El sismo más mortífero en medio siglo arrasó infraestructuras clave y desató una crisis humanitaria. Myanmar solicita ayuda internacional urgente
Por Redacción COSAS
Un violento terremoto de magnitud 7.7 sacudió este viernes 28 de marzo la región fronteriza entre Myanmar y Tailandia, con epicentro ubicado a solo 17 kilómetros de Mandalay. Según una alerta roja emitida por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), el sismo podría haber dejado un saldo preliminar de más de 10,000 muertos y miles de heridos, aunque las autoridades locales aún no confirman cifras oficiales. La devastación alcanza a ciudades clave y ha generado una emergencia humanitaria en ambos países.
Minutos después, una fuerte réplica de magnitud 6.4 volvió a sacudir la zona, aumentando el caos y dificultando las labores de rescate. El USGS ha calificado este movimiento telúrico como el peor terremoto en la región en los últimos 50 años. Sismólogos explicaron que la combinación de poca profundidad y la fragilidad de las construcciones en la zona multiplicaron el impacto destructivo.

Este mapa del USGS muestra hasta dónde se pudo sentir la intensidad del terremoto
El panorama tras el sismo
La situación en Myanmar es particularmente grave debido a la combinación del desastre natural con el conflicto civil que vive el país. En Mandalay, ciudad cercana al epicentro, se informó el colapso total del aeropuerto internacional después de que su torre de control se derrumbara, dejando cinco técnicos fallecidos. En el ámbito religioso, la histórica mezquita Shwe Phone Shein se vino abajo durante las oraciones del mediodía, sepultando a al menos 10 fieles según testimonios de sobrevivientes.
El patrimonio cultural resultó gravemente dañado, con el icónico Palacio Real de Mandalay y varios monasterios budistas presentando grietas estructurales que ponen en riesgo su integridad. Uno de los puentes más antiguos sobre el río Irrawaddy, vital para el transporte regional, colapsó completamente cortando una de las principales rutas de suministros. En la capital Naypyidaw, el hospital general de 1,000 camas colapsó parcialmente, obligando a atender a cientos de heridos en los jardines exteriores bajo condiciones sanitarias precarias.
La junta militar, que gobierna el país desde el golpe de 2021, declaró estado de emergencia en seis regiones y realizó un inusual llamado a ayuda internacional. «Necesitamos apoyo humanitario urgente, especialmente equipos médicos y de rescate», admitió el portavoz militar Zaw Min Tun en una conferencia de prensa inusual. Este gesto es particularmente significativo dado el tradicional aislamiento del régimen militar.

Los rescatistas se reúnen en el lugar del derrumbe del edificio
Emergencia en Tailandia y respuesta regional
En Tailandia, el sismo se sintió con especial fuerza en Bangkok y otras ciudades importantes. El distrito de Chatuchak en la capital tailandesa fue escenario de una de las tragedias más visibles cuando un rascacielos de 30 pisos en construcción colapsó completamente en cuestión de segundos. Las autoridades confirmaron la muerte de tres trabajadores y reportan 90 personas desaparecidas entre los escombros, mientras equipos de rescate trabajan contra reloj.
El impacto en infraestructura hotelera generó escenas dramáticas cuando el agua de las piscinas en azoteas de varios hoteles de lujo se precipitó a las calles, generando inundaciones repentinas. Como medida de precaución, las autoridades ordenaron la suspensión temporal del servicio de metro y la bolsa de valores, generando caos en el transporte y las finanzas de la capital tailandesa.
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La primera ministra Paetongtarn Shinawatra interrumpió una gira oficial para coordinar personalmente la respuesta a la emergencia. «Estamos movilizando todos los recursos disponibles para operaciones de rescate y evaluación de daños», señaló desde el centro de operaciones de emergencia que se estableció en el edificio gubernamental. El ejército tailandés desplegó unidades especializadas en rescate urbano para apoyar los esfuerzos en las zonas más afectadas.
Crisis humanitaria y respuesta internacional
La magnitud del desastre se ve agravada por el complejo contexto político y social de Myanmar. Las sanciones internacionales vigentes contra la junta militar y el conflicto civil en curso limitan severamente la capacidad de respuesta local. Las redes viales dañadas, con varios puentes estratégicos colapsados y carreteras cortadas por grietas, están obstruyendo el acceso a comunidades rurales donde se teme que el número de víctimas pueda ser especialmente alto.
Los sistemas de salud en ambas naciones están operando al límite de su capacidad. En Myanmar, los hospitales principales reportan escasez crítica de suministros médicos, camas y personal calificado. La Cruz Roja Internacional alertó sobre el riesgo de que varias represas dañadas puedan colapsar, lo que generaría inundaciones adicionales en zonas ya devastadas. Las previsiones meteorológicas anuncian lluvias torrenciales en las próximas 48 horas, lo que complicaría aún más las operaciones de rescate.

Los rescatistas trabajan en el lugar del derrumbe de un edificio en Bangkok
La comunidad internacional ha comenzado a movilizar recursos para hacer frente a la catástrofe. La Organización Mundial de la Salud activó su sistema de emergencias global y está preparando envíos masivos de suministros médicos desde su centro logístico en Dubái. Francia, a través de su embajada en Bangkok, ofreció apoyo logístico y técnico inmediato. Mientras tanto, organizaciones humanitarias como Médicos Sin Fronteras están reorientando sus equipos en la región para priorizar la respuesta al terremoto.
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