Setiembre llegó con furia, y es que precisamente en este mes jóvenes profesionales de la gastronomía lo dieron todo en las finales de campeonatos mundiales que se celebraron por el mundo. Estuvimos presentes en algunos de ellos, y además de observar (y celebrar) su profesionalismo, notamos que queda mucho aún por recorrer en este nuevo terreno que se presenta como una interesante posibilidad.
Por Paola Miglio (@paola.miglio)
Perú, Latinoamérica en general, no está acostumbrada al concurso. Sí, se realizan algunos, pero esta práctica no está tan institucionalizada como en otros continentes del mundo. Los niveles de preparación y la importancia que se le da a una competencia mundial en Europa, por ejemplo, es brutal. Quedémonos solo con el Bocuse D´Or, de alta resonancia y nivel al otro lado del charco, y que sirve a muchos jóvenes como carta de presentación; casi inadvertido por estos lares, incluso irrelevante. Este tipo de actividades no solo sirven para medir el avance de otras regiones, sino también para conocer, confraternizar, aprender y retarse a uno mismo. Crearse mundo.
En Sídney, por ejemplo, hace una semana 50 bartenders se midieron en dos días de retos propuestos por el World Class de Diageo, que regresó a lo presencial después de haberse celebrado en modo virtual los años anteriores. Ahí, Luis Alza, bartender peruano de Don Nico, representó al país de manera sólida y resuelta, preparando todos los cócteles que se le indicaron y ante un jurado experimentado y una audiencia expectante (compatriotas incluidos). El bartender Joel Chirinos estuvo a su lado para acompañarlo en el camino, pero además tuvo el apoyo de su colega Diego Macedo en la traducción simultánea, importante para poder transmitir a cabalidad la historia de cada cóctel. Si bien Luis no se hizo de podía, esta experiencia se convierte en una herramienta importante que aprovechará en su día a día para seguir creciendo. El medirse en la barra con países que poseen una coctelería mucho más desarrollada, aporta, pero también nos hace reflexionar sobre la necesidad de seguir impulsando esta rama de la gastronomía que debe caminar en paralelo a la cocina.
Por Bogotá se horneaba otra final. Unos días después aterrizamos en Colombia para alentar a los dos peruanos que lograron pasar al último tramo regional del S.Pellegrino Young Chef (la final será en Milán en 2023). Ralf Zúñiga de Xoma (Lima) y Segundo Panduro de Maido (Lima), llegaron acompañados de sus mentores, los chefs Ricardo Martins (Siete) y Mitsuharu “Micha” Tsumura (Maido), para presentar sus creaciones junto con otros 12 participantes de Latinoamérica. Mientras Ralf apostó por remover conciencias con una receta de pescado que nace de la impotencia ante el reciente derrame de petróleo ocurrido en Ventanilla; Segundo se introdujo en el mundo picantero y rescató los valores de una tradición profunda y deliciosa con un plato basado en el cerdo: sesos, orejas y lengua. Ambos mostrando Perú, y que el talento joven está listo para tomar cocinas y escenarios. Solo el hecho de presentarse ya es ganar y quedar finalista, cruzar una barrera que los debe llenar de satisfacción, a ellos y a nosotros. Lo hicieron genial.
Regresemos a Australia, pues desde acá aguardamos expectantes los resultados de un peruano más que compite: Renzo Ruiz Román ha ido a la final del World Barista Championship (WBC) que se realizará en Melbourne. Lleva consigo esperanza, ganas, talento y café caturra natural del productor Gino Marín (finca Osopen, Villa Rica). Desde ya, suerte para este 27 de setiembre, estamos seguros de que se medirá con grandes como él (son 50 campeones nacionales de barismo del mundo), y que suceda lo que suceda, ya un paso más está dado.
Hace poco fuimos parte del jurado en un concurso interno de gastronomía que se realiza cada cierto tiempo en la escuela de cocina de la Universidad Católica del Perú. El entusiasmo de los estudiantes era evidente, y fomentar la competencia sana es indispensable ya desde las aulas. Es difícil, claro, sobre todo para quienes ya tienen carrera hecha desde muy chicos atreverse, vencer el miedo, pero creemos que es necesario para mejorar y estar al día con tendencias que luego podrán ser incorporadas al día a día. Del otro, del colega, por lo general, siempre se aprende, aunque no se gane. Y eso ya es una pequeña victoria.
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