El sommelier José Bracamonte habla sobre sus infaltables a la hora de celebrar la Navidad
Por José Bracamonte
Este año celebro navidad con el elegido, el tinto argentino. Su viticultura se ha sentado en nuestras mesas y maridado nuestra gastronomía de manera impactante. Sus taninos, sus uvas, su equilibrio y, en general, su estilo de vino, nos encantó y hoy es líder en ventas. Así que decidí contar con la bodega mendocina, “Cuarto Surco”, que se pondrá en tendencia en el 2024, ya que lleva cuatro generaciones desarrollando un mundo viticultor que acaba de aterrizar en nuestro país.
Los vinos de Cuarto Surco nacieron en el seno de en una familia de tradición bodeguera con más de 80 años de experiencia y conocimiento del mundo del vino, cuya historia comienza con la llegada de Don Francisco Esteller, procedente de Valencia, España.
Tonelero de oficio, Don Quico se enamoró de la vitivinicultura, lo que lo lleva a comprar una pequeña finca y construir una bodega.
Francisco Pannocchia Esteller retoma el legado familiar, se cría entre la viña y la bodega, y luego de especializarse trabaja varios años en la industria vitivinícola. Finalmente, en el año 2008, decide emprender su propio proyecto. Francisco comienza con la producción y comercialización de vinos propios, siguiendo su propio criterio e intuición. Así retoma la herencia enológica, marcando un nuevo surco en la historia familiar.
Tuve el honor de degustar estos vinos antes de su llegada al Perú y mi paladar quedó absolutamente convencido. La importadora Invictus trae esta bodega y marca un antes y un después de productos de lujo con buenos precios.
Identidad del terruño y del varietal
Sus fincas están estratégicamente ubicadas en el Alto Valle de Uco, distrito de la Consulta, San Carlos, provincia de Mendoza. A 33 grados de latitud sur, la finca se ubica en el punto geográfico óptimo para el cultivo de la vid, esta región se caracteriza por una gran diversidad de suelos, limitadas lluvias, y más de 300 días de sol.Factores perfectos para el desarrollo de vinos premium.
Con una capacidad de 10.000.000 de litros, divididos en piletas de 10.000, 20.000 y 30.000 litros. La cava está preparada para la estiba de 1.000.000 de botellas y 2.000 barricas de roble, 70% de origen francés y 30%, americano.
Entrevisté a don Francisco en su paso por Perú, probamos sus vinos y me mencionó una frase muy bonita cuando le pregunté: ¿Cómo es que sus vinos son tan terciopelados y finos en nariz y boca?
“Mantener en el tiempo el corazón de una familia es saber descubrir el secreto de cada momento de la vida. El espíritu de la fuerza y la juventud de los hermanos. La sabiduría de los padres y el magnífico encuentro de toda la familia”, me dijo.
Esta frase me hizo recordar lo que los grandes productores europeos mencionan de sus vinos. Cómo se mantiene un legado, cómo se dibuja un surco, cómo se graba el fenómeno constante del vino llamado “Calidad puesto en una botella”. Y que todo queda en la familia.
En esta degustación nos acompañarán dos líneas de la bodega:
1.- Latente, la línea emblemática de Cuarto Surco, pensada a partir de la más profunda pasión por revivir las raíces de la historia familiar. Esta marca está en el ADN de la bodega, simboliza la herencia y las raíces arraigadas de entusiastas generaciones que fueron reversionando la forma de hacer y comercializar el vino, conectados con el mismo sentimiento y en sintonía con la sabiduría de la planta.
El enfoque y la visión de Latente es preciso y conciso: hacer vinos ricos, ágiles, frescos, frutados, para que la gente consuma más vino, que lo encuentre como algo cercano y cotidiano, “como lo era antes”. Probaremos la versión reserva Cabernet Franc.
2.- Pleno, simboliza la línea emblemática de Cuarto Surco. Es la marca icónica, con vinos complejos, envolventes, sofisticados y con un prolongado potencial de guarda. Cada etiqueta descansa en barricas de roble francés de primer uso entre 8 y 10 meses. Las uvas provienen del prestigioso distrito Los Chacayes, en Tunuyán. Probaremos dos versiones, un Malbec de tres microterroirs y un blend, de Malbec, Cabernet Franc y Cabernet Sauvignon, ambos reservas de película.
“En Pleno expresamos la pluralidad de expresiones como en una mesa de familia. Lo importante es la mirada común y la complejidad de las relaciones, siempre buscando la felicidad final”, concluye Pannocchia.
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