2018. Pero mientras sueña con el fútbol, una amenaza externa pone en riesgo la tranquilidad de su comunidad.
Más que un relato sobre fútbol o conflicto ambiental, la película observa cómo un niño entiende el cambio, el miedo y la pérdida desde su propio punto de vista. “Queríamos mantenernos siempre en su mirada. No contar el problema desde fuera, sino cómo él lo vive: su comunidad, sus recuerdos, el misticismo que lo rodea”, explica el director cusqueño, Franco García Becerra.

«Raíz» es una película que observa la realidad con la sensibilidad de un niño que intenta comprender lo que pasa, y que encuentra en la amistad y en los Andes un refugio frente al cambio.
Orígenes de una historia andina
La historia de «Raíz» nació de una imagen que se grabó en la memoria de su coguionista Annemarie Gunkel. Durante una caminata a las afueras de Cusco, observó a dos niños pastores de ovejas intentando captar la señal de un partido de fútbol de las clasificatorias, mientras en la Plaza de Armas todo un escenario se preparaba para ver el mismo encuentro.
“El disparador fue ver cómo el fútbol puede unir, pero a la vez mostrar que existen distancias”, recuerda García. “Annemarie también tenía una relación cercana con una familia de Pacchanta, por Ausangate, que vivía de cerca las tensiones ambientales de la zona. Todo eso se juntó y ahí empezó la historia”.
El reto mayor fue encontrar al protagonista, Alberth Merma. En un primer momento, el pequeño fue descartado por su timidez frente a la cámara, pero reapareció en un taller de actuación organizado por la producción. “Volvió con esa sonrisa y ternura que lo caracteriza y nos convenció de inmediato”, menciona el director.

El filme, escrito por Annemarie Gunkel y Alicia Quispe, invita a reflexionar sobre infancia, cultura y medio ambiente, desde la mirada sensible de un niño andino.
Además, en el guion original, Feliciano —el personaje principal— tiene un perro y una alpaca, así que se pensó que encontrar a los animales perfectos para el rol también sería un proceso largo. Hasta que en una visita a la casa de Alberth presenciaron «magia»: “Llegamos a la comunidad de Upis y, de pronto, un perro negro saltó hacia él. Empezaron a jugar y apareció también la alpaca. Nos dijo: ‘Son mis mascotas’. Nos miramos y dijimos: esto no puede ser cierto”, cuenta entre risas.
Paisaje, idioma y autenticidad visual
Desde el inicio, el director tuvo claro que los paisajes andinos no serían solo un telón de fondo, sino un personaje vivo dentro del relato. Las filmaciones se realizaron en la provincia de Quispicanchi, en Ocongate y en los alrededores del nevado Ausangate, entre los 4.000 y 5.000 metros sobre el nivel del mar.
El resultado es un retrato íntimo de la relación entre las comunidades altoandinas y su entorno. “Queríamos mostrar un paisaje lindo, armonioso, puro, pero que pudiera estar en peligro”, explica Franco García Becerra.

La película peruana Raíz llegó a más de 70 festivales internacionales, poniendo en valor la riqueza cultural de los Andes.
Y añade: “Cuando algo es tan bello, cuesta más dejarlo, y uno lo defiende con más fuerza”. Esa intención marcó toda la dirección visual y sonora: los elementos naturales —el viento, el agua, el fuego— acompañan la historia con presencia propia, casi espiritual. «Trabajamos con el director de fotografía y el de sonido para que todo se sintiera natural, que se escuchara como realmente suena allá arriba”.
Es por esa razón, además, que filmar íntegramente en quechua resultó la forma más auténtica de contar la historia. “El idioma no es un impedimento, porque la historia es universal. El libreto está escrito desde esa mirada, y el elenco, que en su mayoría es bilingüe, aportó mucho desde su propia voz”.

“Queríamos mostrar la historia desde la mirada de un niño, con toda su sensibilidad y conexión con su comunidad”. —Franco García Becerra
Una potencial película rumbo a los Premios Oscar 2026
Después de su paso por más de 70 festivales internacionales, en países como Alemania, Japón, Suiza o Qatar, «Raíz» ha demostrado ser una historia universal, capaz de conectar con públicos de todo el mundo. “Es un niño, su sueño y sus animales. No hay nada más humano que eso. En Italia, en Turquía o en la República Checa, los niños se identificaban con Alberth”, cuenta el director.
Por otro lado, García Becerra notó que los temas ambientales de «Raíz» resonaban profundamente en cada país que visitaban. “En Francia, en México, en China… todos enfrentan sus propias versiones del mismo problema. Las empresas extractivistas afectan a distintas comunidades, y eso hace que la historia se sienta cercana en todas partes”. Un éxito que la perfila como una de las candidatas del Perú rumbo a los Premios Oscar 2026.

Los paisajes del nevado Ausangate son un personaje más en la película, reflejando la belleza y fragilidad de los Andes.
El director espera que la película sirva como un punto de partida para la reflexión y el diálogo. “Queremos llevar la película a comunidades y colegios para hablar sobre el futuro, escuchar lo que piensan los jóvenes y abrir conversaciones sobre el medio ambiente. Por más que parezca un problema distante, de alguna manera nos alcanza a todos. Tomar conciencia de eso es fundamental”.
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