No hay octubre sin turrones, pero tampoco setiembre. Mes en el que alistan las costumbres para tenerlas justas para el lanzamiento. Perú ya se comenzó a vestir de morado, y nosotros a vivir el bullicio de las Nazarenas y de aquellas crujientes y dulces maravillas que se hornean en sus alrededores.
Por Paola Miglio (@paola.miglio)
Así que sin más, de por las zonas tenemos dos recomendados hasta ahora, el mismísimo Nazarenas (Jr. Huancavelica 431, Lima) que en setiembre es mejor que en el mes siguiente porque no hay tanto apuro ni jarana en la pequeña panadería, y el de Don Víctor, que se vende en la tienda de doña Nelly (Jr. Chanchay 476, Lima) porque hace cuatro años que don Víctor ya no está y el único que conserva y practica la receta es su hermano Manuel. Fresco y de masa un tanto tostada, alberga una miel densa que se entrevera con los retazos de miga y forman un bocado listo para el café. Viene con toda la golosería encima para ustedes decidir cuánto aguantan sus dientes.
Uno que vino inesperado es el de Pan al Cubo, ese lo venden solo por delivery y apunta también a la masa bronceada y los palitos delgados, lo que hace que no pierda crocancia y se bañe generosamente con una miel intensa impregnada de aroma y sabor a frutos. Termina con pura gragea, como para que la dentadura no sufra y el cuchareo sea con confianza.
Con este turrón llego una sorpresa: un potente king kong, no exactamente el de la masa tradicional, pues esta vez la han reemplazado con masa recién hecha de alfajor para rellenarlo con gruesas capas de manjar de olla, dulce de camote y maní y dulce de membrillo y piña. Importante que a pesar de la cantidad de trabajo de olla que lleva dentro, no se desmorona y se puede partir con un corte limpio. Controlen la generosidad al servir que se va rápido.
Para acompañar, aún en estas tardes cuando nos sorprende el dían con un bajón de temperatura, un pisco acompaña a la altura cualquiera de las dos propuestas, el 1615 Italia Mosto Verde siempre es bueno tenerlo en la alacena, calidad/precio asegurada y diseño de botella que sigue creciendo en el tiempo.
Y si no, pues se van por algunos cafés de los de Milimétrica, que abrió hace unos meses local de Espresso Bar en la Av. Santa Cruz (Miraflores), y aunque no se vea también la entrada porque la tapan miles de motorizados mensajeros, ahí están vendiendo granos seleccionados de pequeños lotes de productores peruanos y trabajando uno de los mejores cafés de Lima.
Un extra para el entretenimiento: acabamos de terminar de ver la serie de Julia Child, Julia (HBO Max), basada en la estupenda cocinera que, de cierta manera democratizó la cocina francesa para el mundo. Y además de su cocina y pensamiento de avanzada, incluso a veces arrebatador para su marido (la apoyaba en todo, sin embargo siempre el pero salta), ahí pueden ver su manera de recursearse en los fogones (y en la vida) y el resultado de platos exigentes y estupendos.
Una cosa lleva a la otra y terminanos con el libro en mano: El Arte de la Cocina Francesa. Exquisita pieza para la colección y acción, donde no solo encontrarán las recetas sino también detalladas explicaciones y un acercamiento más real a una gastronomía tan retadora y determinante. Mi copia la conseguí en Book Vivant en español. Ya tienen el finde gozado y la semana servida.
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