El próximo inicio de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos en Santiago de Chile ha posicionado a la capital sureña como el nuevo destino turístico. En esta nota, conocemos su principales propuestas gastronómicas. 

Por Luis Martín Alzamora (@papeaperu)

Chile es un país reconocido por su industria vitivinícola y, actualmente, es el sexto productor mundial de vino. Pero no todo es vino en este país. Sus productos del mar son fantásticos, muy parecidos a los peruanos y aunque por mucho tiempo no le han dado un lugar preponderante a este tipo de comida, poco a poco está despertando esa curiosidad en los cocineros chilenos. Hoy, los grandes empresarios del sur se han unido con los chefs para ponerle foco a la industria gastronómica. De esta forma, hemos visto con mucho asombro cómo han salido adelante proyectos como la trufa negra chilena, el caviar de esturión y diferentes tipos de aceites de oliva.

Hace algunos años, Santiago dejó de ser esa ciudad en la que encontrabas pocas opciones para comer y en que la mitad de esas alternativas eran marcas peruanas que habían llegado a emprender al país del sur. Desde hace un tiempo se viene armando y va creciendo una movida gastronómica bastante interesante. Tres días en Santiago fueron suficientes para comprobar que están pasando cosas y que van en camino a ser un importante centro gastronómico de la región.

Buriana

 

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Es el restaurante del que todos hablan hoy en Santiago. Con apenas cinco meses abierto, ya es un referente de la comida italiana en la ciudad. Buriana fue bautizado por unos repentinos vientos del norte de Italia que llevan ese nombre y que sirvieron de inspiración para que Francesco Vanucci, su dueño, en complicidad con Stefano Ligori, chef ejecutivo del proyecto, diseñaran la carta. Un proyecto pre pandémico que sobrepasando mil y un baches, este año, finalmente, pudo ver la luz.

La carta consta de dos partes: la primera y bien cuajada propuesta tradicional italiana, con muchos platos clásicos y referentes del país europeo, como podría ser una bien lograda carbonara con guanciale y pecorino romando DOP, hasta una reconfortante polenta los domingos y feriados.

La segunda parte, un poco más atrevida y distendida, cuenta con una oferta de platos internacionales, mayormente de Asia, ya que en ese lugar del mundo vivieron ambos y les dejó una marca en su inspiración culinaria. Acá podremos encontrar gratas sorpresas, como por ejemplo un katsu-sando fabulosamente bien preparado e incluso platos más atrevidos, como una pasta cocida en vino tinto y pulpo al dente.

En Buriana las cocciones son perfectas, los pescados y mariscos llegan jugosos y firmes, la pasta siempre al dente, hecha en casa todos los días con una receta tradicional que Stefano heredó de su familia.

Los postres son una obra de arte, tanto visual como en sus sabores. Es probable que tengan el mejor helado de todo el país, helados frescos y hechos a diario, salen en la temperatura ideal para llegar a la mesa con la textura perfecta, con una cremosidad que pocas heladerías del mundo pueden mantener constante. Los jueves tienen música en vivo, lo que activa mucho la onda del lugar. Sin duda, Buriana tiene para más. Da gusto ver cómo un proyecto tan joven puede ser tan sólido y compacto en toda su propuesta. Realmente es un trabajo estupendo el de Stefano y Francesco.

Pulpería Santa Elvira

Un espacio lleno de rincones, detalles, recovecos, madera vieja y otros atractivos detalles,  además de una interesante sensación de viaje al pasado al entrar. Lo que ha hecho Javier Avilés y equipo en este lugar es mágico. Una propuesta que eleva el producto chileno con técnica contemporánea. Cocina creativa y honesta, la carta cuenta con 4 entradas, 4 fondos y 3 postres. “La idea es que vaya variando de manera casi diaria, según lo que llega más fresco ese día al mercado”, nos cuenta Javier. El resultado es envolvente, como estar almorzando en el comedor de nuestros abuelos con los sentidos estimulados por una cocina moderna y vibrante.

Amandine

Dentro del hotel Hyatt Centric encontramos este tesoro. Un bistró moderno, liderado por el talentoso chef belga Rudi Scholdis, un experto del caviar, que además es socio en la marca Kenoz, un hermoso proyecto de caviar chileno, con esturiones de origen caspio y con una crianza totalmente sostenible. Ahí se da nacimiento al caviar más austral del mundo, con los mismos atributos que un clásico iraní o ruso. Este producto es una de las estrellas de la casa. Se puede pedir degustación clásica en blinis con los diferentes toppings, o hasta como compañía de una sencilla pasta con mantequilla.

También hay que destacar el uso del esturión en todas sus formas. No sólo para el caviar, sino que acá utilizan el pescado entero, lo cual fue una hermosa sorpresa.

Rudi quiere que en Amandine la estrella sean los productos y busca tener los mejores para sus platos. Por ejemplo, los patos que usan son todos importados de Francia, lo mismo que el foie gras. Su trabajo con el pato es impecable, el confit que trajo a la mesa era la mezcla perfecta entre crocante y vibrante por fuera y jugoso adentro. Una delicia, lo mismo que el magret, cocido a la perfección, con una textura suave y a la vez sabroso. Realmente formidable. Un lugar para volver y seguir viendo su evolución.

Yum Cha

 

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Sin dudas, Yum Cha fue una de las sorpresas más emocionantes de la ruta. Va sólo en las noches, en un barrio poco tradicional y en un espacio pequeño, con solo 13 puestos repartidos en tres mesas y una pequeña barra.

Nicolás Tapia, la figura detrás de este lindo proyecto, nos cuenta sobre sus viajes por Asia, sus influencias y cómo terminó dándole vida al lugar.

El menú consta de 10 pasos, 8 salados con 2 postres y tienen como opcional una armonía de pasos con tres de diferentes orígenes, esta última, muy recomendable. Realmente sorprende lo bien que marida el té.  Además, el juego de temperaturas juega un papel importantísimo, ya que al ir enfriándose la bebida, vamos encontrando diferentes notas y características.

Toda la propuesta se basa en el mar chileno y el mundo vegetal, no usa carne vacuna o pollo. Ingredientes como algas, hongos, caracol y atún tienen brillo propio en cada preparación. Nicolás la tiene clara, no hay opción de dudarlo.

Yum Cha es de esos sitios en donde ni bien terminaste, ya estás pensando cuándo volverás para ver con qué sorprenderá Nico en su próximo menú.

La Popular

Un templo de la masa madre en Santiago. Panes muy bien logrados, sánguches contundentes y sabrosos, pizzas con onda y un local lleno de color y vida. La popular es un lugar divertido, acogedor, alternativo, donde nada es complicado ni estructurado. Gracias a sus ventanales, el taller de panadería es parte de la decoración y se hace muy entretenido ver el trabajo del pan. Afuera hornean panes al aire libre, lo que da un aroma al paraíso que envuelve todo el lugar como un abrazo de abuelo. Tadeo, el panadero y dueño está siempre presente, revisando que todo salga y que funcione como reloj. Tienen 2 locales y muchos proyectos en la cabeza. Parada fija para los amantes del pan.

Demencia

 

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Sentidos a mil. Un espacio que abre de noche y al ver que cierra a las 2 am, podemos dar una referencia de lo que encontramos. Muy buena comida, sin complicaciones, divertida y todo para compartir. El salón está dentro de una carpa de circo antigua, muy oscura y con un ambiente lúdico. Un DJ dentro de una jaula mueve la noche a su ritmo. Van avanzando las horas y el volumen va subiendo; la gente ya se va empilando.

La coctelería de autor está bien lograda y los mismos cocteles no paran de salir durante la noche, la comida va al medio y fuertes risas se unen al soundtrack del lugar. El plan de Benjamín Nast, su chef y propietario, es que el cliente pase un buen momento. Que se vuelva a casa satisfecho por la oferta gastronómica y por el momento que vivió en el local. Demencia aún está nuevo y tiene todavía un largo camino por desarrollar y evolucionar. Tocará volver en un tiempo para comprobarlo.

Bonus Track: Factoría Franklin

Factoría Franklin es el primer mercado gastronómico de Chile, ubicado sobre una vieja fábrica dentro del barrio que lleva ese mismo nombre y que mezcla diversas propuestas de comida de los locatarios, quienes tienen muy pequeñas plantas de producción. En este espacio, que viene a ser una especie de co-work para pequeños y nuevos proyectos que quieren empezar de manera ordenada, se juntan queserías artesanales, cervecerías, fiambrerías, vermuterías y más. Estas se unen a través de un mediano y radiante patio de comida. La onda es industrial y moderna. Una idea con onda europea y propuesta local. Muy entretenida y para volver seguido, ya que cada día se abren nuevos negocios en el lugar.

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