Esta es la tercera vez que las artistas y amigas, Mónica Cuba e Isabelle Decencière, se unen para una exposición. Con «De la mano de Nix» exploran el mundo de los sueños en su primera muestra para la Galería Indigo. 

Por María Alejandra López // Fotografías Cortesía de Galería Indigo 

Nix es la diosa de la noche en la mitología griega. La que engendró a hijos tan oscuros como Moros o Némesis y seres tan llenos de luz como Hipnos o Filotes. Las artistas peruanas Mónica Cuba e Isabelle Decencière no querían que su muestra se asocie con la parte más negativa de Nix, sino con aquella capaz de despertar la magia de los sueños.

«Nix tiene varias cosas sórdidas y oscuras, y ponerle ‘de la mano’ te hace sentir que estás acompañado. Es soñador y tierno», cuenta Mónica sobre el nombre de la exposición.

La muestra estará disponible hasta el jueves 28 de setiembre.

Amigas por el arte

Esta no es la primera vez que las artistas se unen para una muestra bipersonal. «Compartimos una energía lúdica y creativa muy parecida», explica Isabelle. Para Mónica, sin embargo, es más que eso: sus diferencias las atraen hacia un trabajo en conjunto.

«Ella hace ilustración y cerámica, y yo me dedico a la pintura. Ella tiene más energía y es más pícara, y yo soy de una escuela clásica donde me encierro a trabajar», agrega Mónica. «¡De alguna manera funcionamos muy bien!».

Los trabajos de Mónica están realizados en madera reciclada.

Mónica estudió pintura en la Escuela Bellas Artes del Perú y, gracias a su arte, ha viajado a Ecuador, Brasil y los Estados Unidos; Isabelle, por otro lado, estudió Artes Plásticas y Diseño Gráfico en L’École des Beauxarts de Valence (Francia) y Animación en los Estados Unidos. Ambas se conocieron en Barranco.

Isabelle expone sus trabajos en cerámica en la muestra bipersonal.

Escenario para soñar

Si bien Mónica es barranquina de corazón, llegó a la Galería Indigo, en San Isidro, para exhibir sus trabajos de arte utilitario. «Realizaba muebles, cajas y piezas de escritorio. ¡Se vendían muy bien!», cuenta.

Para su segunda muestra con Isabelle, Pájaros en la cabeza, recién descubre la madera reciclada. «No tenía el dinero suficiente para elaborar las piezas de nuestra nueva exposición. Así que me fui a un aserradero y descubrí los desperdicios. Me encantó trabajar con esa madera», recuerda. 

Mónica Cuba durante la inauguración de la exposición en la Galería Indigo.

En De la mano de Nix, los trabajos de Mónica destacan por no estar totalmente intervenidos. En algunos, incluso, es posible apreciar la veta original de la madera. «La madera te pide que disfrutes el material y que no lo intervengas por completo. ¡Tuve que frenar mi mano en varias ocasiones!», explica.

«La propuesta» por Mónica Cuba.

Los sueños de sus trabajos, a su vez, se transmiten de una forma distinta a las piezas de Isabelle: de una manera más vinculada a la realidad. «Yo asocio Barranco con los sueños», cuenta Mónica. En sus pinturas, los grandes protagonistas son los gatos, los edificios y las personas que habitan en ellos: «Me encanta observar los balcones e imaginar qué está pasando detrás».

Pasión por la cerámica

A diferencia de los trabajos de Mónica -y sin perder la estética lúdica de la exposición- las piezas de Isabelle apuestan por la cerámica y la representación de sucesos alejados de la realidad. «Me inspiré en mis sueños, los sueños típicos que tienen las personas y en expresiones relacionadas a los sueños. Me divierte concretizar metáforas», dice Isabelle.

Isabelle Decencière junto a su obra, «Sueño trunco», el día de la inauguración.

Si bien ninguna de las artistas consideró el público infantil antes de hacer la muestra, ambas tienen un repertorio de trabajos ligados a los niños. Mónica ha trabajado muebles y murales para niños, mientras que Isabelle ha diseñando libros para los más pequeños. 

El ingreso a la exposición es libre.

Si hay algo en lo que ambas coinciden, aún sin darse cuenta de ello, es que las dos han podido conectarse con su lado infantil al hacer esta muestra. «Al crear, muchas veces mi niño interior es el que habla y las piezas terminan siendo muy lúdicas», enfatiza Isabelle. «¡Me he ido conectando con mi lado de niña y me gusta esa libertad de crear», añade Mónica.