Desde las aulas del Perú, tres psicólogos impulsan una revolución silenciosa: enseñar a los niños y jóvenes a conocerse, cuidar su salud mental y vivir con equilibrio. Con su programa Bienestar del Estudiante, Alivia Perú demuestra que la educación emocional puede cambiar no solo una generación, sino todo un país.

Por: Tony Tafur

En medio de una época donde la ansiedad, la hiperconectividad y la soledad marcan la vida de muchos jóvenes, tres psicólogos peruanos decidieron hacer algo distinto: prevenir en lugar de curar. Así nació Alivia Perú, una organización que busca transformar la forma en que las nuevas generaciones entienden la salud mental.

Su iniciativa estrella, “Bienestar del Estudiante”, es más que un programa educativo: es un movimiento para enseñar educación emocional desde los primeros años escolares. La propuesta, implementada ya en colegios y universidades del país, combina ciencia, empatía y herramientas prácticas para que niños, adolescentes y jóvenes aprendan a conocerse, gestionar sus emociones y construir relaciones sanas.

“Muchas personas nos decían que, si hubieran aprendido desde pequeños sobre emociones, autocontrol o cómo manejar el malestar, quizá no habrían caído en adicciones o en formas dañinas de regularse”, explica Valeria Sarria, cofundadora de Alivia Perú. “Ahí entendimos que la prevención debía empezar desde la infancia”.

Valeria Sarria.

Valeria Sarria.

Educación emocional con ciencia y cercanía

El programa integra conocimientos de neurociencia, psicología y bienestar físico en un lenguaje cercano y dinámico. Los estudiantes no solo escuchan teoría: viven experiencias. A través de ejercicios, juegos de rol, videos y reflexiones, comprenden cómo el sueño, la alimentación o el uso de redes sociales influyen en su estado de ánimo y concentración.

“No hablamos de la mente como algo abstracto”, comenta Andrea Ascenzo, psicóloga del equipo. “Les mostramos cómo una red social puede activar su dopamina, cómo una amistad sana reduce el estrés o cómo dormir bien cambia el ánimo. Cuando descubren que todo está conectado, empiezan a cuidarse de verdad”.

El objetivo, añade Alfredo Miró Quesada, es lograr que los alumnos “pasen de saberlo a sentirlo y aplicarlo”. Aprenden que el bienestar no es un destino, sino una práctica diaria donde cuerpo, mente y vínculos actúan como un sistema integrado.

Alfredo Miró Quesada.

Alfredo Miró Quesada.

Un aprendizaje que se adapta a cada edad

“Bienestar del Estudiante” fue diseñado originalmente para secundaria, pero la demanda lo llevó a expandirse a primaria y hasta a los primeros ciclos universitarios. Cada etapa tiene su propio lenguaje, ritmo y contenidos

“Un niño de primaria no aprende igual que un universitario, por eso adaptamos las dinámicas, los ejemplos y los recursos visuales según su edad”, detalla Valeria.

Además, conscientes de que la educación emocional solo funciona cuando toda la comunidad se involucra, Alivia Perú capacita a padres, docentes y directivos. Los talleres incluyen temas como prevención de adicciones, bullying, dependencia emocional y uso responsable de redes sociales.

“El bienestar del estudiante se construye en comunidad”, sostiene Andrea. “Cuando los padres acompañan con empatía y los profesores se convierten en ejemplo, el cambio se nota en todo el entorno”.

Andrea Ascenzo.

Andrea Ascenzo.

La era del aprendizaje audiovisual

Uno de los mayores retos del equipo ha sido adaptarse al nuevo modo de aprender de los jóvenes.

“Hoy los adolescentes aprenden más por TikTok y YouTube que por libros”, reconoce Alfredo. “Por eso tuvimos que rediseñar los contenidos: menos texto, más imágenes, más interacción y emoción”.

Esta apuesta por un aprendizaje más visual y vivencial ha sido clave para conectar con los estudiantes y hacer que el mensaje cale. Porque, como repite el equipo, las emociones no se enseñan: se experimentan.

Resultados que se sienten, no solo se miden

El impacto del programa no se mide únicamente con encuestas, sino con gestos reales: un estudiante que se atreve a pedir ayuda, otro que pone límites sanos o aquel que decide desconectarse un rato del celular para descansar.

“Cuando un joven empieza a reconocer lo que siente sin miedo al juicio, sabemos que algo cambió”, dice Andrea. “Eso vale más que cualquier cifra”.

Nuevos caminos hacia el bienestar

Lo que empezó como una iniciativa educativa ha crecido en múltiples direcciones. Hoy, Alivia Perú desarrolla nuevos módulos sobre sexualidad consciente, trastornos alimentarios y coaching deportivo emocional. Cada línea amplía su propósito: promover una cultura de salud mental basada en la prevención, la empatía y la conciencia.

“Si queremos ciudadanos responsables, debemos empezar por tener estudiantes saludables”, afirma Alfredo. “Cuando miremos atrás y veamos dónde comenzó el cambio, sabremos que empezó aquí”.

Sembrar bienestar es sembrar futuro

La visión de Alivia es clara: hacer del bienestar una práctica cotidiana.

“Educar en bienestar desde la infancia es sembrar futuro”, concluye Andrea. “Cuando una generación crece entendiendo sus emociones, toda la sociedad se transforma: se vuelve más libre, más justa y más humana”.

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